Me levanté con el terrible dolor de cabeza, hace mucho que no sentía la resaca, cuando quise abrir los ojos, me ardió mucho, ayer olvidé quitarme las lentillas y como era de esperar se habían movido, toqué la mesa y cayó algo. –¿Quién es? –preguntó Hans al levantarse –. Eloise. –Perdón –hablé con los ojos cerrados –. Solo voy al baño y ya te atiendo. Me metí al baño y batallé para quitarme las lentillas, fue más difícil de lo que esperaba, me ardían mucho los ojos, el cabello está alborotado, al menos debía bañarme antes de salir, tenía que verme bien. –Eloise, ¿estás bien? –preguntó del otro lado. –Ah, sí –respondí –. Solo me estoy arreglando el cabello. Ay no, ¿qué iba a hacer ahora? No podía permitir que me viera con gafas, sin maquillaje y encima con el cabello alborotado.