POV Herse No era el lugar más bonito ni el más lujoso. De hecho, era muy pequeño, tanto que ni siquiera una persona podría vivir allí. Sin embargo, era para lo que alcanzaba. Sentía una mezcla de resignación y tristeza, pero intentaba mantener la fortaleza. —Perdóname por involucrarte en mis problemas, Eduina. Sé que tomé decisiones precipitadas y sobre todo, prácticamente te obligué a acompañarme. Cada palabra que pronunciaba llevaba el peso de la culpa y la vergüenza por haber arrastrado a Eduina a su difícil situación. —¿Obligarme? Señorita, usted no me obligó a nada. Desde un principio le dije que siempre la acompañaría, pase lo que pase, y que no la dejaría sola. Eduina hablaba con una firmeza que desbordaba lealtad y afecto. Sus palabras eran un bálsamo, llenándome de energía, p