Intentado recuperarla.

1791 Words
Un par de días después. La secretaria de Ariadna ingresó a la oficina de la joven y le recordó de la invitación de un Congreso a realizarse en Los Ángeles – California. Ary se llevó la mano a la frente, lo había olvidado por completo, de inmediato, llamó a su novio. —Alonzo, buenos días para recordarte el congreso de Los Ángeles. — Al escuchar el tono de voz de él, se le hizo notorio que su novio recién despertaba. —Ariadna hazte cargo tú, estoy con muchas ocupaciones aquí. Ella arrugó su frente con molestia. —Al congreso deben asistir el presidente y el vicepresidente comercial, y somos nosotros. Alonzo suspiró por el teléfono. —Mi amor te recuerdo, que en este momento el presidente de la empresa es mi primo Nick viaja con él. Te dejo, tengo asuntos pendientes. Ariadna apretó sus dientes,molesta, luego de varios minutos se dirigió a la oficina de Nicholas golpeó la puerta, antes de entrar. —¡Adelante! —dijo él. La mirada de Nick se iluminó, sonrió al verla ahí frente a él en su oficina, claro que en esos días se había encargado de enviarle flores, chocolates. Ella todos los detalles los mandaba a tirar al bote de la basura y evitaba en lo posible encontrarse con él. —¿A qué debo el honor de tu visita? —inquirió. Ella lo miró muy seria—. Solo vengo a avisarte que mañana tenemos que ir a Los Ángeles, por un congreso, dura un par de días. Ariadna salió sin decir más. Nick sabía que esa era la oportunidad, que estaba esperando para estar con ella a solas y reconquistarla. Al día siguiente los dos se encontraron en el aeropuerto. Nick suspiro al ver a Ariadna tan hermosa como la recordaba, la joven iba enfundada en unos jeans que se ajustaban a su espectacular figura, una blusa en tono rosa y una chaqueta blanca. Ariadna se estremeció al verlo tan atractivo con esa camisa verde, y esos pantalones negros. —Buenos días Nicholas —saludó Ary con voz seca. —Hola, Ariadna, recuerdo que antes me llamabas Nick. ¿A qué se debe el cambio? —A que nosotros solo tenemos una relación profesional, así que te pido mantener tu distancia. Ariadna caminó hacia la sala de embarque del aeropuerto. Nick fue tras de ella, negando con la cabeza. «Eso es lo que piensas mi amor». Durante el viaje Ariadna fue poniendo a Nicholas al día en todo lo referente a la exportadora, él a cada instante buscaba un acercamiento con ella, y aunque Ary fingía molestia, por dentro se derretía. Minutos después llegaron a los Ángeles, un auto enviado por los organizadores del evento los trasladó al Beverly Hills Hotel. —Hola —saludó Ary a la joven recepcionista—. Tenemos reservadas dos habitaciones. —Bienvenidos, ya reviso. ¿A nombre de quién está? —Ariadna Rinaldi y Nicholas Grimaldi. La recepcionista empezó a buscar, y se dirigió a la joven. —Tengo reservada una de las suites para los esposos Grimaldi, imagino que son ustedes. —Debe existir un error señorita. Nosotros no... Nick sonrió e interrumpió: —Nos entrega nuestras credenciales, por favor. Ariadna lo miró arrugando la nariz. La señorita de recepción de inmediato le otorgó la tarjeta de la suite, el botones se encargó del equipaje, mientras Nick tomaba del brazo a Ariadna y a la fuerza le llevaba al ascensor. —Esto fue planeado por ti —reclamó apretando los dientes—, pero no te vas a salir con la tuya. ¡Te lo aseguro! —amenazó Ariadna furiosa. —Si lo hubiese planeado, no me habría sido tan perfecto. Averigua bien — contestó Nick, con una gran sonrisa en los labios. Una vez que llegaron a la confortable suite. Ariadna lanzó su bolso a uno de los mullidos sillones de piel. Enseguida sacó su móvil de la chaqueta y llamó a su asistente, quien le indicó que la persona que apartó la suite había sido la secretaria de Alonzo. —Consígueme una habitación en cualquier otro hotel —ordenó Ariadna. —Licenciada todo está copado, recuerde que cuando hay estos Congresos los alojamientos se llenan. Ary resopló y colgó la llamada, presionando sus puños con fuerza. —No te enojes Ariadna, todo tiene solución. Ary tomó un cojín, y se lo aventó a Nick muy enfadada. —Ni creas que voy a compartir la habitación contigo. Nicholas no respondió, y se acercó a los grandes ventanales, observó el exterior del hotel y el paisaje que mostraba la ciudad, luego de unos minutos de silencio sacó de su maleta la supuesta carta que Ariadna le había escrito. —Ten léela —extendió el papel a ella. Ary tomó la hoja en sus manos, la empezó a leer. «Nick quiero pedirte perdón por no casarme contigo, pienso que somos demasiado jóvenes como para unir nuestras vidas, además yo tengo otros intereses y también considero que no estoy tan enamorada de ti. Espero no me odies y seas feliz» la carta tenía en la parte de abajo su segundo nombre Marcela. Ary se llevó la mano al pecho, su entrecejo se frunció, miró aquella nota, una y otra vez, entonces supo que alguien había falsificado su letra. —Yo nunca escribí eso, se parece a mi grafema, pero no... —aseveró. —¿Cómo pudiste creer en esa carta?, ¿Por qué no me buscaste? — inquirió Ariadna indignada. Nick parpadeó sintiendo un hondo vacío en su pecho. Su mirada se llenó de tristeza y confusión. —Mi mamá me dijo que esa mañana te había visto salir de la mano de un muchacho de tu casa y que tú misma le entregaste esa carta. —Ariadna negó con la cabeza, sollozando. —Yo jamás crucé palabra con tu madre, recuerda que ella me detestaba, te mintieron Nick. —Cogió su bolso y salió enojada, contrariada, dolida, se fue a caminar para calmarse. —Entonces… ¿Quién inventó esa mentira? —Se cuestionó pensativo. —¿Habrá sido mi madre capaz? — habló en voz alta, y arrugó aquel papel con toda su fuerza. Salió corriendo tras de Ariadna, no la encontró, regresó a la suite, se sentía tan culpable por haber confiado en su madre, pero: ¿Qué hijo podía dudar de la palabra del ser que le dio la vida? —Aunque sea lo último que haga Ariadna, voy a conseguir tu perdón. ***** Ariadna caminaba por las inmediaciones del hotel sumida en sus pensamientos, necesitaba poner en claro sus ideas. Lo ocurrido con Nick le hizo pensar que todo fue una trampa para que él, y ella no se casaran, a pesar de eso, no dejaba de sentir tristeza y dolor por la desconfianza de quien juró amarla. «Si él hubiera hablado conmigo, a estas alturas ya estaríamos casados» dijo en su mente. Se sentó en un camastro, cerca de la piscina, presionó sus ojos, derramando un par de lágrimas más. Luego recordó la cita que tenía con un antiguo amigo, entonces se dirigió al restaurante en donde Mike Sanders la esperaba, al llegar él no se encontraba aún en el lugar, por lo que se encaminó al tocador y retocó su maquillaje, luego volvió a la mesa, y tomó asiento. Solicitó un Gin tonic. Se llevaba una cereza a la boca cuando escuchó una voz varonil. —Perdón por la demora mi bella dama. Mike besó la mano de Ariadna en forma de saludo, ella sonrió con amabilidad. —Tranquilo, apenas acabo de llegar, que gusto verte. —Al contrario, el placer es mío, no siempre se tiene la suerte de almorzar con una mujer tan hermosa como tú. Ariadna sonrió al galanteo de su amigo, claro que ella no era de ese tipo de personas que se iban a la cama con el primero que aparecía, a pesar de que conocía a Mike ya algunos años atrás. El almuerzo continuó en medio de las risas y coqueteos de parte él para Ariadna —Buenas tardes —irrumpió la amena reunión Nick, quien con la mirada fulminó al acompañante de Ary. —¿Interrumpo? —Mike quiero presentarte al presidente de la farmacéutica: Nicholas Grimaldi —informó mirando a su amigo—. Él es Michael Sanders, dueño de Century, y organizador del congreso —explicó a Nick. Ambos extendieron y estrecharon sus manos en señal de saludo. —No sé si estoy confundido, recuerdo que el presidente de la farmacéutica es Alonzo Grimaldi, tu novio —habló Mike. Nick se sentó en la mesa, sin ser invitado a hacerlo, acto que molestó a Ariadna. —Soy el presidente encargado, mi primo Alonzo se encuentra en Miami, y no creo que sea bien visto que su novia esté almorzando con un hombre que no es él. Mike ladeó los labios ante los celos de Nick, bebió un poco de vino, mientras Ariadna lo acribillaba con la mirada. —Eso es un asunto entre Alonzo y yo, además él conoce muy bien a Mike — comentó ella con gran molestia. Sanders se puso de pie. —Mi querida y bella dama, me despido, no quiero causarte problemas. Te espero esta noche en la discoteca del hotel. No lo olvides —pronunció guiñandole un ojo—. Por cierto, señor Grimaldi, usted también está invitado, es un cóctel de bienvenida. —Le dio un beso en la mejilla a Ariadna. —No faltaré a la fiesta, cuenta con mi presencia —aseguró Ary. Nick intervino. —Ahí estaremos señor Sanders, gracias por la invitación. —Los esperamos esta noche. —Mike sonrió a Ariadna y se marchó. Nick estaba furioso, estallaba de celos. —¿Qué crees que haces Nicholas Grimaldi? —increpó Ariadna molesta con él. —Yo no hice nada, pero no me parece correcto que te exhibas de esa manera, eres una dama. Ary le sonrió con picardía. —¿Quién te asegura que lo soy?, han pasado cinco años Nick y no sabes nada de mí. —No es necesario, te conozco demasiado bien Ariadna, no eres ese tipo de mujer —afirmó Nick. —Si tanto confiabas en mí, ¿Por qué creíste en esa carta?, yo nunca me hubiera excusado, a través de un papel. Te lo habría dicho de frente —gritó Ariadna alterada, se puso de pie y se fue del restaurante. Nicholas salió tras de ella. —¡No entiendes que quiero estar sola! — exclamó. Nick se asustó por la reacción de la joven, sabía que Ariadna tenía un carácter fuerte, sin embargo, ella jamás le levantaba la voz cuando fueron novios en el pasado. Nicholas desistió de seguirla incomodando hasta que se calmara.
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