Sigues siendo mía.

1459 Words
Ariadna se soltó de los brazos de su novio. —No aprendes a tocar la puerta antes de entrar —reclamó Alonzo—. Te estuve esperando en mi oficina y no llegaste, tengo que dejar la ciudad por un mes, viajo a Miami y te quedas a cargo de la empresa —ordenó. Nick elevó ambas cejas, se desconcertó al escucharlo, pero sabía que era una buena oportunidad para estar cerca de ella. —Alonzo yo no tengo experiencia en este tipo de negocio, considero que Ariadna está más capacitada que yo. —Nicholas no te puedas hacer para atrás, existen cláusulas en nuestra familia que veo tú las desconoces. Nick frunció el ceño. No comprendía a qué tipo de reglas se refería su primo Alonzo. —¿A qué te refieres? —Solo los miembros de la familia Grimaldi pueden quedarse a cargo de los negocios. Un derecho exclusivo que nos dio a los varones, y bueno un poco más de condiciones que ya te irás enterando, por ese motivo la única persona que puede quedarse a cargo de la empresa eres tú, pero no te preocupes Ariadna sabe muy bien el manejo así que ella te va a ayudar. Nick, la observó, y la chica esquivó la mirada. —Tranquilo Nicholas, te colaboraré —habló Ay, para disimular ante Alonzo—. Tú simplemente tienes que firmar. Es lamentable, pero solo los Grimaldi de sangre pueden manejar la empresa, condiciones de don Stefano —explicó cruzándose de brazos. —Jessica deberá someterse a todas las reglas que el abuelo impone para ser parte de la familia Grimaldi —comentó Alonzo abrazando a Ariadna. — ¿Condiciones? ¿Hasta para escoger esposa? —preguntó Nick, arrugando su frente. —Sí, Nicholas y son algunas del siglo pasado —empezó a hablar Alonzo—. Para ser esposa de un Grimaldi tu novia debe gozar de excelente salud, ser fértil, no poseer enfermedades mentales, ni ella ni ningún m*****o de su familia, además de tener una carrera profesional —enumeró con sus dedos, entonces lo miró de manera inquisidora—. Y la condición más importante para casarse con un Grimaldi es que tu futura esposa debe ser virgen, comprobado por un médico que la familia designa. Nick observó a Ary, no pudo evitar sonreír, ella se ruborizó de inmediato, sabía lo que estaba pensando él. —Mi chica cumple con todos los requisitos, el abuelo siempre comentó que no podía haber escogido mejor novia. Nick se preguntó en su mente: «¿Cómo hiciste eso Ariadna?, si un día antes de nuestra fallida boda, fuiste mía». Alonzo aprovechó para besarla en presencia de él, claro que Nick era demasiado suspicaz. «Entonces eso me da a entender que entre Alonzo y tú no ha pasado nada. Sigues siendo mía» volvió a sonreír, esta vez con suficiencia. Ary se sentía incómoda con las miradas y las sonrisas que Nick le brindaba, entonces Alonzo aprovechó para llevar a su primo a recorrer la farmacéutica y darle varias indicaciones. Mientras Alonzo le explicaba el manejo de la empresa, la mente de Nick estaba en otro lado. «Necesito hablar con Ariadna ella y yo debemos aclarar muchas cosas» Después de esa interminable charla, Alonzo se despidió, indicando que tenía un almuerzo de negocios, que en realidad era una comida con una de sus amigas. **** La asistente de Ary, informó que Alonzo, abandonó la empresa, entonces la joven aprovechó para tomarse un descanso, la cabeza le estallaba de tanta presión. Luego de ingerir un par de analgésicos se recostó en el mullido sofá de piel de su oficina, se colocó los audífonos y encendió su IPod, seleccionando un playlist que la relajaba. «Me enamoré de ti by Chayanne» empezó a sonar: «... Si no estás conmigo quedo entre la nada, me muero de frío. Ay, cuánto te amo, si no es a tu lado pierdo los sentidos...» Esas notas se clavaron en lo más profundo de Ary, cuánto tiempo había pasado desde que, gracias a Nick, percibió el frío de la soledad. Desde ese entonces tan solo vivía porque respiraba, más no porque sentía, su corazón se había congelado en su interior, y ahora él estaba de regreso, y tan solo con su presencia empezaba a derretir aquel témpano de hielo con el que lo resguardó. Nick aprovechó para entrar de nuevo a la oficina de Ariadna, su clara mirada se clavó en la figura de ella, entonces aseguró la puerta evitando que los interrumpieran. Su corazón bombeaba con fuerza, sus pasos eran sigilosos, se detuvo al pie de ella, y la contempló, deleitándose con su angelical rostro, su tersa piel, aquellos labios carnosos y sensuales que provocaba comérselos a besos, entonces no pudo resistir más, se inclinó ante ella, y le rozó los labios con los dedos. Ary abrió sus ojos de golpe, se sorprendió por aquella caricia, entonces se reflejó en ese mar azul que era la mirada de él, su corazón golpeó con fuerza. —¿A ti no te han enseñado a golpear antes de entrar? —susurró arrugando el ceño. Nick, ladeó esa sonrisa, tan suya, y que a ella le fascinaba. Tú y yo tenemos una conversación pendiente. —murmuró acercando su rostro al de Ary, mientras sus dedos recorrían el contorno de su cara, palpando la suavidad de su piel. —Las cosas quedaron claras. — Ariadna trató de sonar serena, pero, lo cierto, era que aquel roce, la estremecía. Nick, dejó de acariciar el rostro de ella, para deslizar sus manos hacia el elegante cuello de la chica. —Explícame algo mi querida Ariadna. ¿Cómo hiciste para engañar a mi primo, haciéndole creer que eres virgen, cuando tú y yo sabemos que no es así? Ariadna fijo sus negros ojos en él, intentó incorporarse, pero Nick, no se lo permitió. —Eso no es problema tuyo Nicholas. Él se acercó demasiado a ella, entonces Ary pudo apreciar el calor de su aliento, percibió aquel aroma a cuero que activaba sus sentidos. Los dedos de Nick, viajaron hasta la punta de los senos de la joven, sonrió al percatarse cómo se irguieron ante su roce. —Vine a recordarte que eres mía, y que ahora que te encontré no pienso perderte una vez más. —Acercó sus labios a los de ella, la besó con pasión. Ariadna se quedó paralizada. Trató de resistirse, no podía demostrar debilidad, se suponía que ella lo odiaba, al final terminó cediendo, correspondió al beso con la misma pasión que la de él degustando ese sabor a menta, tan característico de Nick enseguida enredó sus dedos en las hebras del oscuro cabello de él. Los besos se volvieron intensos, las manos de él retornaron a la figura de Ariadna, su corazón se llenó de luz, al saber que ahora todo era real, y no una más de sus tantas fantasías. Abandonó los labios de Ary, y bajó hasta su elegante cuello. La chica hizo su cabeza hacia atrás, dándole mejor acceso a él. La percibió vibrar con su caricia, y se deleitó con los suaves gemidos que salían de la boca de ella. —Mi amada Ariadna —susurró él, enloquecido de amor por ella. Ary casi no podía pronunciar una palabra. Nicholas tenía mucho control sobre su ser. —Nick por favor —rogó. Él no supo que le imploraba, si deseaba que se detuviera, o al igual que él anhelaba proseguir y hacerse uno solo, como en el pasado. —Pídeme lo que sea —pronunció él, sintiendo su incómoda erección. —Esto no es correcto —susurró Ary, entre gemidos al sentir cómo las manos de Nick, empezaron a recorrer sus muslos, avanzando con lentitud hasta llegar a su centro. —¡Oh por Dios! —exclamó ella. Desde que tuvo su primera vez con Nick, un día antes de la boda, Ary no había estado con nadie más y aunque él, sostuvo una que otra relación, ninguna mujer le llenaba como Ariadna, solo ella tenía la capacidad de enloquecer de pasión, y de hacerlo sentir vivo. Ella era consciente de que, si lo dejaba seguir, no podría negarse a Nick y entonces sucumbiría, y lo único que deseaba era vengarse de él por su desplante. Haciendo acopio de la poca fuerza de voluntad que le quedaba, lo empujó y le lanzó una fuerte bofetada. —No se te ocurra volverme a tocar —amenazó Ariadna, se puso de pie, arreglando su vestido, caminó con las piernas temblorosas hasta la puerta, y la abrió, para que él abandonara su oficina. Él besó su mejilla, sus pasos lo aproximaron a la salida, antes de irse se detuvo frente a ella. —Esto no ha terminado —advirtió.
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