¿Un heredero en camino?

1310 Words
—Creo que haber regresado contigo fue un error —mencionó Ary soltando el aire contenido en sus pulmones—, estás comprometido con ella, es lógico que quieras formar una familia —pronunció con la voz entrecortada al imaginar que él cediera a la voluntad de Consuelo, eso le causaba mucho dolor. —Con la única persona que yo formaría una familia es contigo Ariadna, no digas que lo que nos une es un error, nosotros nos amamos. —Sí, pero de nada sirve amarnos, tenemos compromisos con nuestros padres, tú cumplir el último deseo de tu madre y yo sacar a mi papá de la cárcel y eso significa que tú debes seguir con Jessica y yo casarme con Alonzo. Nick se puso en cuclillas, tomó de las manos a Ariadna. —Por favor, amor no hagas eso, te lo ruego Ary, yo me moriría de tristeza, yo no soporto verte en brazos de otro. Nick se arrodillo ante ella suplicante, el tono de su voz era lastimero y su mirada estaba cargada de tristeza. Ariadna no sabía que responder en ese momento, parpadeó para liberar su dolor, entonces gruesas lágrimas brotaron de sus cuencas oculares. —Por favor Nick no hagas eso, ponte de pie —solicitó Ariadna con voz fragmentada. —No tienes idea del dolor que siento, solo de imaginar que te cases con él, no puedo perderte, no lo acepto, no me resigno. —¿No crees que es algo egoísta de tu parte? —increpó dolida—, no sabemos cuánto tiempo le quede de vida a tu madre, imagino que mientras llega el desenlace tú debes permanecer junto a Jessica —masculló con la mirada nublada de aflicción. —yo vendría siendo tu amante? —aseveró Ariadna, también muy afligida, con una opresión en su pecho, y lágrimas que rodaban por sus mejillas. —¡No! —gritó él —no digas eso, tú nunca serías mi amante, eres el amor de mi vida, la mujer que más amo en el mundo. Los labios de Nick temblaron, su azulada mirada se clavó en los pozos negros de Ary, sus cuencas oculares se llenaron de lágrimas. Ariadna tenía razón, no podía ser tan egoísta, a pesar de que la amaba como nadie, sabía que no era justo para ella. —Nick lo nuestro debe terminar —expresó, intentando limpiarse el rostro de las lágrimas que rodaban por sus mejillas. —No Ary no, no lo acepto, por favor mi amor, debemos encontrar una salida. —¡Es que no la hay! —gritó ella alterada, se aproximó al escritorio y tomó el folder y lo lanzó a Nicholas—. Esa es mi condena de muerte. —Se abrazó a sí misma y gimoteó. Nick resopló se inclinó y tomó esos documentos, con su mirada nublada por las lágrimas, lo leyó, entonces presionó sus dientes con tal fuerza que su mandíbula dolió, enseguida se acercó a ella, buscó los labios de Ary la besó con desespero, no se resignaba a perderla. —¡Suéltame Nicholas! —exclamó Ariadna con tristeza, caminó hasta la puerta de la oficina. —Por favor Nick, vete. Él se secó las lágrimas, se detuvo ante ella. — No te voy a perder Ariadna —sentenció mirándola a los ojos, entonces abandonó la oficina con profunda tristeza, llevándose con él aquel contrato para sacarle fotocopias. Ary estaba tan sumida en su aflicción que no se dio cuenta de ese detalle. Una vez que Nick abandonó la oficina, Ariadna se sentó frente a su escritorio, recargó su cabeza sobre él y se puso a llorar con amargura. Después de varios minutos ingresó al baño, se retocó el maquillaje, salió a buscar el contrato, pero no lo encontró, frunció el ceño y recordó que se lo entregó a Nicholas, justo cuando iba por los documentos, él apareció en la puerta, con el rostro abatido y la mirada sombría le entregó el contrato. —No me di cuenta. —Se disculpó. Ary lo miró con los ojos llorosos, la garganta se le secó a tal punto que las palabras no salieron de sus labios, tomó el folder y a paso lento se dirigió a la oficina de presidencia. —Imagino qué pensaste mejor las cosas —indicó Alonzo con una gran sonrisa, al verla entrar. —Pon fecha para la boda, pero saca a mi padre de prisión —ordenó mientras delante de él, estampaba su firma en los documentos. —Sin juegos Ariadna, si esto es una trampa, tu padre pagará las consecuencias —amenazó—, le pediré a mi madre que prepare todo para nuestro compromiso. Ariadna permaneció en silencio, con respecto a la boda. —Quiero a mi padre libre. — Alonzo se puso de pie, se paró frente a ella, le tomó del rostro. —Voy a dar la orden Ariadna estás advertida. —Presionó sus mejillas. Días después el padre de Ary tal como Alonzo mencionó, salió de prisión. Amanda estaba a cargo de preparar la fiesta de compromiso de su hijo, la mujer deseaba que fuera el acontecimiento del año, no escatimaba en gastos. Por otro lado, la madre de Nick presentaba una leve mejoría, sin embargo, insistía en tener un nieto, Nicholas le daba largas al asunto, su principal preocupación era ese contrato. *** Semanas después. La gran celebración llegó, Nick y Ariadna en ese tiempo casi no se veían, Alonzo había regresado a hacerse cargo de la presidencia de la empresa. Nick por la salud de su madre, salía de la farmacéutica directo a su casa. Esa noche todos estaban invitados al compromiso, Nick tuvo que armarse de valor, no soportaba la idea de ver a Ariadna casada con su primo. Ana Cristina la mejor amiga de la joven estaba con ella ayudándola a arreglarse y dándole ánimo. —Ary no estoy de acuerdo con esta locura, tu padre debería encontrar la manera de pagar su deuda con la familia Grimaldi y no sacrificarte de esa forma. —Lo sé amiga —pronunció con tristeza la joven—. Mi papá jura que se va a recuperar; yo no guardo esperanzas, mientras Alonzo tenga en sus manos esos pagarés, la libertad de mi padre está en peligro— comentó terminando de maquillarse, de pronto sintió que la habitación daba vueltas, la vista se le nubló. — Ariadna ¿Estás bien? —inquirió Ana Cristina preocupada, al verla palidecer y sostenerse de la cómoda—. Ven siéntate. —Le tomó el pulso, lo tenía algo débil. Minutos después Ary recuperó el semblante. —Ya me siento mejor amiga, no te preocupes. Ana Cristina la inspeccionó con la mirada. —¿Desde cuándo tienes estos mareos? —Ariadna presionó sus labios, se quedó en silencio, no era la primera vez que le pasaba, tenía esos desvanecimientos, náuseas, sueño, comentó todo eso con su amiga. —¿Cuándo estuviste con Nick se cuidaron? Ary suspiró profundo, se llevó la mano a la frente. —Olvidé que debía cambiar el implante, pero ya no lo iba a hacer, por el contrato —explicó mordiendo los labios—, recuerda que me lo puse cuando Nick y yo nos íbamos a casar —comentó, luego se quedó en silencio—. Tengo un retraso —susurró. —Ya caducó —comentó Ana—. Debes hacerte la prueba de embarazo —sugirió Ana, observando a su amiga con preocupación. Ariadna soltó su llanto. —Tengo miedo, si mi sospecha resulta positiva. No sé qué voy a hacer. Ana Cristina abrazó a Ary dándole consuelo a su amiga, quién estaba metida en un gran problema, si el resultado era positivo. ¿Cómo le iba a explicar a su novio, que esperaba un hijo de su primo, y que ese bebé podría ser el heredero de la fortuna Grimaldi?
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