Instantes después Ariadna salió del baño. Nick se había quedado dormido y ella no pudo evitar contemplarlo. Era una verdadera tentación: sus hermosos labios en forma de corazón, el color de su piel, sus fuertes brazos, enseguida sacudió su cabeza, se empezó a arreglarse para la fiesta que organizaba Mike Sanders el anfitrión del Congreso.
Ariadna escogió un vestido elegante en tono azul, que se ajustaba a la perfección a su figura, y que le llegaba más arriba de sus rodillas. Recogió su melena en un moño alto, se calzó unas sandalias de delicadas tiras en color plata, y su maquillaje como siempre sobrio y natural, luego tomó su bolso, las llaves de la suite y sin hacer ruido salió de ella. La fiesta era en el mismo hotel, en el salón vip.
«Zombie by The Cranberries» se escuchaba en la habitación. Ariadna caminando con elegancia y seguridad llegó al lugar. De inmediato las miradas de los caballeros se posaron en ella, los más atrevidos se acercaban a saludarla. Unos eran conocidos, no era la primera vez que Ariadna asistía a ese tipo de eventos. Mike estaba sentado en la barra del salón, ella se acercó y lo saludó.
—Ariadna Rinaldi, que gusto tenerte en esta fiesta —expresó recorriendo con la mirada a la joven. —¡Hermosa como siempre! —susurró y besó la mejilla de Ary; ella correspondió de la misma manera el gesto.
Conversaban acerca de las exportaciones, de cómo iba creciendo la industria farmacéutica, cuando: «I want to know what love is by Foreigner» empezó a sonar en la fiesta, varios empresarios que habían viajado junto a sus parejas, salieron a la pista.
—¿Bailamos? —propuso Mike.
Ariadna aceptó, caminaron hasta el medio del salón, él colocó sus manos en la cintura de ella. La joven lo rodeó el cuello con sus brazos. La chica no se había dado cuenta que Nick acababa de llegar, de inmediato se acercó a la pareja.
—Mike buenas noches —intervino. —¿Me permites hablar con Ariadna? — Ella lo miró mal. Sanders se retiró. Nick la tomó con delicadeza del brazo, y la alejó de la pista. —¿Se puede saber qué haces bailando con ese sujeto? — inquirió celoso.
Ary no podía con la indignación que sentía, estaba a punto de estallar llena de ira.
—¿Con qué derecho vienes a reclamarme? Tú tienes pareja.
La azulada mirada de Nick, se clavó en los profundos pozos negros de los ojos de ella.
—No por mucho tiempo Ariadna, apenas lleguemos a New York terminaré mi relación con Jessica. —El corazón de la joven se agitó con fuerza. Nick la tomó de la mano, y la sacó del salón, ella no opuso resistencia, necesitaban hablar.
Nicholas recordó a la perfección que a la chica le encantaban los postres. La llevó a una cafetería, y solicitó un chessecake de crema de café y chocolate supremo, que sabía bien que a ella le encantaba.
Ariadna se mordía los labios para evitar sonreír ante el gesto de Nick, él la conocía tan bien que sabía que cuando ella hacía eso, era por dos razones: estaba nerviosa o se iba a reír.
—No tienes por qué contener tus emociones conmigo. Yo te conozco muy bien.
—Nick por favor, deja de jugar. ¿Qué pretendes?
Él la tomó de la mano, y la acarició.
—Recuperarte Ary, eso es lo que más deseo; no estoy mintiendo, sabes bien que no soy ese tipo de hombres.
Ariadna creía conocerlo, era consciente que él no era de las personas que le gustaba jugar con los sentimientos, de todas maneras, tenía miedo, no quería volver a sufrir por él.
—Si me amabas como dices, ¿Por qué dudaste de mí? ¿Por qué andas con Jessica?
—¡Por idiota! —exclamó llevándose las manos al cabello—, por hacerle caso a mi madre, porque no quería seguir sufriendo por ti, pensé que con otra te iba a olvidar y no fue así—. De nuevo la tomó de la mano—. Mírame Ariadna —solicitó él, ella le hizo caso, sus ojos negros fijaron su mirada en los azules de él.
—Yo no he podido olvidarte, jamás he dejado de amarte, estoy dispuesto a terminar mi relación con Jessica. Ella sabe que no la amo, siempre fui claro.
Ariadna no podía dar crédito a las palabras de Nick, eso era algo imposible de creer, no comprendía como Jessica estaba al lado de él con esas condiciones.
—Eso no puede ser Nick, ¡No lo entiendo! —exclamó mortificada.
— Ella aceptó nuestro trato, pensando que quizás con el tiempo yo me iba a enamorar. No pude Ariadna.
Ary seguía mirándolo sin poder creer lo que él decía.
—Eso significa que, si no soy, puede ser otra… expuso nerviosa.
—No Ary, no existe nadie más, solo a ti te amo, tú eres la única mujer que es capaz de despertar en mí el deseo, la pasión. Desde que estuve contigo, no he vuelto a sentir con nadie lo mismo que hoy cuando volvimos a estar juntos, y sé que a ti te pasa igual.
—Es distinto Nick. Yo soy mujer, y nosotros si pensamos antes de irnos a la cama con el primero que se nos cruza en frente. En cambio, ustedes, ven una escoba con falda y se le van encima
—Si te refieres a mí te equivocas Ariadna, no niego que, si me he fijado en otras mujeres, más nunca he traicionado a Jessica con ninguna de ellas, sé respetar mi condición, sin embargo, desde que te volví a ver, todo cambio, no me importa dejarla, a ti no te vuelvo a perder.
—Olvidas algo trascendental, yo soy la prometida de tu primo Alonzo, me voy a casar con él.
—Ya puedes irte rompiendo ese compromiso, yo no pienso permitir que te unas a él, apenas termine mi relación con Jessica nos casamos, Ariadna.
—¡Estás loco! —balbuceó Ary recordando aquel nefasto contrato—, yo no puedo romper mi compromiso con Alonzo, es imposible llevar a cabo eso.
—¿Lo amas? —interrogó Nick.
Ary negó con la cabeza.
—Somos novios desde hace dos años, además tenemos un... compromiso.
—¿Qué tipo de acuerdo? —indagó con seriedad, sus dedos golpeaban la mesa con ansiedad—. Tú no eres de las mujeres que se casa por conveniencia. ¿Con qué te está chantajeando mi primo?
A Ariadna los ojos se le llenaron de lágrimas.
—Nick por favor, no me preguntes —sollozó.
Él se acercó a ella, la abrazó fuerte.
—Ahora estamos juntos Ariadna, confía en mí, mi amor.
Ary gimoteaba pegada al pecho de Nick, entonces se armó de valor y habló:
—Ya conoces a mi padre, hizo mal unos negocios, perdió una gran cantidad de dinero, estábamos en la ruina, él siempre ha sido amigo de la familia Grimaldi, les pidió ayuda. Alonzo ya era el presidente de la exportadora, aceptó colaborarle...—Ariadna se quedó en silencio, seguía llorando. Nicholas tomó una servilleta, le iba secando las lágrimas—. Alonzo le prestó el dinero a cambio de que yo me case con él, y le dé un hijo varón, le interesa quedarse con la herencia.
La mirada de Nick, se oscureció, presionó sus puños, mientras su mandíbula se tensaba, no demostró su gran indignación, porque le interesaba más consolar a Ary, por lo que la estrechó con fuerza a su pecho.
—El problema con tu padre lo vamos a solucionar, tú no te casas con mi primo, no lo pienso permitir.
Ariadna seguía llorando.
— No es tan fácil Nick. Alonzo me amenazó que, si no cumplo con el trato, no dudará en mandar a prisión a mi papá.
Nicholas apretó los puños, lleno de ira, sintió como la adrenalina se apoderaba de sus venas, tenía que encontrar una solución al problema de ella, entonces la seguía abrazando, consolando.
Instantes después Ariadna se separó de sus brazos.
—Nick esto es un disparate, está mal, ambos tenemos un compromiso.
—Locura es estar alejados, mi amor. Insensatez fue creer en esa carta, no podría perderte de nuevo —expresó él con seguridad—. Los dos sabemos que nos amamos, no tengas miedo. —Acercó sus labios a los de ella, la besó.
Ariadna no podía seguir resistiéndose a lo que sentía por él. Sus sentimientos la delataban, el solo tenerlo cerca la estremecía por completo, correspondió a los besos de Nick, cuando sintieron que les faltaba el aire se observaron a los ojos, enamorados.
Los labios de Ariadna esbozaron una amplia sonrisa, su mirada brilló. Lo abrazó feliz.
—Esto tiene que ser un sueño, pasé años llorando por tí, esperando una explicación de tu parte. ¿Por qué nos separaron? — inquirió Ary con la voz llena de tristeza.
—No lo sé, amore mio, apenas llegué a New York, voy a encarar a mi madre.
Ariadna se sobresaltó, un mal presentimiento, una especie de escalofrío se apoderó de su ser.
—No Nick no lo hagas, sería ponerlos sobre aviso. Cariño, esta vez debemos ser más inteligentes —recomendó Ariadna, acariciando la mejilla de él.
Él la tomó de las manos.
—Tienes razón mi amor, apenas yo rompa mi compromiso con Jessica, y hayamos solucionado el problema de tu padre, huiremos juntos a un lugar, donde la maldad de la gente no nos separe.