Lo primero que hago luego de bajar del avión es ir en busca de un apartamento sencillo, tranquilo y moderno donde las dos nos la apañemos bien eso si necesito que este amueblado no pienso estar yendo de una tienda a otra para comprar lo que necesito. Soy pésima en eso de ir a compras ¿Qué porque no vivo con mis padres? No me mal entiendan, pero luego de lo que paso no creo que sea muy conveniente ¡Los amos! Pero en estos años me he acostumbrado a ser independiente tener una vida lejos de ellos ahora estaré cerca, pero a una distancia modera; sin embargo, la verdadera razón de mantener la distancia es que no creo ser capaz de verlos a la cara todos los días, no después de lo que paso.
Ir de un lado a otro con las maletas en la mano es demasiado agotador sobre todo cuando pesan y llevo a mi lado a una persona que se queja constantemente de algo tan obvio además de tener un clima un poco frio donde si sudas un poco la piel se te pone toda pegajosa. Dejo salir un suspiro de alivio cuando llegamos a un conglomerado de apartamentos sencillos, modernos, de buen precio; pero lo más importante con el suficiente espacio como para sentirme tranquila de la privacidad de cada una. Tiene tres habitaciones, la cocina, la sala de estar y una vista de todo lo que pasa en la calle; no se si es la costumbre, pero me gusta ver y analizar todo lo que sucede a mi alrededor.
Pero lo mejor de todo es lo amueblado, no es lo amueblado es que todo esta en perfectas condiciones. El juego de sala de estar lo hace ver sencillo y elegante ya puedo imaginarme las horas sentadas allí mientras vemos una que otra película de romance y terror. La cocina tiene lo justo como para hacer un buen desayuno mientras hablas con tu roomie porque le tengo estrictamente prohibido entrar a ella para hacer de su uso. Cada habitación tiene su baño individual algo que realmente es satisfactorio no quiero esperar horas para que la chica se arregle.
- Nos quedamos con ella – suelto seria como si estuviera haciendo un negocio.
El hombre no necesita saber que me ha encantado; hay personas que se aprovechan de ello. Luego de hacer el papeleo convincente para quedarme con el apartamento me permito sentirme tranquila. No entiendo porque no pensé en buscar un lugar antes de venir, creí que tendríamos que dormir en un hotel ¡Odio los hoteles!
- ¿Qué te parece? – suelto señalando el lugar.
Sonríe con naturalidad y brillo – Es muy hermoso, pero creí que viviríamos con tus padres.
Observo una de las paredes mientras busco palabras tranquilas que no le diga mi desacuerdo o mis problemas – La verdad estoy acostumbrada a tener mis propias cosas – me tiro al sofá en el que ella se encuentra. Aunque el lugar esta amueblado hay algunas cosas que debemos acomodar por el momento me conformo con lo que hay. Lo que si es que debo tener el gimnasio pronto.
- ¿Cuál es mi habitación? – cuestiona poniéndose de pie tomando las maletas mientras mira las tres puertas.
Me encojo de hombros, la verdad es que no tiene importancia después de todo es solo una cama para dormir además por lo que vi todas tiene un vidrio que te permite observar la noche y la luz de la calle en las noches.
Niega con una sonrisa – Tu te quedas con la principal y yo con aquella – señala la más sencilla.
Algo que no me sorprende Cristal es tan sencilla y tranquila que te hace sentir tu hogar, yo solo necesito un lugar al lado de ella para sentirme normal y tranquila. Es estúpido, pero Cris es mi salvadora y eso ella no lo sabe.
- Esta bien – discutir con ella por cosas materiales eso si que no lo haría nunca. Con un fuerte suspiro me pongo de pie – el ultimo que arregle la habitación gasta el almuerzo.
Antes de mover mi primer musculo la pelinegra toma las maletas corriendo hacia su habitación eso si a la mitad de la cuestión se tropieza con una de sus maletas y se va de bruces. Sin poderlo evitar suelto la risa mientras ella se pone de pie y continua con su recorrido.
Al igual que ella tomo mis maletas e inicio mi recorrido al que será mi cuarto. Antes de poner cada cosa en su lugar observo lo espacioso que es y eso me tranquiliza a veces me dan ataques de claustrofobia no es que lo sea, pero luego de lo que paso la ansiedad dejo algo de ello en mi organismo. Lentamente y con cuidado dejo cada cosa en su lugar me gusta tomarme mi tiempo y ser organizada con mis cosas sobre todo trato de ocultar aquella arma que siempre va conmigo ¿Qué porque la cargo si deje aquel mundo? He dicho que nunca se esta completamente retirado de estas cosas. Termino de ordenar dirigiéndome a la habitación de Cristal. Me recuesto al marco de la puerta mientras la observo acomodando aún la ropa ¡Gane! Pero de igual manera soy la que tendrá que pagar todo. Esta tan concentrada que no ha notado mi presencia hasta que hablo.
- ¿Lista? – hablo entrando a la habitación cuando la veo acomodar las ultimas prendas.
Levanta la mirada corriendo su cabellera hacia atrás como toda una diva – Desde que nací.
- Vamos ya que muero de hambre – señalo la puerta.
Hago una lista mental de las cosas que necesito en la cocina para alimentarme.
Asiente saliendo de la habitación – Sabes que tendrás que pagar de todas maneras ¿Verdad? – molestarme. No es cierto soy feliz de alimentar ese estomago tragón entiendo porque aprovecha la comida hasta el último gramo.
- Como siempre – suelto con sarcasmo saliendo de la habitación.
La primera vez que la vi rompió mi corazón y desde que se fue a vivir conmigo prometí que la protegería de cualquier cosa y de quien fuera ¡No volvería a pasar por lo mismo dos veces!
Caminamos por toda la vecindad tranquila que nos rodea hasta llegar aun restaurante que al parecer es bastante concurrido por adolescentes hormonales me pregunto ¿Por qué será? Poniendo a trabajar el cerebro hago la suma de los kilómetros que recorría al venir aquí todos los días, pero al ver la mirada de la pelinegra pegada al aviso se que le ha echado ojo y prefiero que lo tenga ella porque realmente esta cerca de casa y no correrá tanto peligro. Lo se soy muy sobre protectora.
Cuando tomamos asiento en una de las mesas mas apartadas se nos acerca un chico Benjamín dice en el gafetillo donde ponen el nombre. Debo decir que con solo verlo entiendo porque tanta joven hormonal en este lugar. Su rostro es pincelado y hecho por los ángeles, cabellos castaños, ojos negros, cuerpo sencillo como el de cualquier otra persona eso si tiene una mirada encantadoramente arrebatadora que dice rompo corazones.
- ¿Qué desean pedir? – pregunta con la libreta en la mano y una sonrisa que te hace pensar en el pecado. Ahora entiendo porque es el favorito del restaurante.
- Una porción de arroz con pollo y un jugo natural – no es que sea floja para comer la verdad es que pensar en los próximos días hace que el estomago no quiera recibir ningún tipo de alimento.
Cris sonríe como el gato de Alicia el país de las maravillas – Yo solo una porción de arroz con pollo que tenga papas, una sopa de pollo y una Coca-Cola – quiero reír, pero no lo hago por respeto adoro cuando dice solo pediré y sale con toda aquella comida.
- En un momento les traigo su orden – habla retirándose sin dejar de ver a Cristal.
El pedido no demora mucho en llegar, mientras llenamos nuestro estomago hablamos de lo que haremos a partir de ahora; como por lo menos la universidad, es iniciar una vida, yo por lo menos intentare seguir como lo he estado desde ahora. Al terminar de comer pagamos, corrección pague el almuerzo. Luego regresamos al apartamento eso si no sin antes comprar lo que necesitamos para alimentarnos me gusta comer de vez en cuando fuera de caso, pero prefiero mi comida casera.
El resto de la tarde arreglamos las cosas que nos hacían falta el apartamento, estuve mirando algunas cosas que debo cambiar después de todo este será mi hogar a partir de hoy. Al tener todo listo nos tiramos en el sofá mientras vemos algunas películas elegidas por mi persona; pasamos toda la noche viendo películas de terror, amo esas películas son mi afición, aunque odio cuando, la persona escucha el pequeño ruido y correr a ver sabiendo que algo malo está pasando ¿Qué estupidez? ¿Quién haría eso en su sano juicio? Pero bueno eso es lo que hay. Lo que más ador de estas películas es verlas con Cris es solo pasa mi mano por su brazo para que ella grite como una loca desesperada y dominada por el producto de su imaginación.
La pelinegra deja escapar un bostezo por lo que decido que es momento de descansar después de todo el viaje es agotador.
- Vamos a descansar.
Asiente poniéndose de pie mientras se rasca los ojos como una chiquilla además de bostezar nuevamente y caminar como un zombie hasta llegar a su habitación. No aporta la mirada de ella hasta que ha entrado es una manía que tengo saber que a entrado bien a su habitación. A veces quedamos con traumas proveniente de lo que hacemos en el paso. Me pongo de pie apagando el televisor.
Cuando estoy en mi habitación busco en el armario un pijama ropa vieja que ya no utilizo. Luego simplemente me recuesto en la cama y el sueño nunca llega entonces pienso en todo lo que fue mi vida antes de irme a New York; el dolor que les cause, pero la que más ha sufrido es mi pequeña Cambri. De pensamiento en pensamiento mis ojos se van cerrando y no tardo en caer en los brazos de Morfeo.
Odio esos momentos en que me despierto temprano y no he podido dormir en toda la noche, si a veces sufro un poco de insomnio; hoy no es un día cualquiera quizás por eso me muevo rápido de la cama. Recorro las calles de mi adorable barrio trotando intentando darme la fuerza que necesito para entrar al hogar de mi familia. Luego de tomar una ducha y vestirme con un jean azul oscuro rasgado en las rodillas y un crop top blanco además de mis botines cafés junto con un maquillaje suave salgo de la habitación dirigiéndome a la cocina.
Y la escena que encuentro me deja en shock no se si reírme, llorar, gritar o solo maldecir. Es gracioso, pero también molesto porque odio encontrar la cocina de esta forma. Cristal con su rostro lleno de harina con unos huevos regados por todo el piso y la señorita en el suelo mirándome como perrito regañado a y no olvidemos las tostadas quemadas en un plato a punto de caerse. Con un fuerte suspiro niego soltando la carcajada ¡Ella sabe que no puede hacer nada!
- Que te hayas mudado de continente no quiere decir que hayas aprendido a cocinar – suelto negando.
Cristal se levanta con cara de molesta e indignada. Entiendo eso de querer aprender, pero es demasiado arriesgado ¿Qué tal que un día incendie la cocina? En Nueva York sucedió como en cuatro ocasiones entonces tuve que prohibirle entrar a la cocina para hacer uso de ella.
- Anoche miré algunos videos… creí.
- Sabes que todo lo que ves cuando vas hacerlo no queda igual ¿Verdad? – baja la cabeza arrepentida yo solo puedo reír - ¿Vienes conmigo? – suelto cuando he recuperado el aire perdido.
Asiente repetidas veces como un pequeño – Voy a cambiar – hace el amago de dirigirse a la habitación.
Antes que se vaya tomo su brazo observándola fijamente – Primero limpia esto – señalo la cocina – luego te bañas y te cambias – suelto con burla
Con una fingida mirada de tristeza hace el aseo dejando todo impecable luego se marcha mientras lo hace me dedico a desayunar aquel desayuno quemado. Cuando sale Cris se encuentra vestida con un short gris, una camisa azul y tenis blancos ¡Toda una diosa!
Caminamos por todos los lugares posibles buscando el regalo ideal, un regalo con el que no se sienta sola, uno que la acompañe y reemplace un poco la ausencia que he causado en su vida. Entonces frente a mi se pone un hermoso conejo, me encantaría llevarle un perro, pero sé que a mi madre no le agradara la idea. Entonces me decido por el hermoso animal de pelaje blanco y machas cafés. De ahí a la mansión es bastante lejos por lo que tomamos un taxi. Ahora que lo pienso bien Cris no sabe que mi familia es tan rica, sabe que no pasamos necesidades, pero no que nos sobra tanto.
Al llegar a la mansión ambas salimos yo lo hago con la caja del conejo en mis manos, Cristal con la boca abierta. Les aseguro que, si no tuviera la quijada pegada, ya se le hubiera caído. Me voltea a ver con asombro y lo único que sale de su boca es – ¡Wow!
- Lo sé – me encojo de hombros restándole importancia – vamos – señalo la mansión con la cabeza, en realidad parece más un palacio.
Antes de poder entrar algunos hombres de seguridad nos detienen cuando aun estamos lo suficiente lejos del terreno de la mansión. Intento buscar rostros conocidos, pero la mayoría de ahí son nuevos y no me conocen por lo que no me molesto en que me impidan el paso. Es entendible por lo menos hacen bien su trabajo; nunca me enojaría bueno, no ahora porque no me dejaran entrar ¡Es su trabajo! No dejar entrar desconocidos si autorización de los señores – ¿Nombres? – pregunta un hombre como de veinte tres años observando la caja en mis manos con recelo.
- Cristal Bianchew – responde mi amiga confundida por el protocolo.
Después de todo no había fiesta ni nada. El hombre la observa con el ceño fruncido es obvio que nadie de la familia la conoce y en la base de datos conocidos no hay nada ella.
- ¿Usted? – me mira serio sin ningún tipo de consideración - ¿Qué tiene ahí? – su mano va directo al arma.
Si quisiera acabar con ellos solo aquel movimiento ya habría acabado con su propia vida, pero eso es historia del pasado. Con un fuerte suspiro saco mi identificación; es la única manera que me crea cuando le diga quién soy.
- Danna Fonseca – solo decir esas dos palabras para que al hombre se le tensan los músculos y se ponga en mayor alerta. Antes de que saque su arma le entrego mi credencial para hacer más creíble mi presentación, el hombre la toma en sus manos para observarla detenidamente luego me mira avergonzado y arrepentido como si temiera que el error le costara el trabajo – en la caja traigo un conejo es un regalo para la señorita.
- Disculpe señorita – pide si ser capaz de verme a la cara.
Seguro esta que se hace pis y no porque me tenga miedo, sino porque piensa que soy una niña berrinchuda que hará que lo boten de su trabajo.
- No se preocupe Rene – miro la placa que tiene en el traje – cumple con su trabajo y eso me gusta – recibo mi credencial de vuelta guardándolo en su correspondiente lugar – no les digas que estoy aquí ¡Es una sorpresa! – espero que sea de agrado.
El hombre me observa sorprendió y extrañado a partes iguales. Tal vez tenía la idea de que era una niña mimada, malcriada y rebelde ¡Todos lo decían! Y por desgracia tenían razón lo era, pero ya ha pasado mucho tiempo y he madurado aun me falta mucho, pero estoy en el camino – Gracias, cuente con eso señorita – asiente dejándonos pasar.
Mientras caminamos le lanzo una mirada a Cristal quién a un no ha salido del asombro. La casa esta muy lejos del lugar de seguridad después de ese se encuentra otro, con cada paso que damos se puede ver que incluso el césped es elegante y muy bien cuidado; es un lugar muy extenso, hermoso y lujoso, mamá es de las que le gusta tener todo pulcro, puedo ver que muchas cosas han cambiado durante estos cinco años, ya no está el columpio en el que jugábamos todos, y solo pensar en ello una punza de dolor se hace presente en mi pecho.
Dejo escapar un suspiro solo para mi cuando estoy frente a la puerta sé que a Cambri no le gustan las fiesta, todo por mi culpa, odia celebrar cuando no está completa la familia, nunca lo estará y todo porque solo pensaba en mí misma. Cristal permanece en silencio detrás de mí es como si entendiera mi debate interno, pero creo es más porque se debe sentir intimidada con todo esto y la entiendo no está acostumbrada. La verdad es que también estoy intimidada había olvidado cuan imponente era mi antiguo hogar.
Toco la puerta dos veces mientras esperamos hasta que una joven como de mi edad me abre la puerta. Solo con verla se que tipo de persona tendré que enfrentarme; su forma de mirarme me dice que para ella solo es adecuado ver a personas con trajes elegantes y de marcas caras. No se molesta en disimular la inspección que nos hace, luego nos da una mueca de desagrado.
- No regalamos alimento – su forma de decirlo es más que antipática ¿Extrañarme que una persona como ella trabaje aquí? Con Will cerca no me sorprende.
Recuerdan que le dije que me encantaba cuando las personas cumplen con su trabajo, pues también odio cuando hay empleados que se dan las ínfulas de dueños de la casa y déjenme decirles que esta joven ya está en mi lista negra.
- En primer lugar – la observo de arriba abajo tal como ella lo hizo con nosotras – usted la necesitaría más que nosotras – no me gusta menos preciar a la gente, pero hay veces que se le debe recordar cual es el lugar solo cuando se creen más altos que los demás.
Levanta la cabeza con orgullo – Insolente – suelta con un fuerte chillido de irritación por poco nos deja sordas.
Ruedo los ojos esperando que haga un lado, pero pasan los minutos y no se aparta de la puerta. Si fuera en otra época su cabeza ya hubiera volado de su cuerpo – Los señores me esperan – señalo la puerta.
Sonríe con ironía – Esta casa es exclusiva no creo que ustedes – nos lanza otra vez esa mirada – puedan pasar y mucho menos que el señor las espere.
Me trago el aire para no cumplir la predicción de hace unos segundos – Entonces puede avisarle a la señora que tiene visita – le regalo una sonrisa forzada.
Ya me está cansando su actitud, algunos se preguntarán porque nos le dices quién eres y listo, pues no. Me molesta cuando se creen más que los otros y quiero que cuando se entere se trague todas esas palabras que me está diciendo y sienta el miedo de que la pueden botar solo cuando yo hable algo que no hare, pero le daré una lección.
- Veré que puedo hacer – lanza la puerta cerrándomela en la cara.
Aprieto mis manos con fuerza a punto de abrir la puerta con una patada, pero la voz de Cris logra calmarme – Qué asco de mujer.
¿Esperar? No sé qué no dirá nada por lo que saco mi celular del bolsillo del pantalón y marco a la cocina de la casa, algún conocido abra - Casa de la familia Fonseca Ferreiro – habla la otra línea.
- ¿Lissa?
- Si con ella habla – se le escucha la confusión en la voz.
Entonces recuerdo que quizás ya allá olvidado mi voz – Estoy en la puerta ¿Puedes abrirme? – no espero más para colgar.
Sé que tal vez no reconoce mi voz, pero tal vez la curiosidad le gane. Pasan unos y vemos que la puerta es abierta por una mujer de edad avanza. Lissa aparece en frente con un guardia de seguridad, mujer precavida la mujer; eso hace que me sienta orgullosa de la mujer.
La sorpresa en su rostro es inigualable susurra algo que no logro escuchar y de un momento a otro me siento envuelta en los brazos de esa mujer, por poco se me cae la caja del conejo – Bienvenida a casa – se separa para abrir bien la puerta mientras deja dos besos en mis mejillas.
Le regalo mi mejor sonrisa – Ella es Cristal – señalo a mi acompañante es extraño para mi ver a Cris tan callada.
Tendré que sorprenderla más seguido, Lissa le regala esa hermosa sonrisa de abuelita mientras asiente con la cabeza.
- Se pondrán tan felices – trata de tomar mi caja de regalo, pero niego con la cabeza.
- ¿Dónde están? – curioseo mientras camino por el pasillo extenso de la entrada.
- Están tomándole fotos a Cambri – informa, a lo que agradezco.
Ahora que lo pienso ella ya no es aquella pequeña de cinco años que deje aquí; aquella me suplicaba porque me quedara con ella… intento apartar aquello de mi mente es lo mejor ahora no necesita que arruine su momento. Le doy un beso un beso a la mujer mayor e iniciamos camino a la sala a paso rápido. Esta vez aparece yo en la foto eso si ella me quiere. Cristal me sigue en completo silencio, se debe sentir como un pez fuera del agua.
Antes de poder preocuparme por ello escucho voces cercanas y sin poderlo evitar mi corazón se acelera de la emoción ¡Por fin los veré! Después de tanto tiempo, sé que todo ese sufrimiento es por mi culpa, pero realmente debía alejarme después del daño que hice – Cambri una foto para tu hermana – escucho la voz de papá, aun me sorprende que me sigan teniendo en cuenta por lo menos él.
Cada cumpleaños recibo una foto suya es como ver su crecimiento desde la distancia.
Antes de que digan algo más entro a la sala – ¿Por qué no te la tomas conmigo mejor?
Todos los pares de ojos presentes en la sala nos observan no es hasta que mi pequeña sale del shock que grita - ¡Dann! – sin demora corre a mis brazos y nos fundimos en un abrazo, ella es con la única que he mantenido contacto, no podía hacerla a un lado. Me ensimisme tanto en aquel abrazo que no me doy cuenta cuando se une el resto, mamá, papá y Will – ¡Estas aquí! – susurra en mi oído con todo el amor que ella me puede dar.
Poco a poco rompemos el abrazo. No puedo evitar pasar una de mis manos por sus cabellos – Y esta vez no me pienso ir – Cambri me sonríe con esa inocencia que posee, mientras mis padres y Will me observan con el ceño fruncido ¿Temen que vuelva hacer alguna estupidez? Esperemos que confíe un poco en mi – les presento a mi amiga Cristal – presento a la aludida tomándola del brazo que por alguna razón tiene su mirada en Will, como si fuera un imán del que no puede alejarlos ¡Dios que no sea lo que estoy pensando!