- ¿Por qué nunca me dijiste que sufres de ansiedad? - Me gruñe Ángelo.
-Por qué fue algo que pasó hace muchos años y no me había vuelto a pasar. - Digo muy bajito, mi cabeza me martilla.
-Tienes que descansar Fani. - Dice Antonio, salgo corriendo al baño a vomitar, éste es mi desahogo cada vez en mis situaciones como estas, subo la tapa del váter y vomito hasta el alma, después de un rato tirada en el suelo, me levanto y me voy a echar agua en la cara, me veo en el espejo.
- ¡DIOS!, soy un cadáver andante.
- ¿Estás mejor? - Me dice Francesco estoy entrando a la sala, muevo mi cabeza diciéndole que sí, voy de nuevo dónde estaba sentada.
- ¿Desde cuándo te pasa eso? - Dice Ángelo parado a unos pasos delante de mí, Antonio se sienta a mi lado.
-Desde que tenía Diecisiete años. - Tengo un nudo en la garganta recordando todo mi pasado.
- ¿Qué es lo que te hace causar esos desmayos? - Dice él señor Aurelio.
-Cuándo tengo muchas emociones acumuladas y me las guardo para mí. - Antonio toma una de mis manos para darme apoyo, sé que hoy si sabrán todo de mí.
- ¿Desde cuándo no te daba? - Dice Ángelo intrigado.
-Desde la supuesta muerte de Rodrigo. - Trago saliva fuerte.
- ¿Ya te había dado antes?, ¿por qué? Dice Francesco sorprendido, siento un leve apretón en mi mano de Antonio y veo a Ángelo que su mirada es intimidadora, cierro mis ojos y tomo una profundo calada de aire.
-Solamente me ha dado tres veces en la vida, la primera fue.
-No tienes por qué decirlo, Fani eso ya fue hace mucho tiempo. - Me dice Antonio consolándome.
- ¿Decirnos qué? - Gruñe Ángelo.
-Mi vida no ha sido muy color de rosas como todos lo saben, cuándo tenía quince años mi vida se volvió un desastre a mi abuela le dio un infarto y se puso muy delicada ella siempre sufría del corazón, mi abuelo estaba muy preocupado por la situación de mi abuela y también de mi tía, que siempre fue una mala agradecida, salía de estudiar y me encargaba de todo en la casa y de cuidar a mi abuela mientras que mi abuelo iba a trabajar, pasado de un año, mi abuelo se empezó a enfermar de cáncer pulmonar, él ya no podía trabajar mucho y no teníamos ni para las medicinas de él, él me hizo prometer que no le dijera nada a mí abuela para que no vuelva a recaer, ya qué estaba bastante mejor de su corazón y una noticia así la mataría. - Se me salen unas lágrimas, agachó mi cabeza, no los puedo ver mucho menos por lo que diré. -Yo no aguanté más la situación y mi tía aprovechó en meterme en su mundo, ella se vendía a los hombres por dinero y eso hizo conmigo.
-Maledetta donna. - Blasfema Ángelo en italiano a todo pulmón le da un golpe a la pared doy un respingón al escucharlo, su padre trata de calmarlo, Francesco y los otros están con una cara de poema.
-Duré un año en ese mundo, hasta que conocí a Lanffont.
- ¿Cómo lo conociste? - Dice Francesco intrigado, veo Antonio y me mira como si fuera una niña, cómo lo hizo cuándo me conoció, esa mirada de protector mis lágrimas se salen unas tras otras y decido hablar.
-Mi tía me vendió a mí propio padre. - Digo tajante, con todo el odio de mi alma, ahora son tres lo que blasfeman con tanto odio.
-Nosotros estábamos entrando en la casa de Lanffont, cuándo nos conseguimos a Estefanía tirada llorando en unos de los rincones del jardín, Rodrigo se le acercó y ella cómo siempre como una fiera lo amenazó, se nos hizo difícil tratar de que confiara en nosotros, pero siempre él c*****o de Rodrigo lo conseguía. - Dice mirando a la nada, seguro recordando el pasado.
-Lanffont apareció de la nada y a pesar de su arrogancia y su frialdad, le ordeno a los chicos que me ayudarán, él sabía por qué estaba ahí.
- ¿Pero él maldito Lanffont, dejo que te acostaras con su padre? - Gruñe Ángelo cabreado.
-Lanffont no sabía en ese tiempo que Estefanía era su hermana. - Dice Antonio le pongo los ojos como platos, ¿cómo sabia él eso?
- ¿A ver y desde cuándo tú sabías eso? - Le gruño.
-Antes de qué te encontráramos en la playa, el día que hablaste con Rodrigo, ese día fuimos hablar con Lanffont y él nos contó todo. - Dice Antonio mirándome a los ojos.
- ¿Y por qué no me lo dijeron? - Digo intrigada.
-No queríamos que volvieras a recordar tú pasado, Fani. - Dice acariciándome mi mejilla con su mano.
- ¿Y por qué entonces me ayudo? - Digo intrigada.
-Porqué vio algo en ti, que él dice que ni él mismo lo sabía. - Dice Antonio tampoco sin entenderlo.
-Sí, lo que vio es en convertirla en su mejor asesina. - Dice Francesco cabreado, le pongo los ojos como platos, pero no se equívoca en lo que dice.
-Tienes razón, Lanffont me sacó de ese mundo tan asqueroso, me metió en otro mundo que tampoco es de admirar. - Digo tajante cabreada, él también está en este mundo de mafia, no entiendo por qué viene su comentario.
-Fani. - Me gruñe Antonio.
-No Antonio, sí para no caer en mi ansiedad de nuevo tengo que volver hacer la misma Estefanía que siempre quiero ocultar, lo haré. - Me levanto del mueble todos me ven como si me saliera dos cabezas, voy por mi móvil que está en mi habitación le marco el número de quién sí sé, que no me ve como una frágil mujer...
L. R.