-Ella estará bien. - Antonio me abraza.
-Lo sé. - Digo entre sus brazos.
-Fani, Rodrigo me contó que no le gusto como te vio cuándo te enteraste. - Dice muy bajito cerca de mi oído para que nadie lo escuché.
-No te voy a mentir, volví a sentirme muy mal. - Digo, recordando cuándo me dada mis ansiedades hace años.
-Tienes que dejar salir lo que sientes, no puede seguir reprimiendo todas esas emociones.
-Estaré bien. - Me vuelvo a sentar en el mueble, él se queda preocupado no dice nada, pasan las horas ni siquiera me he movido de mi sitio, Fabiola y la niñera acomodan todo, los chicos están de un lado a otro, unos entran y otros salen no he hablado mi cabeza está en blanco, es media noche, ningunos hemos dormido estoy en la habitación de mi bebe sentada en el sofá pensando como estará mi bebe, sí abra comido estará durmiendo, quién sería tan malo para hacerle daño aún bebe.
-Necesito salir de aquí. - Me levanto, salgo de la habitación voy en busca de Fabiola que está en su habitación con la niñera, están sentada en su cama rezando, ellas me ven con sus ojos hinchados de tanto llorar algo que no he hecho. -Fabiola necesito que me devuelvas mi arma. - Sé la di para que la escondiera y así mi princesa no la llegará encontrar.
-Estefanía no la tengo. - Dice sollozando.
- ¿Cómo que no la tienes?, si yo te la di a ti - Le gruño.
-Es que él señor Ángelo me la pidió. - Dice con su voz tímida.
- ¿Por qué no me lo habías dicho? - Le gruño cabreada.
-Es. - Ella me iba a decir algo, salgo de la habitación echa una fiera, unos están sentados en el mueble y otros están de pie, todos me ven extrañado llevo horas encerrada en la habitación de mi bebe, Ángelo está cerca del ventanal del comedor hablando por el móvil.
- ¿Ángelo se puede saber, porqué te has llevado mi arma? - Le gruño cabreada sin importarme que esté hablando por el móvil, él se gira para verme y su rostro es de cansancio, tristeza, rabia, impotencia, me fulmina con la mirada baja su móvil de su oreja.
-Por qué no la necesitas. - Dice tajante y se vuelve a girar para hablar.
-Claro que la necesito en estos momentos la necesito. - Le gruño, él vuelve a girarse muy lentamente y su mandíbula se tensa.
-No la necesitas Estefanía, ya cálmate y ve a descansar. - Me ordena con su voz dura.
-No. - Le gruño.
-Vamos Fani necesitas descansar y calmarte. - Dice Antonio detrás de mí.
-Nooo. - Digo a todo pulmón. -No puedo estar aquí entre éstas cuatros paredes, sabiendo que mi bebe está allá afuera en peligro.
- Digo desesperada, Ángelo no me dice nada sus ojos se tornan más oscuros.
-Fani por favor, sabes que tienes que calmarte. - Dice Antonio preocupado.
-Necesito salir, no puedo estar aquí. - Digo caminando a la puerta Ángelo me agarra mi brazo parándome en secó.
-Tú no saldrás de aquí. - Me Gruñe.
-Sí lo haré. - Le digo a todo pulmón y me suelto de su mano.
-No. - Dice a todo pulmón, todos están tan tensos por la situación, que el aire se puede cortar en un hilo.
-Ángelo es mi hijo él que está allá afuera y no haré nada quedándome aquí, tengo que salir a buscarlo. - Le gruño cabreada, mi pecho me presiona y siento que mi cabeza da mil vueltas.
-Te recuerdo que también es mi hijo y estoy tan desesperado como tú de encontrarlo, no saldrás de aquí poniéndote en riesgo, ve a tu habitación y deja de comportarte como una histérica. - Dice Ángelo con su voz tan fuerte, nunca me había hablado así, me suelta y se va al comedor con su padre, se pone a hablar con él, me quedó donde mismo, Antonio y Francesco se me acercan, me falta la respiración sé que caeré de nuevo, tengo que evitarlo no puedo dejar que mis miedos me atormenten y está angustia me invada.
- ¿Estefanía, estás bien. - Dice Francesco, llevo mis manos a mi cabeza necesitó que deje de dar vueltas.
-Vamos Fani respira tienes tranquilizarte, no deje que te invada tus miedos. - Dice Antonio delante de mí.
- ¿Que le invada qué? ¿de qué diablos estás hablando? - Le dice Francesco a Antonio, él lo ignora.
- ¿Antonio dime que todo esto es una mentira que no me está volviendo a pasar? - Le digo asustada.
-Fani mírame a los ojos. - Me ordena lo hago, él está tan preocupado, sé qué si vuelvo caer, me costará para volverme a levantar. -Hermanita. - Dice Antonio sabe qué si me encierro en mi mundo, va a hacer difícil recuperarme en mi vida me han dado dos crisis y la segunda fue más fuerte que la primera.
- ¿De qué están hablando? - Gruñe Angelo detrás de nosotros.
-Antonio. - Digo y todo se vuelve n***o.
-Vamos nena, despierta. - Escucho a Ángelo a lo lejos, mis ojos se vuelven pesados no lo puedo abrir. - ¿Por qué nunca nos habías dicho que Estefanía había tenido crisis de ansiedad emocional? - Escucho gruñir Ángelo a lo lejos.
-Ángelo. - Susurro, no abro los ojos.
-Nena, vamos abre los ojos. - Me ordena, trato de abrirlos al mismo tiempo se me cierran, llevo mis manos a mi cara para estrujarme los ojos, cuándo al fin puedo abrirlos veo a Ángelo a mi lado con una cara de preocupación.
- ¿Qué me pasó? - Trato de sentar.
-Te has desmayado. - Dice Ángelo ayudándome a sentar, estaba acostada en el mueble de la sala y todos están con los ojos puestos en mí, Antonio viene con un vaso de agua y una pastilla la agarro y me lo tomo de un trago.
- ¡Dios!, mi cabeza me va a estallar. - Pongo una de mis manos en mi frente.
L. R.