—Es una escuela pública, cualquiera puede entrar y pensarían que es un estudiante. —Ríe algo obvio. —Que gran seguridad tenemos, horita entran secuestradores. —Mira a la escuela con desaprobación y él ríe levemente. —No soy un secuestrador y si así fuera, ni te avisaría que vengo por ti, vives trauma con los secuestradores... —Niega riendo, ella acepta el ramo. —Algo... Responde la otra pregunta y acepto los chocolates. —Lo espera. —Pues vine a buscarte. —Está decidido, ella acepta los chocolates. —¿Cuándo me avisarás con un día de anticipación? —Espera una explicación. —Cuando aprendas a saludarme. —Le guiña el ojo. —Yo sé saludar, solo que no me apetece hacerlo contigo. —Se pone odiosa. —¡Holly! —dicen sus amigas al unísono en forma de regaño, él solo se ríe y se acerca sensualme