—¿Cómo no? Así es más respetuoso. —Y también ríe—. Ya creo que hasta me gusta. —Ella lo mira mal. —Deberías irte, para que descanses. —Se levanta y él también. —Está bien. —Sonríe amablemente—. Pero tú eres la que debe descansar. —Y se dirige a la ventana. —¡Oye! —Llama su atención—. Siempre te cuento de mí, pero no hablas mucho de ti. —Lo mira de forma desconocida. —Mi vida no es muy interesante, me gusta escuchar a los demás... Pero algún día con gusto, que tenga buenas noches señorita Ryan. —Le guiña el ojo y sale por la ventana. —Buenas noches amigo mágico —susurra para sí misma. Claro que era un amigo mágico, como podía ser posible que cuando él estaba presente todo estaba bien, pero cuando se iba, todo se volvía de la mierda. *** —Llega tarde Señorita Ryan —reclama el profes