—Me pones nervioso al mirarme así... Ya veo cómo se siente —comenta rompiendo los pensamientos de Holly. —Lo siento, sólo recordé algo —se explica un poco avergonzada. —Pude darme cuenta, pues te reíste demasiado, ¿Algún chiste bueno pasó por tu mente? —Le pregunta divertido, ella asiente graciosa—. ¿Podrías contármelo? Ha de ser muy bueno como para reírte así. —Mejores que los tuyos sí… eres tú —dice y se muerde el labio para aguantar la risa, él detiene el auto en su casa. —¿Acaso soy un chiste? —La mira y hace una cara graciosa, ella asiente—. Que cruel eres. —Él se acerca a ella y le hace cosquillas. —Ya... ¡Para! Tengo que buscar a mis hermanos —dice entre risas. —¡Excusas! Sólo para que el chiste no te haga reír. —Se detiene. —Gracias chiste —dice divertida y sale del auto ant