Dio pasos sobre ellos, parecía seguir observando y removiendo cajas o abriendo estantes. Pero igual que al principio se alejó a otras habitaciones hasta que no se escuchó nada más. Arlett alumbró su reloj, solo faltaban nueve minutos para acabarse los treinta estipulados. Rachel se movió un poco entre los brazos de Arlett recuperando el conocimiento, al instante esta encendió nuevamente la interna, colocándose entonces el dedo índice sobre sus labios. La joven de pecas sobre la cara que resaltaban sus ojos grises entendió el mensaje rápidamente, debía permanecer en silencio. Poco a poco fue recobrando memoria también, afincando sus dientes unos con otros mientras los minutos pasaban, sentía rabia e impotencia, odio hacia aquello que estaba jugando con sus vidas y c