Alexis gritó antes de ser arrastrado por aquella cosa hacia fuera de la habitación, a todos los tomó la sorpresa y a decir verdad, más susto dio el repentino sonido al abrirse la puerta que la propia mano envejecida y llena de llagas que se había llevado a su amigo. —Mierda… —susurró Edmund boquiabierto. Todos salieron velozmente de la habitación y los gritos de Alexis se escucharon con más fuerza, esta vez era una mujer joven, un espectro horrible con las manos llenas de cueros colgantes y toda llagada. Olía bastante mal, parecía tener alguna enfermedad terminal aunque su cabello era largo, lacio y muy parecido al de Erika. Sus ojos eran achinados y sus labios muy delgados, oscuros sobre un montón de dientes deformes que no esperaron más para abarcar toda la car