Cuando su hijo nos dejó en casa solos, ella me dijo: - En tu interés, no aparezcas ante mi hijo nunca más. No quiero que este tonto, arruine mi plan y estropee el regalo. - ¿Que regalo? – pregunte. - A Karim Pasha el Visir del Sultán del Imperio Otomano. Vas a vivir como una reina, - respondió ella y añadió a Vasily, - Mañana, pon algún guardia a la puerta de esta habitación. Se fueron y me quedé sola aun temblando del susto. Todavía sentía marcas en mi cuerpo de las sucias manos de Anatolio. “Tengo que irme ahora mismo.”- pensé y empecé a recoger mis cosas impulsivamente. Estaba preocupada por la ausencia de Glasha. No sabía lo que le hubiera poder pasado. Pero no podía perder el tiempo. Si me ponen seguridad, como dijo la vieja, me costaría mucho más escapar de aquí. Ahora yo ya sabí