Azkeel y Tamiel llegaron al primer nivel, donde se encontraban las almas de las personas que con sus mentirás incitan las peleas entre los humanos, provocando en ocasiones la muerte. El calor, el olor azufre y el fuego intenso dominaba cada rincón del infierno, esa era una sensación agradable para los demonios, pero detestada por los pecadores. En este nivel, como en los otros, se implementaban castigos, por ejemplo: las personas eran encadenadas y torturadas, sus lenguas eran estiradas hasta provocarles un dolor insoportable, luego eran cortadas con filosos cuchillos y por último sus cuerpos eran lanzados a un estanque de aceite caliente donde sus cuerpos lentamente se consumían. En segundos éstos se regeneraban, tomando su forma original. La rutina se repetía una y otra vez sin descan