Capítulo 1

2104 Words
22 de septiembre de 1996 Sonriente, saludo a las flores que florecen en mi jardín. Ya que, mi madre me enseñó que ellas sienten como yo y son felices cuando les hablan bonito. Es por eso que, después de darle un beso a mi madre de buenos días, corro a saludar a las flores que están en nuestro jardín, para que sean lo suficientemente felices y crezcan hermosas. — Buen día, Azucena, Clavel, Dalia, Dondiego de noche, Gardenia, Gerbera, Hortensia, Jazmín, Rosa blanca y Rosa roja — saludo con una sonrisa mientras mi hermosa madre, Lucía Garza, me sonríe. — Eres una niña muy inteligente, solo tienes nueve años y ya sabes reconocer muchas flores. — dice mi madre caminando hacia mí. Yo asiento feliz. Mi madre, es una mujer de treinta años amante de la jardinería y la costura. Era por eso que, teniendo en cuenta su frase “debes hacer lo que amas y amar lo que haces" convirtió la primera planta de la casa, en una floristería, mientras en el patio trasero y azotea, tenía un hermoso jardín. La otra parte de la casa, el cual era el segundo piso, estaba dividida en dos partes, una era su taller de costura y otra, nuestra casa como tal. Tener todo esto en casa, fue su sueño y lo cumplió antes de que siquiera se conociera con mi padre. Ya que, desde pequeña ahorró cada centavo y gracias a mi abuelo, obtuvo un terrero en el que invirtió todos sus ahorros para hacer la floristería y la clínica de costura en un mismo piso. Pero debido a que, la floristería fue bendecida con múltiples ventas diarias, fue necesario expandir la misma y hacer más pisos en el terrero para vivir y no renunciar a su sueño de ser diseñadora. Todo recuerdo de mi madre, me hace recordar lo buena mujer que fue y como nada la detuvo, ni siquiera un matrimonio no deseado y el abandono de su esposo al saber que yo venia en camino. Lo sé, porque desde que tengo recuerdo de lo que pasa, he visto la alegría que invade su ser y proyecta a los demás. A ella nada le causa dolor, ni siquiera, la visita de mi padre hace poco pidiéndole el divorcio. Es fue lo que escuché al bajar a la floristería y ni ello causó que ahora no sonriera y hablara con amor a sus flores y a mí. Sin duda, mi padre no la merece y no tenerlo cerca es una bendición para nosotros. Agradecida por tener una madre tan buena, me lanzó a ella y la abrazo. — ¿Qué te sucede, mi pequeña? ¿Amas mucho a tu madre? — pregunta con una sonrisa y yo asiento — Yo te amo aun más y por eso, soy feliz de estar tú y yo — dice dándome un beso. — Yo también soy feliz estando tú y yo juntas. — susurro. Un comprador llega y es por ello que mi madre me deja sola. Por lo que, después de terminar mi saludo a cada tipo de flor, regreso a la floristería y me pongo a leer uno de mis libros favoritos mientras acompaño a mi madre. Nuestra casa, esta rodeado de zonas verdes y casas con una distancia de cincuenta metros de nosotros. Por lo que, cada terreno vecino es una mansión o una casa con mucha zona verde. Nosotras somos un poco de ambas, tenemos una casa de tres piso que bien puede ser nuestra mansión, esa hermosa mansión donde no necesitamos príncipes, porque nos tenemos la una a la otra. Sonriente porque todo este bien, tomo mi libro y disfruto de un domingo hermoso al lado de mi madre mientras veo entrar y salir compradores. Sonriendo, disfruto mi día en la compañía de mi madre y una radio del abuelo que nos entretiene con música que nos hace bailar, cantar o reír. A mi poca edad, comprendía perfectamente que mi padre no amaba ni amó a mi madre. Porque sí él la hubiese querido siquiera un poco, no la trataría tan mal ahora. Porque sí, él siempre que viene es para gritarle que le de un divorcio que ella no ha aceptado darle y la verdad, no entiendo porqué no le da lo que desea cuando él le ha prometido que si accede a ello, nos dejará en paz. Justo como lo pidió hoy y mi madre ni se inmutó. Mi madre nunca ha sufrido por el rechazo de mi padre. Ella nunca lloro por él ni por nadie y se concentro en mi crianza, sus flores y sus diseños que a veces contenían telas de flores y diseños madre e hijas que amaba. En conclusión, mi madre siempre veía inspiración incluso en un día lluvioso, por lo que, siempre estaba ocupada creciendo como profesional, emprendedora y madre que olvidó su fracaso amoroso y nos concentramos en ser ella y yo en nuestro propio mundo. — Hija, se me ha ocurrido una idea para mis diseños ¿Podrías cuidar de la floristería esta última hora mientras trabajo con mis diseños? — pregunta emocionada y yo asiento. — No te preocupes madre, Julia y yo nos encargaremos de la floristería. Julia, es la única empleada de la floristería, ya que, mi madre prefiere dar ramos personalizados pero con tanto trabajo, solo acepto a Julia porque su amor por las flores es igual al de mi madre. Por lo que, mi madre acepta su ayuda sin sentirse nerviosa porque haga un ramo mal. Julia mira a mi madre y asiente. — Ve, ambas estaremos bien — responde Julia y mi madre se marcha con una sonrisa. Así es ella. Ni siquiera la visita de mi padre le corta la imaginación, sino que, de algún modo le ayuda a crear más. La hora pasa rápido por lo que, cerramos la floristería y después de despedir a Julia, subo al segundo piso, saludo a mi madre y me marcho a la sala a continuar mi lectura. En la casa, aunque hay muchos juguetes con los que puedo entretener, prefiero la lectura que me transporta a mundos mágicos en los que puedo ser quien desee. El silencio era mi más importante compañía para poder leer todo lo que quisiera, por ello, al escuchar algo caerse, salí de mi mundo mágico y regrese a la realidad. Esa realidad que me hizo escuchar por segunda vez un golpe y esta vez puedo decir que el ruido provenía de la habitación de mi madre. Saber de donde venía algún ruido, era muy fácil en mi casa. Ya que, esta al ser pequeña, solo contaban con una cocina, una sala que también era comedor, un baño y dos habitaciones. Por lo que, al estar en la sala del lado de mi habitación, puedo saber que él sonido es de la otra habitación. Confundida por la hora, miro hacia el gran reloj de la sala, el cual me muestra que son solo las siete de la noche. Por lo que, sé que mi madre no puede estar en su cuarto, entonces, escuchar algún ruido del mismo, era extraño. Debido a que, ella a esta hora aun debe estar trabajando en su costura. Sabía perfectamente que escuchar algún ruido era extraño, porque mi madre ni estando enferma se quedaba en la cama. Ya que, decía que ello la enfermaba más. Además, clarinete había dicho que iba a trabajar en sus diseños y ello sólo significa que se quedaría en su taller de costura hasta pasada la media noche, así que, algo extraño debe estar pasando. Con esa inquietud, me levanto de mi asiento y con cuidado me acerco a su puerta. Lentamente tomo el pomo de la misma y lo giro encontrándome con mi madre en el suelo sobre un gran charco rojo oscuro. Asustada, corro a auxiliarla sin saber que hacer. — ¡Mamá! — grito y me acerco a ella. Pero justo antes de siquiera tocar, alguien me coloca un paño en mi nariz y boca, haciendo que con cada respiración me debilite. De acuerdo a los libros que leí, no debo luchar, sino, fingir quedar inconsciente para después que mi atacante baje la guardia, correr en busca de ayuda. Por lo que, siguiendo mi plan, hago ello. Pero cuando finjo quedarme inconsciente, él no me deja a un lado, sino, que me carga en sus brazos y me lleva lejos de mi madre. Sin saber que hacer, comienzo a abrir lentamente los ojos, pero antes de poder verlo, tengo que cerrarlos al escuchar una segunda voz. — ¿Estas seguro de seguir con el plan? — pregunta alguien y quien me lleva asiente. No sé de qué plan hablan, pero ahora eso no es importante, sino, salir de esta situación y pedir ayuda. El hombre me lleva y me deja sobre el suelo, para después alejarse. Lentamente abro mis ojos por segunda vez, por fortuna, ese hombre no está cerca y yo corro hacia la casa vecina. Sin embargo, mis lecturas sobre asesinatos y secuestros, no fueron suficientes para darme cuenta que él no estaba lejos y lo comprendí, al sentir como alguien me tomo del cabello y me tiro al suelo. Una rodilla se posiciono en mi pecho y brazo mientras sus ojos inyectados de odio me miraban — Te estoy dando la oportunidad de vivir, pero si deseas ser un estorbo como tu maldita madre, prefiero matarte aquí mismo. — amenaza. Su presión en mi pecho duele. Pero no debo darme por vencida. No cuando critiqué a los personajes débiles de mis libros. Por lo que, con mi mano libre rápidamente tomo lo que le cubre la cabeza y descubro parte de ella causando que lo que ven mis ojos sea imposible de creer. — ¡Maldita perra! — dice dándome un fuerte golpe en el rostro que me causa ver borroso mientras mi cara duele. Los golpes no cesan y él no tiene temor de matarme cuando evidentemente ese es su plan. — ¡Te dije que te quedaras quieta, pero como tu madre no obedeces, así que, no me culpes por ser cruel! —me dice mientras me parea por todas partes. El dolor me invade, la cabeza me estalla y no sé como defenderme ante un hombre tan alto y fuerte. Imploro en medios de susurros por ayuda y antes de que siquiera pueda moverme, él se detiene. — Llévatela a dentro, que muera quemada con su madre — ordena y todo se vuelve n***o para mí. Mi mundo se derrumbó a la edad de nueve años. Según recuerdo, siempre estuve con mi madre, ella era hermosa y muy amable. Nunca recibí un golpe de ella y me decía que no era necesario siquiera gritarme, porque yo era una buena niña desde el vientre. No se cuanto tiempo duró inconsciente, pero solo puedo ver que estoy en la parte trasera de una camioneta que anda a gran velocidad. No sé hacia dónde voy, pero puedo ver que estoy cerca de casa al ver como en los vidrios de la camioneta se muestra un poco borrosa. Mi casa — pienso— me han llevado de mi casa y han matado a mi madre. Mi cuerpo me duele en su totalidad, pero más me duele mi corazón al ver como la casa que veía hacerse pequeña, explota y de vuelve una bola de fuego que con cada avance del auto se vuelve pequeña hasta desaparecer. Esto no puede ser posible. Esto debe ser un maldito sueño — me digo mentalmente sin importarme que mi madre me castigue por maldecir. Después de todo, creo que si esto es la verdad, no tendré que preocuparme por un castigo cuando sé como terminaré; muerta. Mi cuerpo me duele y más con los saltos de la camioneta. Realmente no sé a donde me voy pero estoy segura que no iré a un buen lugar, ya que, estoy arropada con algo que huele feo y a mí lado tengo una pala que sin duda, el asesino J, uso para enterrar a sus víctimas y yo, soy una. Soy una víctima de la que no sabe el motivo de este crimen. Después de todo ¿Qué culpa tiene una mujer como mi madre y una niña como yo, para tener este final? Nosotras nunca nos metimos con alguien y no entiendo porque de tantos libros que he leído, el genero crimen es el que voy a protagonizar y precisamente, como al chica que muere en el primer capítulo. Sin duda, mi vida no puede ser peor y eso que apenas tengo nueve años.
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