Días después Las vacaciones llegaron y fue gracias a las mismas que puedo estar al pendiente de la abuela y trabajar con el abuelo en su venta de comida ambulante. Claramente ello no era fácil, pero por lo menos, los abuelos no pensaban en el ingreso de la escuela que ya había decidido no realizar. Durante estos días, los médicos han estudiado varias posibles soluciones, sin embargo, sabemos que las mismas no van a evitar que el tumor desaparezca. Lo sé, el abuelo lo sabe y la abuela también. Pero fingimos que no lo sabemos porque no queremos pensar en la idea de que la abuela moriría en cualquier momento. Un nuevo día comienza y como todos los anteriores a este, el abuelo José y yo, salimos de casa con nuestro carro de comidas. La abuela, ya fue dada de alta. Pero le hemos dejado la