Estaba sobre el escenario, absorbido por las notas que desprendían aquellos instrumentos que lo acompañaban mientras su voz salía sola, degustando cada palabra que rozaba sus labios, saboreando la tristeza de aquella desgarradora letra, con el corazón desbocado por la completa felicidad que lo envolvía en aquel momento. Miró de reojo a su izquierda, a la esquina del escenario donde ella estaba inmersa en arrancar las notas de aquel extraño instrumento, demostrando que había volcado largas horas de práctica para mejorar. Sonrió entre dos estrofas y volvió a hundirse en el sentimiento de completa desolación que relataba exquisitamente aquella canción. Al finalizar la presentación Lucía se dispuso a subir para cambiar su ropa y ubicarse detrás de la barra. Nicolás lo sabía, cada noche Ramir