—Ya deja ese espejo, jovencita. Al menos agradece que está viva —Resopla Fidelma, rengueando con un plato de sopa en la mano. —Esas cicatrices deben enseñarle que es fuerte y que a pesar de todo está aquí, recuperándose. La anciana deja el plato en la mesa y regresa a junto al fogón para servirse otro para ella. Morgana camina despacio hacia la mesa y mira con desdén la sopa de calabaza que la anciana sirvió para ella. Está muy cansada de comer lo mismo, pero no tiene de otra que soportarlo por ahora. —¿Cuándo podremos salir de aquí? —La anciana la mira molesta. —No se ha recuperado del todo. No es tiempo aun, Morgana. Tenga paciencia, la venganza es un plato que se come frío. Lo bien planificado siempre saldrá mejor. Morgana asiente y empieza a comer de su sopa. Ya perdió la cuenta de