El camino a Kresla es muy turbulento y en varias ocasiones, Ciro, se ve obligado a parar y verificar el estado del rey. Quizás el curandero tiene razón y la flecha estaba envenenada. Eso explicaría el estado de salud tan deplorable de Artur en tan poco tiempo. Lo bueno es que al menos ya no está sangrando y eso es un gran avance.
Mientras tanto, luego de pasar por la selva más espesa de entre los límites de Zhufun y Vinoxy, la princesa y Gonzalo llegan hasta un pequeño poblado y piden alojamiento en una posada. La lluvia no cesó en todo el día y no quieren volver a pasar otra noche en la intemperie exponiéndose a las calamidades del bosque.
En lo que resta del camino, Morgana no mencionó más que dos o tres palabras y eso es motivo suficiente para que Gonzalo empiece a sospechar de ella.
