—Que tú... ¿qué? —Selene no podía creer lo que estaba escuchando.
Su madre. Su propia madre era procedente del otro lado del océano, de un lugar desconocido totalmente y para muchos hasta un tema "que no debía ser tocado". Y lo peor era que nunca se lo había dicho. Estaba completamente asombrada y se tapó la boca con las manos.
—No tengo tiempo para hablar, porque la verdad es que me siguen. No puedo explicarte tampoco por qué me siguen ni nada más, porque sería muy peligroso, pero... debo huir —explicó con un nerviosismo que destacaba muchísimo, mientras Selene miraba hacia todos lados e intentaba encontrar una respuesta a sus temores.
¿Cómo era posible que hasta ese momento no hubiera dicho nada? ¿Cómo era posible que Selene nunca se hubiera dado cuenta de que su mamá era "diferente"? Porque, por lo que había entendido, las personas del otro lado del océano solían ser más "liberales" que los de esa región. Quería preguntar muchas cosas, pero las palabras no salían, sólo podía imaginar a su mamá mucho más joven actuando como ella había estado haciéndolo para liberar la magia que se producía cuando experimentaba esa sensación tan placentera llamada "orgasmo" y liberar luego energía mágica.
—También tengo una magia muy poderosa de la que no puedo hablar demasiado, y que probablemente Samael y tú también tengan y puedan liberarla... el problema es que me buscan personas muy malvadas, personas terribles que llevan muchos años buscándome y que podrían poner en peligro a tu padre si me quedo a su lado... —La voz se notaba temblorosa y nerviosa, y luego se mordió un labio.
—Mamá, pero... debe haber alguna forma de hacer algo.
La mujer mayor negó con la cabeza, y luego sus ojos aterrados miraron fijamente a Selene.
—Sólo puedo confiar en ti y en que sepas guardar este secreto, pues es un peligro tremendo al que nos enfrenamos, hija, podrían acabar con nuestro mundo como lo conocemos y yo... yo sólo no quiero exponerlos más de lo que ya están —aseguró con terror—. Tu padre ya sabe que esta noche me retiraré, aprovecharé el ajetreo de Ciudad Adaft y escaparé. Ya me comuniqué con otra persona que me buscará y tu padre seguirá con su vida tranquilamente, pero tu hermano y tú deben ser fuertes. —Tomó las manos de Selene, quien seguía sin poder procesar toda la información que ella estaba dándole.
La pelinegra quería decir algo, quería pedir una explicación más detallada, pero en ese momento sintió su corazón latir aceleradamente y su mamá miró hacia los lados con bastante disimulo, como buscando a alguien.
—Ten esto. Aquí explico todo y también te dejo algo de información. Sólo voy a pedirte una cosa más —dijo mirándola fijamente mientras le entregaba un libro no tan grande como los que acostumbraba a leer y posteriormente continuaba con lo que decía—: no dejes que nadie descubra tu verdadera identidad.
La mirada de su madre era totalmente preocupada y Selene sólo pudo asentir y guardar el libro de inmediato.
En la noche tendría que hablar con Samael, quien seguramente estaría igual o hasta más preocupado que ella, pero entendía que la única que podría controlar la impulsividad de su gemelo era Selene.
...
Esa noche sus padres los invitaron a comer, y la mirada de ambos se notaba bastante distante, pero aprovecharon de disfrutar todo el tiempo posible, incluso llegando al punto en el que habían hecho una corta competencia de ingerir alcohol, en la que Selene se había retirado tempranamente para no tener que terminar arrastrando a Samael.
También habían conseguido presentar a sus padres con todos sus amigos, excepto Marcus, al que por algún motivo no habían encontrado, pero a ella la tranquilizaba bastante no encontrarse con ese chico tan tétrico, porque había notado que, en ocasiones, tenía una percepción demasiado ampliada de la realidad, lo que lo convertía en un individuo perspicaz y seguramente podría notar el cambio de humor tanto en la madre como en el padre de los gemelos. Tras terminar la velada y despedirse de su familia, le tocó llevarse arrastrado a su hermano a los dormitorios, que deberían estar solos dado que sus compañeros habían permanecido bebiendo y disfrutando con sus familias.
Abrió la puerta con calma y arrastró a su hermano, quien iba dormido, hasta una de las camas, y fue en ese momento en el que sintió un extraño temor, como si alguien la observara. Volteó con un poco de miedo y se sobresaltó al ver detrás de ella a Marcus.
—Me asustaste —señaló con su voz masculina para justificar el sobresalto, mientras terminaba de acostar a su hermano en la cama.
—Lo siento, pensé que quizás necesitabas ayuda —se disculpó él, encogiéndose de hombros.
—¿No vino tu familia?
Él negó con la cabeza.
—Viven muy lejos, dudo que vengan —explicó él yendo hacia su cama—. Disculpa por asustarte, Samuel. Buenas noches —se despidió, cerrando las cortinas.
Selene se quitó los zapatos y entró a su cama tras acostar a su hermano y buscó una runa de luz que le había regalado Demyan durante una de sus actividades grupales, la cual usaba ocasionalmente para leer en la oscuridad. Y en ese momento por fin abrió el libro que le había entregado su madre. Tenía unas 150 páginas, según ella estimaba, y empezaba con una historia y luego tocaba aspectos de hechizos y otras cosas sobre la magia del otro lado del océano.
Estaba asombrada de que su madre realmente viniera de ese lugar, pero era más asombroso pensar que nunca hubiera notado en ella ni un ápice de poder mágico. ¿Por qué nunca lo había usado para cosas como la cosecha o facilitar su vida?
"Debería leer esto, seguramente aquí lo explica" —pensó abriendo por fin el pequeño libro.
Querida Selene, mi pequeña lunita.
Cuando elegí tu nombre, tomé en cuenta que tu hermano y tú nacieron en luna llena, época perfecta para que una gran energía mágica se libere en las personas que poseemos este don. Si estás leyendo esto, quiere decir que algo ocurrió y por eso dejo esto escrito desde este momento. No sé si llegaré a conocerte como adulta, siquiera, ahora mismo Samael y tú están en una pequeña cuna y tienen 2 años, pero preferí dejar esto escrito porque mi vida ha girado en torno a las más lastimeras desgracias. Es importante también que sepas que lo que te contaré a continuación no debe afectar la vida que tengas en el momento en que leas esto y que no es necesario que cruces el océano para indagar más, porque ni siquiera yo sé cómo están las cosas en mi reino.
Nací en el Reino de Zhelen, al otro lado del océano, hace exactamente 25 años, justamente dos años antes de que el Rey que todos esperaban entrara al poder. El nombre de este Rey es Orius Mynath y era el legítimo heredero al trono, según las leyes sucesorias que establecen que el "destinado" sea el Rey. Esto es un proceso muy complejo y, si tengo tiempo, lo dejaré escrito al final del libro, ya que no es relevante para tu vida, lo importante es lo que sigue. Al morir el anterior Rey, Dhomaru Iphroni, su hijo, Amykus Iphroni deseaba el poder, por lo que apeló a Leyes de otras naciones diciendo que nuestra doctrina era una blasfemia y que la diosa de la luna no debería ser quien definiera el reinado.
De igual forma, y pese a que reclamó más de una vez, la sucesión fue realizada como se esperaba y el Rey Orius pasó a gobernar. Al entrar el poder, este hombre tan importante para nuestro Reino eligió casarse con la mujer que amaba, a pesar de que esta había enviudado recientemente, y esa mujer era mi madre, tu abuela. Juntos tuvieron una hermosa niña que llenó de emoción a todos por su enorme parecido a la diosa de la luna, la cual en nuestro Reino es llamada "Celen", siendo llamada mi hermana "Celen" y por ella fue que elegí tu nombre. Mi hermanita era hermosa, la princesa que iluminaba a todo el Reino e incluso Reinos vecinos querían conocerla. Y yo la amé desde el primer día en que la conocí, pues su dulzura me inspiraba a protegerla de todos.
Crecimos y con ello nuestras habilidades mágicas empezarían a despertar, que en el caso de mi hermana empezaron a liberarse cuando cumplió 5 años (yo tenía 8 en este entonces), y así descubrieron que se trataba de un prodigio, pues normalmente la adquisición de habilidades mágicas se daba a partir de los 10 años, en fase de luna llena, después de rituales para desbloquear realizados por los más ancianos. Celen tenía un futuro brillante y prodigioso y la verdad es que todos en el Reino le ofrecían las mejores cosas, todos la amaban y nadie nunca imaginó cuán terribles empezarían a ser las cosas.
Cuando por fin Celen cumplió 15 años, volvió de la nada alguien a quien mi madre y el Rey nunca imaginaron volver a ver: Amykus Iphroni, quien no sólo volvió más poderoso que nunca, sino con una montón de extrañas personas que parecían sus nuevos seguidores.
El Rey jamás pensó que, justo el día del cumpleaños de mi hermana, aparecería ese sujeto en el castillo y mi madre sólo pudo protegernos mientras las cosas empezaban a enloquecer. Según la tradición, ya se había establecido que, en caso de la muerte del Rey Orius, gobernaría Khanni Munhin, quien era una sacerdotisa del templo de las montañas algo mayor que el Rey, curiosamene. Sin embargo, la situación se tornó cruel y el Rey fue sometido a vejaciones en una de las torres, sin permitírsele morir, tomando el cargo y haciendo que para Khanni no fuese posible pelear, ya que realmene el Rey no estaba muerto.
Mi madre consiguió sacarnos antes de que las cosas empeoraran, pero pronto nos encontrarían y teníamos que escapar, así que hizo su sacrificio para que mi hermana y yo pudiéramos ir al otro lado del océano, tomando diferentes rumbos. Como no quería que mi hermanita fuese agredida ni ocurriera lo peor hacia ella, buscamos un circo con el cual poder utilizar nuestros poderes de una forma algo limitada y asegurándonos de que no notaran que no pertenecíamos a esta región, aunque la verdad los hombres son bastane fáciles de manipular de este lado del océano.
Pero en medio de nuestro recorrido apareció buscándonos un extraño sujeto con capucha negra para hablarnos de la situación de nuestro Reino, para este entonces Celen tenía 18 y yo 21 años. Este sujeto era un enviado de nuestra madre y realmente supimos que podíamos confiar en él, por lo que hicimos un pacto de sangre para que él fuese quien nos notificara si las cosas llegaban a ponerse más complicadas.
Y así fue, 1 año más tarde, Khanni Munhin murió y, como siempre, se solicitó a la diosa establecer quién era el indicado para reinar, y el resultado despertó el terror más profundo de todos: Celen Mynath era la hechicera más poderosa, y había sido seleccionada por la diosa. Nuestro amigo encapuchado llegó para notificar esto y de inmediato supimos que buscarían a mi hermana, así que pasamos a necesitar hacernos más poderosas, lo que implicaba que necesitábamos magia s****l (espero que me perdones por tener que hablarte de estos temas, no sé qué edad tengas cuando leas esto).
Celen había conocido a un hombre del Reino de Okhrim que parecía alguien bastante liberal y hasta un poco manipulable, así que tomó la determinación primero que yo y eligió casarse en poco tiempo, para cuando ella tenía 20 años, ya estaba casada y le prometí que nos mantendríamos en contacto, pero continué mi viaje con el circo. Pensé que no habría muchas esperanzas para mí, ya tenía 23 años y las mujeres de circo son mal vistas porque tienen sexo libremente, pero tiempo después conocí a tu padre y entendí la importancia del amor para liberar esa magia s****l tan poderosa.
En fin... no hemos sabido más nada del Reino y poco viene a vernos nuestro enlace con el otro lado del océano, también tenemos la suerte de que sea un tabú lo que hay del otro lado (ya te explico el porqué), pero a pesar de ello, quiero que tengas conocimiento de todo lo que ha ocurrido a lo largo del tiempo para que mi hermana y yo hayamos decidido mantenernos a salvo. Si llegase a ocurrir algo y mi hermana resultase en peligro, la buscaría hasta donde fuese, arriesgando mi vida, pero no quiero que esto ocurra contigo y los criaré como campesinos, sin saber nada de la magia, pues no quiero que terminen arriesgándose también por un Reino al que no pertenecen realmente, un Reino extranjero.
Amo a Samael y a ti más que a nada, y mientras tenga fuerzas para hacerlo, los protegeré, pero si mi hermana es tomada por estas personas y encerrada, se perpetuarán en el poder, y la única forma de hacer un reclamo del trono es pelear una guerra con la legítima heredera bajo nuestra protección. Tiempos grises se han vivido en los últimos años en el Reino de Zhelen, y lamentablemente, mientras no muera mi padrastro, no podemos hacer nada mi hermana y yo.
Sobre el tabú del otro lado del océano, tienes que saber que hace milenios las personas de este lado vivían también del otro lado, pero ocurrió una guerra por dos grandes hechiceras, las más poderosas que pudieran haber existido, quienes se debatían por ser la "encarnación de la diosa Celen". La pelea se detuvo gracias a un mago-guerrero que se convirtió en el héroe de ese mundo Kylliam Fyrh, el cual pasó a ser considerado una especie de "dios" en un culto que surgió años después y que es la base de la religión de este lado del océano.
Al ser mujeres las que causaron este problema y todo por la diosa Celen, ellos pregonaban que el culto a la diosa Celen era una blasfemia conta el héroe Fyrh y hubo muchas quemas de templos de la diosa, así como intentos de reprimir y exigir que las mujeres dejaran de tener derechos para estudiar y ejercer la magia, así como derecho para ser Reinas, lo cual es completamente normal del otro lado del océano.
Pasaron así aproximadamente 300 años en peleas mientras el culto se reforzaba, incluso existiendo mujeres que realmente apoyaban ser sumisas a los hombres. Al final ellos decidieron irse a una especie de "Tierra Prometida" del otro lado del océano y pues ellos de aquel lado no sabían nada, porque tampoco les interesaba, sólo les interesaba crecer como Reino tecnológica y mágicamente.
En mi caso, la verdad nunca supe absolutamente nada de estas personas más que lo que los libros de historia decían, incluso del otro lado tenemos una tecnología bastante razonable en comparación con la que tienen de este lado, y espero poder enseñarte muchas cosas básicas para que te intereses más en la ciencia que en la magia. Personalmente me agobia mucho este tema mágico, por lo que me dedicaba a la parte de la ingeniería del otro lado, pero ahora de este lado me tocó ser "sumisa" como todas las mujeres, y también espero que tú no tengas que ser una sumisa.
Cuando llegué de este lado del océano fue que me enteré que habían varios reinos con un atraso tecnológico de este lado (mucho atraso, en realidad, a pesar de todo lo que han logrado con runas para compensar). Además, tienen muy fuertemente arraigado el Culto al Héroe Fyrh como religión, desconocen la religión de la diosa Celen, no tienen ni idea de temas muy básicos de tecnología, por no mencionar que prohiben viajar al otro lado del océano y tienen un montón de Leyes absurdas que hacen que todo sea considerado blasfemia.
Sinceramente, creo que nunca me acostumbraré a estas represiones, y mi hermana Celen tampoco, porque la última vez que la vi estaba muy indignada con varias cosas del Reino en el que vive.
En fin... esta es la razón por la que mi hermana y yo nos fugamos de nuestro Reino, al otro lado del océano, y es esta la razón por la que algún día tendremos que ir a pelear por el trono.
Espero que Samael y tú puedan perdonarme.
Con amor, tu madre, Aythana Mynath (actualmente Marysse Von Strauss).
Las lágrimas empezaron a caer por los ojos de Selene, quien enterró la cara en la almohada, y guardó el libro debajo de esta. Sabía que su madre estaba peleando una batalla en la que ellos no podían participar, pues no tenían habilidades mágicas para luchar, pero le dolía infinitamente que a pesar de todo su amor, ahora su madre había tenido que abandonarlos por Celen Mynath... pero más le preocupaba saber que tanto su madre como su tía en ese momento seguramente estaban ante un peligro inminente.
Selene encontraría la forma de hacer algo, sin importarle en lo más mínimo lo que pudiera pasar, pero si realmente existía un lugar al otro lado del océano en el cual ella podría ser lo que quisiera ser sin tener que vivir como hombre, ella quería conocerlo y vivir allá.
Porque si de algo estaba plenamente segura Selene era de que esconder lo que realmenente era simplemente resultaba la mayor tortura que un ser humano podía verse obligado a vivir.