Capítulo 7: Esos príncipes

1690 Words
Después de entrar al castillo y ser llevada a una pequeña sala en donde el príncipe Demyan le pidió a unas mucamas llevar comida a un lugar que Selene no consiguió entender, el joven guio a su "compañero" hacia el patio trasero, el cual era, si se podía creer, el triple de enorme que el delantero, o quizás mucho más grande que eso. Después de caminar un poco, en donde estaban dos hombres que parecían ser sirvientes preparando una mesa con varios elementos químicos que eran para la transmutación que harían. Además, había un caldero especial hecho de piedra-runa con el que trabajarían y se notaba que estaba bastante bueno. Se sorprendía de que él tuviera algo tan avanzado, ya que, en realidad, Selene y Samael no contaban con recursos para comprar algo así, sino que todas sus transmutaciones eran preparadas en los calderos de piedra-runa de la universidad, algunos de los cuales no eran del todo eficientes y dejaban margen de error. Sonrió como un niño con juguete nuevo y corrió hacia la mesa a ver todo lo que había en ella. Los materiales y las herramientas eran todos de primera calidad, por lo que suponía que podría lograr el efecto deseado en menor tiempo del que incluso había imaginado. Selene estaba totalmente asombrada y luego empezó a revisar los frascos reseñando propiedades de cada cosa. —Este vidrio es de altísima calidad, se nota que es irrompible, hasta puedo notar que en este borde tallaron unas runas con piedra-runa. —Estaba completamente emocionada con cada cosa que había. Desvió su mirada finalmente para ver al príncipe Demyan y le dedicó una sonrisa de total alegría, para demostrarle que de verdad estaba disfrutando mucho de las cosas que tenían ahí. El castaño se sonrojó ligeramente al mirarla y luego volteó hacia otro lado. —¿Por qué sonríes como imbécil, brilly? —cuestionó, sin mirarla, y luego caminó hacia uno de sus sirvientes—. Tú y el otro pueden retirarse —ordenó al sirviente, quien hizo señas a su acompañante, y se marcharon de inmediato. Selene dejó de sonreír y se quedó mirando fijamente el caldero donde iba a preparar su transmutación, lo cual luego tendrían que hacer ante el profesor en la próxima clase de Alquimia el día martes. —Nunca había tenido cosas tan buenas —admitió—. Mi familia es muy pobre. Quizás ese tipo de conversaciones no eran de las que tendrían dos hombres, y mucho menos un agresor con su "objetivo de burlas", pero ahí estaba ella, aceptando como una imbécil que le gustaban las cosas que Demyan tenía en su casa para practicar y que desaprovechaba por su estúpida actitud, y eso le generó un poco de disgusto, así que frunció el ceño y decidió tomar los diferentes elementos alquímicos que utilizaría para su formulación. Decidió no mirar más a Demyan, aunque sintió que, después de que se fueron sus sirvientes, él empezó a girar un poco alrededor de la mesa en la que estaba trabajando Selene, lo que le generó mucho nerviosismo a la joven, que esperaba no errar en los procedimientos. Había colocado sus apuntes junto a ella para seguir todas las formulaciones como debía ser, y estaba aplicando el paso a paso, sólo faltaba colocar el último recurso dentro del caldero y accionar las runas a los lados para que hicieran su efecto. —¿No crees que deberías explicarme lo que estás haciendo y no terminarlo sin mí? —preguntó de repente Demyan al oído de Selene, haciéndola ponerse nerviosa y en ese momento vació una cantidad exagerada de ácido sulfúrico en la muestra, lo que hizo que segundos después explotara y llenara de humo el lugar. Selene empezó a toser y no podía ver nada, mientras que Demyan había empezado a reírse como loco en ese momento, haciéndola enojarse. —¿Te parece muy gracioso que me hayas hecho perder todo el trabajo? Ahora tendremos que esperar al menos una hora para que todo esto se disipe —se quejó Selene, sintiendo escozor en la garganta, pero intentando no toser, al mismo tiempo que se mantenía enojada por no poder alcanzar a su hermano en el circo. Pero de repente sintió que alguien la cargaba en uno de sus hombros como si de un costal de papas de tratase y la alejaba del humo que parecía haberse concentrado en una sola zona. —No sé si notaste el círculo de runas, pero aquí afuera no nos alcanzará el humo mientras se disipa —explicó Demyan bajándola y sonriéndole con malicia. Luego de esto, rodeó su cuello con el brazo, casi asfixiándola, como siempre—. Ahora iremos a dar un paseo para comer algo, brilly. El joven príncipe la soltó y ella se acarició el cuello mientras veía cómo él se iba por un camino. Selene miró el lugar donde habían estado previamente y se encontró con que de verdad todo estaba concentrado dentro de un mismo círculo, así que comprendió que, efectivamente, habían colocado runas protectoras para esos casos. Luego investigaría más de ese tipo de runas, porque se le hacía muy interesante que pudieran retener el humo y no a ellos. Volteó antes de que él notara que ella se había quedado viendo y después corrió a alcanzarlo. Por suerte, Selene era muy rápida a pesar de su escasa fuerza física, lo que la hizo llegar junto a él rápidamente, pero, al ser más altos, en unos pocos movimientos conseguía irse más lejos. No hablaron en todo el camino, hasta que finalmente llegaron a una parte que, a pesar de que estaba dentro de las inmediaciones del castillo, se notaba bastante retirada de lo demás. Ahí había una mesa con varias mucamas terminando de servir la comida y empezaron a reír coquetamente al ver a Demyan con Selene acercarse. Quiso bufar pensando en que eran absurdas las mujeres, pero luego también recordó que ella también era una de ellas, a pesar de estar en un rol masculino. —Maravilloso como siempre —les dijo el joven príncipe sonriendo—. Nos sentaremos a comer, pero no se retiren... quiero ver si es verdad algo que mi brilly favorito aseguró. "¡Oh, mierda! ¡Espero que no sea lo que estoy pensando!" —pensó horrorizada y empezando a sudar frío, mientras se pasaba la mano con nerviosismo por su cabello color azabache, alborotándolo, y casi olvidando que lo tenía bastante corto. —Siéntate, vamos a comer —expresó Demyan mientras se sentaba en la mesa y una mucama le servía algo de vino, mientras otra de ellas le acercaba unos panecillos. Selene decidión mantener la calma y también fue atendida rápidamente por las mucamas. Vio cómo después de comerse un panecillo, Demyan acercaba a él a una de las chicas y la sentaba sobre sus piernas, mientras esta miraba a Selene, quien se enrojeció de inmediato con esa actitud. ¿En serio pensaba hacerle algo a esa chica delante de "Samuel"? Definitivamente ese príncipe no tenía absolutamente nada de vergüenza. Decidió pedir otra copa de vino y rellenó un panecillo con trozos de cerdo, para comer exageradamente lento, intentando no mirar tan directamente a su compañero de clases. —No voltees, brilly. Te demostraré de lo que soy capaz. Ella contuvo su sonrojo mordiendo otro pedazo de pan, mientras veía cómo Demyan le bajaba la parte superior del vestido a la chica, dejando que Selene viera sus pechos, mientras ella continuaba sentada en las piernas del príncipe, pero mirando en dirección a Selene ambos. La chica parecía bastante feliz a pesar de lo deshonroso del acto y el joven príncipe parecía estarse divirtiendo como nunca, mientras continuaba viendo con malicia a su compañero de clases. —¿Crees que puedes hacer las cosas mejor que yo? Pues mira y aprende —se jactó él, llevando las manos a los pechos de su mucama y apretándolos, lo que hizo que ella gimiera placenteramente, para luego pasar sus dedos por sus pezones y apretar ambos con diversión. Pero se notaba que quien estaba disfrutando era sólo él, ya que la cara de la chica sólo mostraba un fingido placer. —Ella no parece tan a gusto —dijo divertida Selene, con su tono más masculino posible, mientras daba un sorbo al vino. Él frunció el entrecejo y parecía que estaba a punto de decir algo, pero en ese momento otra voz se escuchó en el lugar: —¡¿Pero qué rayos crees que estás haciendo, Demyan?! ¡Ya decía nuestro padre que seguramente estabas haciendo algo estúpido! —se quejó con enojo Dymion, llegando hacia donde se encontraban Selene y Demyan. La cara del príncipe heredero fue de total fastidio en ese momento y simplemente le ordenó a su mucama que se vistiera y luego a todas que se retiraran, mientras Dymion llegaba justo frente a ellos. —Eres un dolor en el trasero, hermanito —afirmó el menor, tomando un sorbo de su vino y Selene no pudo evitar sonreír con autosuficiencia al ver cómo se le arruinaban los planes a su agresor. —Y tú no tienes remedio. Papá dijo que tienes dos horas para terminar tus actividades y permitirle a tu compañero retirarse. ¡Estás advertido! ¡Y quiero ver los resultados de tu proyecto porque papá dijo que sería yo quien le diera el visto bueno! —lo regañó el príncipe mayor, para luego dirigirse a "Samuel". —Lo siento, Von Strauss. Mi hermano es un desvergonzado. Pido perdón en su nombre —hizo una pequeña reverencia a la chica, quien no pudo dejar de pensar en cuánto le gustaba la actitud y forma de ser de Dymion. —Descuida... —expresó ella mirándolo fijamente a los ojos, esos ojos verdes que por un momento la estaban atrapando y dejando completamente atontada. Demyan parecía más enojado de repente, y simplemente se retiró dando zancadas con un notorio fastidio. Selene hizo una reverencia a Demyon y se fue tras su compañero. Esos príncipes la hacían sentir de una forma muy extraña... y lo peor era que empezaba a disfrutarlo.
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