CAP 15 MUDARSE

1124 Words
Antes del amanecer, Rosalía abrió los ojos, mirando algo de oscuridad de la noche todavía, se levantó buscando su ropa, el hombre estaba dormido de lado en la cama, podía ver su espalda baja, se acercó mirando una cicatriz ahí, la acarició con la yema de sus dedos e hizo que él se estremeciera, ella se alejó, antes de que se despertara tenía que salir de ahí, había sido una noche increíble, pero solo era eso, una noche, nunca más se verían y menos si él solo estaba de paso. No encontró por ningún sitio su tanga, la busco por todas partes, estaba agachada debajo de la cama y nada, resopló recordando lo que pasó y en qué momento la perdió, se levantó mirando de reojo al hombre, no podía quedarse más tiempo, tomó su bolso y salió de la habitación con sus tacones en la mano, pidió un taxi en la entrada del hotel y regreso a su departamento. Al día siguiente… Ya instalada en la oficina, revisaba algunos pendientes, esta vez estaba sola, Pablo se quedaría a ayudar a Melinda por unos días con TEXUS hasta que Melina se sintiera preparada, ella estaba agradecida de no verlo en estos momentos, no quería discutir después de lo que pasó, la secretaria toco la puerta y entró. “Señorita Rinaldi, la señorita Linda está aquí quiere verla”. Rosalía dejó lo que hacía. “Hágala pasar”. La pequeña joven entró cabizbaja, al ver a su hermana le regaló una pequeña sonrisa, estaba muy preocupada. “¿Pudiste arreglar lo de la empresa?”. Rosalía le apuntó con su mano el asiento pidiéndole que se sentara, al estar cómoda, Rosalía le explico. “Fue difícil, esos accionistas son viejos y no les gustan las nuevas ideas, pero lo logre, ahora es solo esperar a que las cosas se den con el tiempo, no te preocupes la empresa saldrá de este bache”. Linda asintió apretando sus manos. Rosalía le comento. “Recuerdo que querías ir al extranjero a tomar unos cursos”. Linda levantó la vista hacia su hermana. “Si, pero no creo que pueda ir, no tenemos solvencia en este momento”. Rosalía tenía todo preparado. “Tú no te preocupes yo lo resolveré, lo único que tienes que hacer es irte y estudiar mucho”. Los ojos de Linda brillaron. “¿En serio? ¿Puedo ir?”. Rosalía avaló. “Si, tú no te preocupes de donde sale el dinero, lo importante son tus estudios”. Rosalía sacó unas hojas entregándoselas. “Este es tu itinerario, tienes que irte hoy por la noche, ya está todo pagado, además no habrá otra fecha”. Linda no podía creerlo, bajo su rostro cabizbaja. “Pero… ¿Qué pasará con papá?”. Rosalía le explicó. “No se puede hacer nada en este momento solo debemos esperar, lo cuidare bien en el hospital”. Linda no estaba del todo segura, Rosalía comentó. “Estarás en las clases del famoso Archie ¿No te emociona?”. Archie era un famoso pintor, pero se decía que era un excéntrico y le gustaba aprovecharse de las mujeres, era perfecto para su hermana. Linda afirmó que era uno de sus artistas favoritos. “Ok, Iré a empacar y le diré a mamá”. Se levantó caminando hasta Rosalía y la abrazo con mucho agradecimiento. “Gracias”. Estaba muy feliz de tenerla como hermana. Rosalía solo le dio pequeños golpecitos en la espalda haciendo una mueca y rodando los ojos. Linda se fue de la oficina muy feliz, Rosalía llamó a su secretaria. “Mañana a primera hora quiero una mudanza en mi departamento, llevaran mis cosas a la mansión”. “Sí señorita Rinaldi”. La chica dudó en decirle. Rosalía lo notó. “¿Qué pasa?”. “Abajo está la esposa del señor Ortega, su antiguo abogado, ella está haciendo un escándalo, dice que no se irá si no la atiende”. Rosalía se recargo en su silla pensando, la noticia de que Álvaro Ortega tenía varias amantes y las mantenía con el despacho de su suegro era la noticia del momento, no se imaginaba porque quería verla. “Bien que pase, veamos qué es lo que quiere”. Ya estaba aburrida de tanto papeleo, quería distraerse. La secretaria salió y minutos después regresó con la mujer, vestía muy elegante, su cabello era rubio y traía joyas, la mujer estaba embarazada. Rosalía frunció el ceño, no sabía que la mujer estaba de encargo. “En qué puedo servirle señora de Ortega”. Lo dijo con tono burlón. La mujer de pie en frente a Rosalía la examinó, era muy bella y con un cuerpo muy llamativo claro que sería admiraba por cualquier hombre. “Mi esposo me dijo que usted fue quien publicó las noticias… ¿Es eso cierto?”. Rosalía ladeo la cabeza y sonrió. “Si”. La mujer se sintió extraña ante lo directa que era Rosalía. “Su marido… el señor Ortega ha estado trabajando con nosotros por poco periodo y en ese corto tiempo nosotros salimos y nos besamos, pero cuando me enteré que era casado me aleje de él poniendo las cosas claras, no me gustan los casados, Álvaro no se dio por vencido hasta fue a buscarme a mi departamento con flores y todo, diciendo que la dejaría y le pediría el divorcio si yo lo aceptaba”. Le explicó toda la situación sin tapujos. La mujer empezó a ofuscarse. “¡No es cierto! ¡Estás mintiéndome!¡No puede ser! ¡Él me ama!”. “Las grabaciones de mi departamento están en el edificio donde vivo, puede ir y pedirlas yo no miento”. Rosalía conocía a este tipo de mujeres que todo les creen a los hombres y los seguían ciegamente, un día fue una de ellas y las aborrecía ahora. La mujer se quedó en silencio pensando todo, no era la primera vez que tenía problemas con Álvaro y sus mujeres, Rosalía se levantó y se acercó tomando su mano para sentarla, la mujer no se negó estaba muy confundida. Rosalía sentada a su lado le habló despacio y muy tranquilo. “Eres tan bonita Samantha, mira que encontrarte con un hombre así… las pruebas están, el no solo quería estar conmigo si no que tenía otras amantes ¿Quieres un hombre, así como padre de tu hijo?”. La mujer levantó la mirada para encontrarse con los bellos ojos de Rosalía que le daba una mirada de simpatía. Ella negó dejando caer sus lágrimas.
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