Rosalia

CAP 14 DISFRUTAR

Rosalía volvió a sus sentidos alejándose de Pablo, estaba a punto de caminar lejos, cuando él volvió a tomarla de la mano deteniéndola. “Rosalía…” Era una súplica, no quería verla aquí, no quería que otro hombre la tocara”.

Ella lo miró detenidamente. “Suéltame Pablo”.

“Te quiero tener”. El volvió a susurrarle cerca de sus labios mientras sostenía sus muñecas.

Rosalía se burló. “¿Quieres tenerme? ¿Solo quieres sexo? Ve con tu bella esposa, esa que juega a la casita y te espera feliz, ve y métesela cuantas veces quieras a mi déjame en paz”. Ella se zafo alejándose, Pablo desesperado se recargo en la pared cubriéndose la cara, se giró golpeando la pared violentamente.

Melina buscaba a su jefa entre la gente, de repente la vio caminar hasta ella y suspiró tranquila. Rosalía llegó tomando ambas bebidas rápidamente, necesitaba algo con que enfriarse.

Melina notó la molestia de su jefa. “¿Qué pasó? ¿Le hizo algo el hombre con el que estaba?”.

Rosalía negó. “Solo era el estúpido de Pablo”.

Melina comprendió la situación, ella también conocía su relación fallida con su otro jefe.

Un camarero llegó con una copa. “Señorita el joven le envía esto”. Él apuntó al hombre con el que bailó hace un rato, estaba en la barra solo. Rosalía sonrió coqueta hasta él.

El hombre levantó la copa, era igual a la de ella. Rosalía giro a ver a Melina. “Ve a casa, no me iré contigo esta noche”.

Melina asintió mirando como Rosalía se alejaba llegando con el hombre.

Rosalía llegó hasta él regalándole una sonrisa. “Hola”. Se acomodo coqueta en la barra. “Gracias por la bebida”. Ella la mostró sin tomarle ni un trago aún.

El hombre observó a la bella mujer. Estaba seguro que no podrían hablar mucho dentro del lugar. “¿Quieres que salgamos de aquí?”.

Rosalía asintió y el hombre tomó su mano, Melina los vio salir del centro nocturno, ella pidió la cuenta, al pagar camino a la puerta, Pablo la detuvo tomándola de la mano. “¿Dónde está Rosalía?”.

A Melina le dolía su muñeca. “Ella se fue… Déjeme ir”. Pablo estaba prácticamente borracho.

Pablo la soltó y caminó entre la gente en la acera buscando a Rosalía, Melina negó con la cabeza y busco un taxi, un chico chocó con ella. “Lo siento”.

Ambos giraron a verse y sonrieron. Melina se sonrojo al ver lo lindo que era, bajo su rostro. “No hay problema”.

El chico ladeó la cabeza para ver el rostro de Melina. “Es muy ruidoso ahí adentro”.

Melina asintió.

Él siguió hablando. “Por eso salí, pero aquí está igual de lleno de gente que adentro”. Él suspiró. “Tengo mucha hambre…”

Melina dudó, pero se armó de valor. “Hay un restaurante de comida rápida cerca de aquí, son 24 horas”.

El chico sonrió. “¿En serio? ¿Puedes llevarme ahí?”.

Ella afirmó y empezaron a caminar juntos por la acera.

El hombre y Rosalía tomaron un taxi hasta un lujoso hotel, caminaron por el vestíbulo de la mano hasta el elevador, Rosalía observaba más detenidamente las facciones del tipo, era muy guapo, al cerrarse las puertas del elevador se quedaron en silencio, Rosalía solo sonrió y giró a verlo, él no soltó nunca su mano.

Llegaron hasta una habitación, el hombre abrió la puerta y camino hacia el interior, soltó a Rosalía para cerrar la puerta, dejo la llave y su teléfono en la mesita y giro a ver a la mujer que daba un recorrido por el lugar observándolo todo, ella llevaba un vestido sin mangas muy corto ceñido al cuerpo, su buena figura podía admirarse completamente, sus tacones negros eran muy altos, ella se dio la vuelta para quedar frente al hombre regalándole una sonrisa.

Él avanzó hasta el minibar. “¿Quieres una bebida?”.

Ella aceptó desplazándose a un sillón y sentándose, dejó su bolso en la mesita y notó la maleta. “¿Estás de paso?”. La habitación era de primera clase, no era un hombre sencillo a primera vista.

El hombre sonrió mientras terminaba de servir, camino hasta ella entregándole su vaso. “Se puede decir que si… Vine a arreglar unos asuntos, después me iré”.

Rosalía tomó el vaso sin dejar de mirarlo, la voz del hombre era cálida y grave, le encantaba, ella bebió un poco y lo dejo en la mesita mientras él se sentaba a su lado bebiendo su vaso. Ella subió sus pies al sillón acercándose lentamente, lo beso arrebatándole el vaso y colocándolo en la mesa, ella estaba ansiosa, no quería hablar, no quería conversar, solo quería tenerlo, el hombre la sostuvo y lentamente la colocó entre sus piernas, Rosalía regalándole una sonrisa volvió a posar sus labios en los de él.

El hombre apretó sus muslos delicadamente mientras seguía su beso, subió sus manos lentamente acariciando su espalda hasta su nuca sin dejar de besarla más intenso, Rosalía se abrazó a su cuello acariciando su cabello mientras profundizaba el beso, las lenguas jugaban entre sí, calentando el ambiente, el hombre bajó el cierre de su vestido y lo fue bajando de a poco hasta encontrarse con sus senos al aire, los manipulo despacio besando su cuello y clavícula mientras ella se arqueaba disfrutando, la levantó cargándola de los muslos para colocarla en la cama. “Eres muy bella”.

Rosalía le sonrió aún más complacida, atrevida se recostó sensualmente en la cama lanzándole una mirada coqueta, él se quitó la camisa sin dejar de verla y se hundió con ella en las sábanas.

Retiro el vestido encontrándose con una diminuta tanga de encaje en color n***o, él sonrió y bajo para tomarla con sus dientes y retirarla lanzándola lejos, ella contemplaba todo, al tenerla desnuda, era hora de que él hiciera lo mismo, se retiró los pantalones y bóxer dejando entre ver su virilidad, ella se mordió el labio al ver el tamaño y levanto sus manos para atraerlo a ella. No de acuerdo el hombre bajó hasta su intimidad para jugar un rato mientras ella disfrutaba llenandose de calor, suspiro fuerte, al terminar el hombre subió lentamente hasta llegar a sus senos y chuparlos mientras ella jugaba con su cabello.

Volvió a sus labios para allanarla de golpe, ella estaba lista y completamente mojada, gimió en su boca y sintió la fuerza, pero la sensación le gustaba y quería más de eso…

La noche se fue alargando, los gemidos no pararon, ellos siguieron disfrutando mucho más…