CAP 16 SALVAR A UN HOMBRE

1129 Words
Rosalía apretó su mano. “Mi abogado tiene todas las pruebas, puedes usarlas para demandar y quitarle todo… “Rosalía le echó más leña al fuego. “¿Sabías que tiene tres departamentos de lujo en el centro?”. La mujer negó. Rosalía lo confirmó. “Están a su nombre, en dos viven sus amantes y en el otro se ve con mujeres… si le pides a tu padre o a mi abogado que te defienda puedes dejarlo en la calle…” Rosalía tocó su vientre amablemente. “Lo único que te debe importar ahora es tu pequeño y su futuro… hombres ahí miles y ya encontraras alguno mucho mejor que Álvaro”. La mujer no decía nada, escuchaba con atención, respiro profundo y le dijo a Rosalía. “Está bien, iré a hablar con mi padre sobre esto”. Rosalía sonrió feliz por el cambio de la mujer. “¡Excelente!, tu papá es uno de los mejores en esta ciudad”. Rosalía lo pensó por un momento. “Oye porque tú no te encargas del despacho, eres inteligente y tienes tus estudios, eres perfecta para manejar todo”. La mujer levantó su rostro con más ánimo. “Si, lo haré por mi hijo”. Rosalía se levantó y se giró dándole la espalda a la mujer, al hacer esto rodo los ojos y caminó hasta la mesa para darle un vaso de agua, al volver a mirarla cambio su semblante regalándole una sonrisa. Le entregó el vaso. “Bebe un poco de agua, mi secretaria te llevará a la salida, no te preocupes todo mejorara para ti y tu bebe”. La mujer bebió el agua y salió junto a la secretaria que estaba anonadada al ver que la mujer hasta le daba las gracias a su jefa y le regalaba una gran sonrisa. Rosalía cerró la puerta y resopló. Camino hasta su escritorio y siguió su trabajo. Más tarde, la puerta se abrió sin que tocaran, se escucharon los pasos resonar, Rosalía sabía perfectamente quién era. “¿Qué quieres? Deberías estar ayudando a Melina en la empresa”. Pablo caminó hasta ella girando la silla y besándola. Rosalía forcejeo. “¿Qué haces?”. Ella le mordió el labio, Pablo se alejó mirándola detenidamente. “Rosalía”. El habló con voz suplicante y se recargo en su hombro cerrando los ojos, la tenía tomada de los brazos. “Lo siento…” Rosalía se quedó de pie mirando al vacío sin contestarle nada. “¿Qué es lo que sientes? ¿Por qué te disculpas?”. Él levantó la cara y con una mirada de dolor le dijo. “Por todo… Por casarme con Dora, por lastimarte, por amarte tanto que no quiero que te hagan daño”. Rosalía lo miró a los ojos y se burló alejándose. “¿No quieres que me hagan daño? ¡Pero si tú fuiste el que lo hizo!”. Pablo caminó hasta ella deteniéndola. “No quería que volvieras a pasar por lo del viejo Arquímedes, era mi turno de hacer algo por nosotros”. Rosalía le comentó. “Arquímedes era un viejo que ya no podía tener sexo, no fue difícil casarme, engañarlo y quietarle hasta el ultimo peso, tú estabas de acuerdo con eso, ¿Qué cambio cuando quería volver a hacerlo con Abel?”. Pablo se quedó en silencio. Recuerdo de Pablo y Rosalía………. Años atrás, Rosalía caminaba por la acera en la calle hasta un restaurante lujoso, trabajaba ahí después de la escuela. “buenos días”. Saludo a los empleados quienes gustosos le regresaron el saludo, la dueña se acercó a Rosalía. “Hoy tenemos muchas reservaciones, será un día duro”. Rosalía entendió. “Empezaré con las mesas principales y los VIP. La mujer satisfecha con las palabras de Rosalía se fue, después de cambiarse y ponerse su uniforme Rosalía se apuro a la zona VIP había pocos clientes en ese momento, pero quería darle una pasada con el trapo a las ventanas. Camino por el pasillo escuchando un quejido, ella se detuvo para oír de donde venían los gemidos, se escuchaban en el baño, ella fue al de hombres y entró encontrándose con un hombre mayor de traje en el suelo recargado en la pared. Rosalía rápido camino hasta él. “Señor ¿Está bien?”. Él negó mirando a la linda chica. Rosalía sacó su teléfono llamando a emergencias y a su jefa, más tarde se llevaron al hombre en una ambulancia, su jefa le agradeció. “Rosalía es uno de nuestros mejores clientes gracias por ayudarlo”. Rosalía negó, ella haría eso por cualquier persona. Ella regresó al pequeño departamento donde vivía con Pablo, él terminaba la cena. “Hola”. Rosalía dejó su mochila y se acercó a la cocina. “Huele muy bien”. Pablo sonrió algo triste. “Son solo espaguetis”. No podía darle más a Rosalía por el momento. Ella lo abrazó por detrás recargando su cabeza en su espalda. “No importa, lo comeré y disfrutaré mucho”. Pablo afirmó dejando que ella siguiera abrazándolo, tenían poco dinero, Rosalía había perdido su beca y su padre no le ayudaba a pagar la maestría y estudios que realizaba ahora, ambos tenían que trabajar, Pablo estudiaba en línea, trabajaba en una oficina sacando copias y entrenaba box, tenían otros gastos, su vida era dura, pero todo el dolor y cansancio se disipaba si veía la sonrisa de Rosalía. Sirvieron los platos y Rosalía le contó sobre el hombre a quien encontró en el baño, Pablo la escuchaba atento, la puerta se escuchó, Pablo fue a abrir encontrándose con un hombre mayor que llevaba un gran ramo de flores rojas. Pablo frunció el ceño. “Creo que se equivocó de departamento”. El hombre revisó la dirección. “¿Aquí vive la señorita Rinaldi?”. Pablo se quedó mudo asintiendo, Rosalía camino hasta ellos mirando las flores. “¿Y eso?”. El hombre se inclinó amablemente. “Señorita Rinaldi”. Ella asintió en silencio. El hombre le entregó el gran ramo. “Esto es de parte de mi jefe el señor Arquímedes, él está recuperándose en el hospital y le gustaría que lo visitara mañana mismo”. Pablo y Rosalía se miraron entre sí descolocados. El hombre se despidió. Mañana vendré con un auto para llevarla”. Se fue sin esperar a que Rosalía se negara o aceptara. Observo las flores y las olió. “Son hermosas”. Pablo no estaba muy contento solo se quedó mirando a la chica que estaba feliz con sus flores.
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