CAP 13 CELEBRAR

1085 Words
TEXUS llegó a revolucionar miles de cosas, desde el trato de sus empleados, hasta la alta gama y variedad de sus productos. Ahora la corporación Otto y TEXUS se fusionarían para ser una sola. Rosalía cerró su carpeta inclinándose en la mesa. “Si alguien cree que esto no va a funcionar y tiene miedo de perder su dinero o no desea seguir con nosotros, puedo comprar sus acciones a un buen precio, piénsenlo, los estaré esperando”. Ella miró a Pablo y Melina, dándoles la orden de salir, los accionistas se quedaron hablando entre ellos, ahora discutían por toda la nueva situación y que sería lo que más les convenía, algunos accionistas nuevos o muy jóvenes que estaban tomando el lugar de sus padres estaban de acuerdo en seguir, otros que eran los accionistas viejos y machistas que no aceptaban a una mujer como jefa ya estaban planeando vender las acciones y retirarse. Rosalía se levantó de su lugar dándoles una última mirada a todos, los conocía, había estado estudiando a la gente en la empresa desde hace tiempo, conocía como trabajaban y en donde golpear para debilitar la empresa, salió triunfal y camino por el pasillo mientras le daba órdenes a Melina. “Mañana a primera hora que todos estén informados quién es la nueva dueña, quiero conocer a la persona de recursos humanos y el contador, los moveremos y traeremos a nuestra gente”. Melina escribía todo. “¡Ha! y busca a la mejor secretaria para que te ayude por el momento con -TEXUS- Te quedarás de encargada ahí por un tiempo”. Melina se quedó pasmada en el mismo lugar dejó de escribir, dejando caer sus brazos, no podía creer las palabras de su jefa, al no sentir a Melina caminar Rosalía giro, mirando a la chica con ternura. “¿Qué? ¿Creíste que siempre serías una asistente?”. Melina bajo su rostro conmovida y desconcertada. “Yo…” No sabía qué decirle. Rosalía caminó hasta ella y levantó su barbilla mirándola a los ojos. “Eres tan capaz como yo, me has demostrado ser fiel a mi todo este tiempo y has pasado por tanto Melina… Es tu hora de florecer”. Melina sonrió y asintió en silencio con gran confianza. Rosalía feliz por la reacción de la chica aplaudió diciéndole muy emocionada. “Hoy iremos a festejar, quiero que estés lista a las 10 de la noche pasaré por ti”. Rosalía caminó a la salida con gran porte, detrás de ella Melina la siguió sin dejar de escribir en su tableta. Pablo frunció el ceño al escuchar a Rosalía, no le gustaba ese tipo de festejos, tendría que acompañarlas. Por la noche… Rosalía y Melina llegaron a un centro nocturno, al entrar se toparon con la fuerte música, Rosalía sonrió feliz y cerró sus ojos por un momento moviendo la cadera y levantando sus manos. “¡Esto es genial!”. Después de semanas de trabajo le hacía falta despejarse. Melina observó alrededor encontrando su mesa habitual. Pidieron algunas bebidas mientras Rosalía no dejaba de moverse, Melina sonreía y miraba a la gente bailar era más tranquila que su jefa, pero le agradaba estar con ella. Rosalía tomó un sorbo de su vaso. “Vamos Melina ven a la pista”. Melina negó con la cabeza. “No sé bailar, te espero aquí Ross”. Rosalía rodó los ojos y se fue al centro del lugar, su cadera empezó a moverse de manera sensual, sus manos se deslizaban por su cuerpo mientras ella cerraba los ojos contoneándose y disfrutando del ritmo. No muy lejos de ahí, Pablo tomaba un trago, ya había más vasos vacíos en la mesa, estaba frustrado, no podía acercarse, solo podía mirarla y beber sin fin mientras ella se divertía. Rosalía sintió unas manos en su cintura y el aliento fresco, ella abrió los ojos girando su cabeza encontrándose con unos ojos oscuros, el hombre era mucho más alto que ella y tenía un buen físico, llevaba una camiseta blanca suelta y jeans, parecía muy relajado, ella no se negó al toque, el hombre bailaba en el mismo vaivén de Rosalía rozando su trasero de vez en cuando, ella no se inmutó y siguió siendo más valiente, se giró para abrazarlo y poder ver su rostro. Melina tomaba su bebida mientras miraba por encima a la gente alrededor y de vez en cuando miraba a su jefa, cuando noto al hombre muy cerca de ella bailando resopló. “Creo que iré sola a casa…” Susurro mientras siguió tomando su bebida, conocía a su jefa, no la vería en toda la noche. Al toque Rosalía noto que era un hombre que, hacía ejercicio, tenía una pecho firme y formado, sus manos eran gruesas y grandes y la abrazaban a su cintura con mucha intensidad, ella sonrió al sentir el bulto del hombre rozando su vientre, se mordió el labio y siguió bailando mucho más pegado al hombre que de vez en cuando le sonreía, también disfrutaba del baile y no dejaba de mirar los hermosos ojos de Rosalía. Rosalía estaba extasiada por un momento dejo de ver al hombre mirando a través de la gente encontrándose con Pablo que iba en su dirección, ella hizo una pequeña mueca y le dijo al hombre al oído. “Voy a tomar algo”. El hombre asintió mirándola alejarse, Rosalía camino a los baños rápidamente, sabía que Pablo iba detrás de ella, antes de entrar Pablo la detuvo aferrándose a su cintura y presionándola contra la pared. “¿¡Te diviertes!?”. Le reclamaba muy cerca de sus labios. Podía sentir su aliento alcohólico. Rosalía hizo un gesto de dolor por la fuerza que ejercía Pablo, pero sonrió altanera. “La verdad... si”. Pablo la beso agresivamente, ella trató de zafarse golpeando su pecho, pero hubo un momento en que dejó de luchar y se abrazó a su cuello. El beso se hizo cada vez más intenso, Pablo apretó su trasero por arriba del corto vestido haciendo que ella gimiera en sus labios. Subió el vestido para tocar la tersa piel de sus piernas. La lujuria seguía, el beso era cada vez más intenso, las personas que caminaban por ahí, solo los miraban y se burlaban o se asombraban. Rosalía perdida en el éxtasis abrió sus ojos y mientras Pablo recorría su cuello. Ella lo apartó. “¡Detente!”.
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