CAP 21 AMANTE

1069 Words
Después de unos minutos empezó a reírse la gente que pasaba por ahí la miraba de forma extraña, cuando se cansó de reír, se limpió las lágrimas que cayeron sin sentirlas, estaba en trance, todo volvió a quedarse en silencio. “Regresemos a la gran fiesta de Pablo”. La fiesta terminó y Rosalía salió con Abel después de despedirlos, Pablo solo se quedó de pie mirando cómo se iba mientras Dora no lo dejaba de abrazar mientras hablaba con unas amigas de su luna de miel, esa misma noche partirían. Abel llevó a Rosalía a un hotel, Rosalía sabía lo que pasaría y no se negó. Al entrar ella misma se desvistió y aventó a Abel en la cama subiendo en él besándolo agresivamente, estaba furiosa quería sacar todo ese enojo y sufrimiento acostándose con el hombre. El hombre tembló por la efusividad de la mujer, era hermosa y no se negaría a una noche con ella, la deseaba desde que la conoció. Más tarde Abel estaba dormido en la cama desnudo y ella sentada en el alféizar de la ventana con una pequeña bata mirando el amanecer. Se levantó y se visitó dejando una nota al hombre que decía. “Buena suerte en tu viaje”. Fin del recuerdo…. …………………………………………… Actualidad en la oficina, Pablo se quedó en silencio, estaba ofuscado. Mirándola fijamente a los ojos con dolor le declaró. “¡Lo hice porque te amo! ¡Porque no quería verte en brazos de otro tipo mucho menos de Abel! Tenía celos, de que me dejaras, ¡Celos de que lo amarás a él!”. Rosalía resopló. “Te casaste con ella porque te gustó, lo sé, ahora dices que lo hiciste por mi ¡Por favor Pablo se claro!”. “¿Estás celosa? No deberías, sabes que la única a la que amo es a ti”. Rosalía resopló indignada. “No estoy celosa…Me dolió... Que hayas hecho tú solo todo, no me incluiste, ni me hablaste de lo que hacías, me ocultaste que salías con esa niña, hasta en viajes al extranjero Pablo, jugaste a los novios por semanas con ella, conociste a su padre y formalizaste y yo ni enterada estaba, te casaste con ella y le entregaste un anillo… ¡Llevas un maldito anillo de bodas!” Rosalía gritó exasperada, aunque hayan ya pasado años, se sentía traicionada y dolida, ella le expresó. “Yo siempre te incluí en todos los planes, siempre fuiste mi prioridad al tener una idea y que hiciste tu…” Pablo dejó caer sus manos con amargura y arrepentimiento. “Lo siento Rosalía…” Ella no quería pelear más. “Eso no cambia nada, solo sigamos con nuestras vidas hasta ahora y ya”. Pablo le advirtió. “No puedes alejarme, siempre estaré contigo”. El empezó a caminar hasta ella sigilosamente. Rosalía afirmó girando para darle la espalda, no quería discutir más, estaba muy cansada. “Lo sé, estamos unidos de por vida Pablo, todos los días lo recuerdo, pero eso no quiere decir que me convertiré en tu amante, no me voy a rebajar a eso de nuevo”. Pablo la abrazo por detrás, besando su cuello. “Tú nunca serás una amante… Eres la única Ross… La única a la que amo”. Pablo subió lentamente su falda, tocando sus muslos con las yemas de sus dedos delicadamente. Rosalía cerró sus ojos por un momento, Pablo siguió atacando su cuello. La giró observando sus hermosos ojos descolocados, beso sus labios mientras bajaba su ropa interior e introducía un dedo en su intimidad haciendo movimientos circulares. Rosalía tomó el zipper de su pantalón y lo desabrochó, Pablo sonrió dándole un pequeño beso en la mejilla para soltarla y allanar profundamente antes de que se arrepintiera, él no podía perder la oportunidad, los sonidos en la oficina empezaron a escucharse. La secretaria de Rosalía llamada María estaba nerviosa porque el señor Carvajal había venido y entró sin permiso, pero al escuchar los sonidos, abrió mucho los ojos, no sabía qué hacer, si quedarse en su lugar o bajar a otro piso, marcó un número esperando a la persona que contestara. El teléfono de la oficina de Melina sonó. “Hola”. María apretaba el teléfono muy nerviosa escuchando los sonidos que provenían de la oficina de su jefa. “Señorita Melina… el señor Carvajal está aquí, entró sin permiso, ellos estaban discutiendo, pero ahora están…” Se quedó en silencio y Melina pudo escuchar algo de lo que hacían sus jefes. Ella se frotó los ojos levantándose de la silla. Conocía lo voluble que eran sus jefes. “Quédate ahí hasta que terminen, no dejes que nadie entre al piso y no digas nada, solo sigue con tu trabajo”. “Está bien Señorita Melina”. Colgó e hizo todo lo que Melina le pidió, eran sus primeros días como secretaria de Presidencia, Melina le había dado la oportunidad y no quería quedarle mal. Pablo término agitado en el cuello de Rosalía que estaba ahora en silencio, se maldecía, se había prometido a sí misma no volver a caer con Pablo y mira lo que hacía ahora, acaba de tener sexo con él. Ella se alejó acomodando su ropa, peinó su cabello sentándose en su silla. “Si es todo puedes irte, cada vez que tenemos esta conversación nunca llega a nada bueno”. Ella lo ignoró por completo, Pablo se quedó de pie unos minutos mirándola mientras acomodaba su ropa, se dio la vuelta y salió cerrando la puerta. Rosalía al escuchar la puerta se recargo en la silla pensando en todo. Una hora después Melina llamó a Rosalía. “Lo siento jefa, el señor Carvajal solo me dijo que tenía asuntos que arreglar y se fue, no me dijo a dónde iba”. Rosalía se cubrió la cara. “No te preocupes, te llamó para saber cómo va todo”. Melina le explicó cómo fue la mañana, ellos estaban muy ocupados ahora que Corporación Otto y TEXUS se fusionarían, al terminar la llamada, Melina se levantó del escritorio estaba algo cansada ayer conversó con el chico hasta la madrugada, era muy lindo y amable y su sonrisa era exquisita. Él le pidió su número y Melina estaba ansiosa por que la llamara, deseaba volver a salir con él
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