CAP 20 MUJER FUERTE

1088 Words
Pasaron algunas semanas, Rosalía seguía trabajando en la empresa, había muchos pendientes ahora que se estaban acostumbrando a la carga de pedidos, Pablo también hacía lo que le tocaba, pero en ocasiones desaparecía, Rosalía estaba furiosa. “Melina ¿Dónde está Pablo?”. Melina trago grueso. “No lo sé señorita Rinaldi… él solo dijo que volvía por la tarde”. Rosalía resopló y siguió revisando las costuras de las telas en las mesas de las trabajadoras, Estaba molesta, Abel le llamaba en ocasiones, pero seguía en el extranjero, su plan no podía seguir si él estaba lejos, ya había pasado mucho tiempo. Y Pablo viajaba mucho y se desaparecía, no podían tener una conversación tranquila sin que empezaran a pelear. La siguiente semana había un evento muy importante, Abel regresaba, la llamó para invitarla como acompañante ella tenia que estar vestida como una reina, diseño un vestido muy sensual en color n***o y sus costureras lo crearon para esa noche especial estaba decidida a ganarse a Abel hoy. Pablo no apareció en el día y ella lo dejó por la paz, habían estado peleando muy seguido por sus salidas, estaba cansada y no quería seguir discutiendo. Melina revisó la hora, ella ya estaba lista con un vestido beige que Rosalía también diseñó. “Señorita Rinaldi, la limusina está afuera esperándonos”. Rosalía en su espejo se daba los últimos toques, observó su trabajo en el reflejo, el vestido era sencillo ceñido al cuerpo con un escote en la espalda en forma de v, enfrente el escote caía dejando ver sus hermosos senos y tenía unos tirantes muy pequeños, en el cuello llevaba una cadena con un dije en forma de rosa roja junto con sus aretes a juego que Abel le había regalado, valían miles, ella tomo su bolso y salió. Al llegar al lugar Abel la esperaba en el auto, Rosalía bajo de la limosina mientras el hombre tomó su mano besándola. “Te extrañe”. Ella sonrió coqueta y caminaron juntos al lugar. Rosalía miraba alrededor estaba lleno de flores por todas partes. “¿Es una boda? ¿Quién se casa?”. Ella estaba extrañada por la decoración, Abel no le había contado que tipo de evento sería. Abel sonrió al notar los gestos de Rosalía de curiosidad. “Si es la boda de mi hija”. Rosalía asintió y entró junto a él. Detrás venía Melina que se quedó de pie mirando los nombres de los novios y la foto, empezó a ventilar y no podía moverse, giró su rostro hacia su jefa. “Seño…señorita Rinaldi”. Rosalía se detuvo, giró mirando a su asistente extrañada. “¿Qué?”. Melina la observó por un momento sin poder decir nada, Abel también esperaba a que hablara. “Yo…” Melina no pudo terminar lo que quería advertir. Se escuchó un chillido. “¡Papito!”. La pareja y Melina giraron a ver a la chica, era Dora. “Pensé que no llegarías”. Ella se acurrucó a su padre, llevaba un vestido blanco de princesa y tenía un delicado maquillaje. Abel abrazo a su hija. “No podía faltar a la boda de mi única hija”. Aunque no estaba muy de acuerdo con que su hija se casara tan pronto lo único que quería era verla feliz. Rosalía levanto la vista y dejo de ver al padre e hija para encontrarse con Pablo que caminaba hasta ellos, llevaba un traje sastre en color n***o, su cabello estaba bien peinado hacia atrás y como siempre ese pequeño arete que ella misma le compro en su oreja derecha, era una rosa diminuta. Él la miraba en silencio sin ningún gesto en su rostro. Dora se acercó a Pablo abrazándose a él. “Ya está todo listo, solo faltabas tú para poder casarme con este lindo chico”. La sangre de Rosalía llegó hasta su cabeza, su pecho se apretó doliendo como mil espadas clavándose, no dejaba de mirar a Pablo quien solo estaba ahí de pie, saludó a su futuro suegro e intercambió algunas palabras. “Nos volvemos a ver muchacho… cuida de mi hija”. Pablo asintió. “Lo haré”. Dora se acercó a Rosalía abrazándola. “Rosalía ¿verdad?, Pablo me ha contado mucho de ti, que bueno que al fin te conozco”. Rosalía le regresó al abrazo tratando de ocultar su dolor, pero temblaba, sus manos temblaban al tocar a la chica, quería arrancarle la cabeza en ese instante, ahorcar hasta asfixiarla, suspiro y se controló. Dora le explicó a su padre que también estaba intrigado. “Rosalía y Pablo son primos, ellos han vivido juntos muchos años y levantaron juntos TEXUS”. Melina cubrió su boca para que no escucharan su jadeo, no podía creer lo que pasaba, conocía la relación de Pablo y Rosalía, sus jefes. Solo se hizo a un lado y bajó su rostro triste por Rosalía. Esperaba que su jefa fuera una mujer fuerte y no hiciera una escena, las cosas eran muy complicadas. El evento siguió, Abel llevó a su hija al altar donde Pablo la esperaba, Pablo colocó un anillo de diamantes en el dedo de Dora y la beso frente a todo el mundo, pasaron a un salón en el mismo recinto donde la gente bebía y conversaban entre sí, fue el turno del baile de los nuevos esposos, Rosalía los miraba fijamente, la chica sonreía feliz, su mirada estaba iluminada al ver a Pablo mientras él conversaba con palabras cortas con ella y le regalaba una sonrisa. Rosalía miraba todo el show en silencio, su rostro estaba limpio de emociones, pero por dentro una revolución de malas sensaciones se arremolinaban y querían salir, apretaba fuerte el cuchillo de los cubiertos, su mano estaba muy roja y con marcas., Abel noto su semblante. “¿Qué pasa?”. Rosalía giro a verlo con una fingida sonrisa. “Nada, solo estoy un poco cansada”. Melina se acercó. Rosalía al verla se disculpó con Abel. “Iré a tomar aire”. Melina no dijo nada y se fue detrás de ella. Rosalía y Melina salieron juntas del lugar mientras la fiesta seguía. Melina ayudó a Rosalía a sentarse en una banca y le entregó un pañuelo, Rosalía se limpió la sangre de las manos, Melina se quedó de pie cerca, no sabía qué decirle. Rosalía seguía mirando al vacío perdida en sus pensamientos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD