CAP 25 EVENTO

1040 Words
Recuerdo de Leonel… Sus pasos eran pesados mientras caminaba en la vereda, llevaba un ramo de flores en sus manos que apretaba fuerte, no podía creerlo todavía, convivió con su hermano hace apenas algunas semanas cuando vino a visitarlos a la ciudad, le contó sobre su novia, estaba muy feliz, al parecer la chica era de una buena familia y era muy bonita, prometió que la próxima visita la presentaría. Se detuvo y entró por un sendero entre las tumbas, leyendo los nombres de cada una de estas, llegó hasta el lugar donde reposaban los restos de su hermano pequeño, todavía tenía algunas flores del día del entierro, estaban marchitándose lentamente, había muerto apenas unos días antes, el ánimo de Leonel estaba por los suelos, se regañaba a sí mismo por no estar presente aquí para cuidar de su familia, no creía capaz a su hermano de estar metido en las drogas, era un chico sano que practicaba deporte, aunque respetaba mucho a la policía no estaba muy seguro de sus investigaciones. ¿Qué pasó realmente? Se preguntaba una y otra vez frente a la tumba de su hermano. Su madre llegó colocándose a un lado limpiando sus lágrimas con un pañuelo. “Él no es ese chico del que hablan… Mi hijo no era drogadicto, era muy sano lo juro Leonel...” “Lo se mamá”. Dijo Leonel con dolor. Ella giró para ver a su hijo mayor. “Prométeme que encontrarás la verdad, no importa cuánto tiempo pase, debes encontrar quien le hizo esto”. Leonel afirmó. “Lo prometo mamá”. La mujer estalló en llanto en los brazos de Leonel que seguía mirando el nombre en la lápida de su hermano. Fin del recuerdo… Mario levantó los platos en silencio, Leonel regresó a sus sentidos al escucharlo y lo ayudó. Mario se negó tomando lo que Leonel llevaba en las manos. “Ve a tu habitación a descansar, yo terminaré aquí”. Raúl regresó al comedor, ambos hombres giraron para verlo. Raúl suspiro. “Ella está dormida”. Mario siguió con su trabajo en la cocina, mientras Raúl se sentaba pensativo en la mesa. Leonel no discutió y se fue, se dio un baño largo y se recostó en la cama con el brazo detrás de su nuca mirando el techo, estaba recordando a la mujer que lo había vuelto loco por una noche y que desapareció al amanecer. ¿Volvería a verla? Era casi imposible… ……………….. Más de tres semanas pasaron, en la gran mansión los tallos de las rosas ya mostraban esas hermosas flores que estaban a punto de florecer, Rosalía las miraba desde la ventana, era un gran paisaje ver tantos brotes nuevos de rosas rojas por todos los jardines de la casa. Se alejó de la ventana caminando por la habitación, hoy era un evento importante, la empresa antes Otto volvería a ser nombrada Rinaldi y se daría a conocer la fusión con TEXUS, junto con el nombramiento de Rosalía como presidenta. Se quitó la bata para colocarse el vestido rojo que tenía preparado, era extremadamente elegante, en la parte delantera tenía un escote profundo, sin espalda y sin mangas, con un cinturón de pedrería dorada que atenuaba su cintura, era largo con abertura en una pierna que dejaba ver sus tacones dorados, se acercó al joyero, había recuperado casi todas las piezas de su madre, en ella encontró su favorito, una gargantilla corta que entre sus eslabones tenía pequeñas incrustaciones de rubí para al final terminar con un rubí de gran tamaño en forma de corazón, los aretes y pulsera también venían a juego, su cabello lo recogió completamente en un sencillo pero elegante peinado, al verse en el espejo lista sonrió fríamente, sabía claramente que sería la sensación de la noche. Recogió su bolso a juego con sus tacones y salió de la habitación, al bajar las escaleras observó como Miriam limpiaba la gran sala con una aspiradora, llevaba el cabello maltratado y despeinado, sus arrugas eran cada vez más visibles, desde que Rosalía recuperó lo que le pertenece, el dinero que le daba a su madrastra era escaso y no podía ir al salón de belleza como regularmente hacía antes, además de no poder comprarse ropa cara, con mucha vergüenza vendió algunos bolsos y ropa que tenía para poder tener algo de dinero, estaba pasándola muy mal, entre cuidar al señor Otto y limpiar la casa quedaba muy cansada por las noches. Rosalía caminó por un lado de ella, Nidia la esperaba en la puerta, ella era su asistente hoy, Melina estaba en el evento terminando de organizar todo. “Jaime está listo señorita Rinaldi”. Rosalía tomó del brazo a Nidia. “Nos vamos a divertir como nunca”. Ambas caminaron a la salida, pero Rosalía se detuvo girando a ver a Miriam. “Más tarde Jaime vendrá por ti para llevarte al evento de la compañía, debes estar ahí y dar tu mejor sonrisa, recuerda que de eso depende que tu querida niña siga bien en el extranjero”. Miriam se incorporó de donde estaba inclinada con la aspiradora y afirmó mirándola disgustada. Rosalía le dio una mirada de suficiencia. “Nos vamos”. Rosalía se giró saliendo de la casa junto a Nidia que solo observaba sin hablar, conocía todo el dolor que le habían hecho en el pasado a Rosalía, desde castigos, humillaciones, hambre, necesidades entre muchas otras cosas. Miriam camino a la ventana para observarlas irse, Rosalía se veía muy elegante, la odiaba y haría que pagará cada ofensa con creces. Su teléfono sonó. Era una de sus íntimas amigas. “¿Miriam? ¿Vendrás al evento?”. Miriam titubeo. “Claro que sí, estaré ahí en una hora”. Ella solo sabía que el evento era para festejar la mejora de la compañía Otto, no tenía ni la menor idea de la fusión y los cambios que habría. Rosalía y Nidia llegaron al gran lugar, era el salón más elegante de la ciudad, no se escatimó en los preparativos, la decoración era hermosa, entre muebles blancos y negros, rosas rojas por todas partes, tenía claro el toque de la nueva presidenta.
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