CAP 19 NUESTRO FUTURO

1105 Words
Al día siguiente estaban todos en el funeral, el cuerpo del chico sería sepultado, Rosalía estaba de pie abrazando a su esposo quien estaba destrozado, ella lo consolaba, aunque la diferencia de edades era notoria, la gente pensaba que eran una pareja muy enamorada y feliz. Arquímedes se tensó y su quejido se escuchó, él se apretó el pecho, no podía hablar. Rosalía estaba asustada. “¿Pasa algo cariño?”. El hombre jadeaba sin poder respirar, Rosalía solo lo vio retorcerse. La gente empezó a asustarse mirando al señor, un hombre se acercó a auxiliarlo mientras Rosalía lloraba frente a la gente por su esposo. El hombre revisó sus signos vitales. “Llamen a una ambulancia rápido”. Todos se quedaron estupefactos, Rosalía lloraba a mares, Jaime la ayudó a caminar al auto mientras la ambulancia llevaba al hombre, Pablo desde lejos observaba todo en silencio. Al subir al auto, Jaime condujo al hospital, ya lejos de ahí, Rosalía se limpió la cara y sacó su pequeño espejo del bolsillo revisando su maquillaje, mostró una pequeña sonrisa y lo cerró guardándolo, el camino lo paso mirando por la ventana muy tranquila, Jaime la miraba de reojo por el espejo retrovisor sin decir nada, ella era su jefa y lo había salvado antes de un error que cometió, le debía mucho le seria fiel toda la vida. En el hospital Rosalía hablaba con el doctor, le dijo que había sufrido un paro cardíaco y estaba muy grave ella escuchó atenta y agradeció, quedándose en el pasillo con la mirada perdida. Tiempo después… Arquímedes murió por otro ataque, el doctor trató de reanimarlo, pero no se pudo hacer nada, Rosalía estuvo presente todo el tiempo cuidándolo en el hospital, nunca se sospechó nada de ella, meses después, ella vendió la empresa que se dedicaba al mundo restaurantero y creo TEXUS. Empezaron con Rosalía creando vestidos y ropa casual que vendían en línea, tenían un pequeño taller de costura con varias empleadas, los pedidos se agrandaron y había mucha gente que deseaba tener la colección, Rosalía creo mucho más y financiaron terrenos para crear una maquiladora grande. Ella y Pablo estuvieron atentos a cada detalle de la nueva compañía. Pronto empezó a darse a conocer en el ramo de la industria, fue invitada a diferentes eventos donde conoció a Abel, un hombre de unos 40 y tantos años, a pesar de sus años era muy guapo y respetado, no parecía viejo, Rosalía estaba intrigada por él, era muy conversador y agradable a pesar de sus años era muy inteligente y sabia de todo. Se reunieron en algunas fiestas y compromisos por casualidad, y Abel no dejaba a Rosalía en ningún momento, Pablo era su acompañante, pero ya en el lugar ella desaparecía y al buscarla la encontraba con el hombre. Una chica se topó con Pablo. “Lo siento”. Ella estaba distraída en el banquete mirando como su padre coqueteaba con una joven mujer. Pablo observó a la chica, era linda, pequeña y sus facciones eran finas, su cabello era largo y castaño. “No hay problema”. Ella miró a la pareja que conversaba feliz. “Ese es mi padre, está como siempre coqueteando con una nueva mujer”. Pablo levantó la vista encontrándose con Rosalía. “¿Abel Gámez es tu padre?”. Ella asintió. “Si, soy hija única, mi madre murió hace muchos años, desde entonces mi padre ha conocido montones de mujeres con las que sale, pero nunca es nada serio… hasta ahora, nunca lo había visto sonreír de esa forma”. Rosalía tomó su vino y le dijo al hombre. “Iré al tocador, volveré en un momento”. El hombre se acercó a ella susurrándome al oído muy íntimamente. “No tardes”. Ella se alejó regalándole una sonrisa, caminó por el pasillo saludando a algunos empresarios, Pablo se fue detrás de ella y la detuvo. “Rosalía”. Ella se giró. “¿Qué pasa? ¿No te diviertes?”. Pablo llegó hasta ella y le reclamó. “¿Qué haces con ese tipo?”. Rosalía le explicó muy tranquila. “Estoy haciendo conexiones para la empresa ¿Que más haría?”. Pablo se burló “¿Conexiones? Tantas veces con el mismo tipo”. Rosalía rodó los ojos y quiso caminar dejándolo ahí, pero él la tomó del brazo arrinconándola. Rosalía ofuscada trató de alejarlo. “¿Qué haces? Nos están viendo”. Pablo reclamó. “¿No quieres que ese tipo nos vea verdad? ¿Te gusta?”. Rosalía ofendida negó. “¡Estás loco Pablo! es solo trabajo, necesitamos inversionistas para levantar más TEXUS”. Pablo no creía sus palabras. “¿De verdad es solo eso?”. Rosalía se quedó en silencio mirándolo a los ojos, levantó su mano acariciando la mejilla de Pablo. “Es un hombre muy rico… Es lo que necesitamos…” Quería que entendiera el porqué se acercaba al hombre. Pablo se alejó pensando en lo que ella decía. “¿Qué quieres hacer? ¿Lo mismo que con Arquímedes?”. Rosalía asintió siendo cariñosa con él para convencerlo. “Este hombre tiene muchos negocios en el extranjero, está muy interesado en mí, si me caso con él podemos tener millon…” Antes de que ella terminara Pablo la besó efusivamente para callarla, ella no se negó, dejó que Pablo la apretara más a él, al terminar ambos agitados, Pablo le susurró cerca de sus labios. “No quiero que vuelvas a pasar por algo como lo de antes… No quiero que te lastimen”. Pablo sabía lo que Arquímedes le había hecho y cómo la trataba en ocasiones, era solo un juguete, Rosalía no se liberó de él hasta meses después que se deshizo del mayordomo e ideó lo de la prostituta. “Todo estará bien Pablo, puedo manejarlo mejor… todo es para nosotros, para nuestro futuro”. Pablo no dijo más se quedó inmóvil en silencio y bajó sus brazos pensativo, Rosalía se alejó de él. “Tengo que regresar”. Ella caminó hasta el baño mientras él seguía en el mismo lugar pensativo, no soportaría ver a Rosalía con otro hombre de nuevo. “¿Señor está bien?”. El giro al escuchar la clara voz de la chica. La miro por unos momentos y se acomodó el saco. “Lo siento… Soy Pablo Carvajal”. Se dieron la mano, la chica le sonrió amablemente y tímida. “Yo soy Dora”.
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