CAP 9 ¿QUE SOY PARA TI?

1081 Words
Rosalía reprimió todo su dolor y sonrió de forma amistosa levantándose de la mesa. “Me alegro por ustedes”. Las palabras salían amargas de su boca. Rosalía quería salir de ahí rápidamente. “Tengo que irme”. Linda la detuvo tomándola de la mano. “Comamos los tres juntos, tenemos mucho de qué hablar”. Linda siempre quiso llevarse bien con su hermana, pero las cosas siempre se complicaban por culpa de su madre, ahora quería cambiar eso y tratar de llevar una buena relación. Los ojos de Linda eran suplicantes, Rosalía no estaba segura de aceptar, Guillermo no había dicho nada en todo el tiempo que estuvieron ahí, al final aceptó después de tanta insistencia, la comida fue algo incomoda, Linda no se dio cuenta pero Guillermo estaba en silencio todo el tiempo, mientras ella parloteaba de la forma tan romántica en que Guillermo la persiguió y se le declaró, salieron algunas veces y era muy insistente, lleno su casillero de flores y le pidió frente a todos en el restaurante de su madre ser su novia. Rosalía sonreía irónicamente, él nunca fue así con ella, nadie sabía que ellos tenían encuentros casuales y Guillermo siempre la besaba a escondidas de la gente. No quería que supieran que ellos tenían algo. Mucho menos que su madre se enterara. Rosalía no terminó su comida y se levantó despidiéndose. “Tengo que irme, los dejaré solos”. Pero Linda la detuvo tomándola de la mano. “Vamos a casa juntas”. Le dijo de forma suplicante. Rosalía sonrió triste alejando la mano de su hermana de ella. “Al parecer ya no tengo una casa a donde ir, mi antigua habitación desapareció de la mansión”. Linda hizo una mueca triste, no recordaba eso. “Lo siento Rosalía, hablaré con mi madre y la convenceré de que regrese tus cosas”. Rosalía negó regalándole una sonrisa significativa. “Me estoy quedando en un hotel, no es necesario”. Linda quiso refutar, pero Rosalía se fue antes de que hablara de nuevo alejándose de ellos. Sus lágrimas caían al girar y no verlos, no podía creer que Guillermo saldría con su hermana sabiendo todo lo que ella y su madre le había hecho por años. Guillermo se quedó pensando y mirando la espalda de Rosalía. Ella estaba más madura y hermosa. Tomó un sorbo de su bebida con una expresión inexplicable. Linda giró hacia él preguntando. “¿Nos vamos amor?”. Rosalía regreso al hotel al cerrar la puerta caminó despacio hasta la cama, sus pasos eran pesados y dolorosos, soltó todo lo que llevaba en sus manos y esto cayó al suelo, se lanzó en la cama llorando, se abrazó a sus pies en posición fetal, su dolor no podía contenerse. Sollozo sin control hasta que le dolió la garganta y golpeaba la cama con mucho coraje. En el pasado Linda había llegado a su vida arrebatándole a su padre y su hogar, ahora hacía lo mismo con Guillermo. Ella se quedó dormida con la almohada abrazada que ya estaba mojada por todas sus lágrimas, a la mañana siguiente se levantó y se dio una ducha rápida, su maleta seguía echa, no había sacado nada, cuando llegó fue rápidamente a buscar a Guillermo. Tenía tantas ganas de verlo. Se cambió y se vistió con un vestido azul ceñido al cuerpo mientras se miraba en el espejo, sus lágrimas amenazaban con caer. Respiro profundo calmándose, recogió sus cosas y estaba a punto de salir de la habitación directo al aeropuerto cuando la puerta sonó. Ella al abrirla se encontró con Guillermo, él estaba de pie frente a ella mirándola. Llevaba una camiseta blanca informal, pantalón de mezclilla y tenis negros. Su cabello era un poco más corto y llevaba un pendiente en la oreja que ella misma le había regalado hace tiempo. Ella observó al chico, nunca podría olvidar su rostro, lo recordaba constantemente mientras estaba lejos, lo amaba, era su primer amor, pero al parecer él no sentía lo mismo. “Tenemos que hablar”. El entró a la habitación sin permiso. Camino por la habitación para después girarse a verla. Rosalía se quedó de pie cerca de la puerta después de cerrarla observó al hombre esperando que hablara. Guillermo se acercó lentamente a Rosalía. “Las cosas con Linda solo se dieron… ella y yo estamos bien, espero que lo entiendas”. Rosalía se rió sarcásticamente. “Pudiste decírmelo por teléfono, no hubiera venido aquí a presenciar tu gran amor”. Guillermo se acercó más a ella. “Pero es bueno que hayas venido… podemos recordar viejos tiempos…” Acaricio su mejilla delicadamente. Rosalía cerró sus ojos disfrutando. Él se acercó tomando sus mejillas para besarla. El beso fue largo y muy despacio. Sus labios bailaban atrayendo calor y lujuria a sus cuerpos, Rosalía se sintió cada vez más caliente. Guillermo la miro a los ojos. “Podemos divertirnos mientras estés aquí, piénsalo”. Rosalía miraba esos ojos que tanto amaba, pero esta vez de una manera diferente. Era decepción y dolor. Ella seriamente y le preguntó. “¿Qué soy para ti?”. Lo miro detenidamente a los ojos buscando una respuesta que amenazaba con hacerle daño, pero quería escucharla. Él sonrió besando rápido sus labios. “Eres la chica más hermosísima que conozco y somos amigos, nos divertimos mucho juntos”. Rosalía desilusionada se alejó. “¿Solo eso? ¿Nunca sentiste nada por mí?”. Guillermo le explicó. “Creí que te quería, pero al conocer bien a Linda me di cuenta que ella es la que quiero para estar conmigo, si lo entiendes nosotros podemos…” Rosalía lo interrumpió. “No habrá un podemos… no lo haré y será mejor que te vayas”. Guillermo riendo le declaró. “Vas a buscarme, yo lo sé, me has extrañado tanto como yo a ti, es por eso que volviste”. El volvió a acercarse y la besó, Rosalía se quedó quieta disfrutando del beso, Guillermo la llevó a la cama despacio, cada sensación Rosalía la había extrañado, la desnudo rápidamente y ella se entregó de nuevo al placer que Guillermo le brindaba. Guillermo no se detuvo en ningún momento aprovecho cada segundo mientras estaba dentro de ella, al parecer el también sentía lo mismo, la había extrañado, Linda era muy anticuada y no quería tener sexo con él.
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