CUATRO LETRAS

1937 Words
NARRA GUILLERMO —No puedo creer que te hayas convertido en padre y no solo de uno si no que de tres niños —comenté a Manuel, quien tenia a uno de sus hijos en brazos. Ya había dejado de lado mis sentimientos por Jimena. El amor de este par me sorprende. Lo que comenzó como un contrato, se convirtió en algo genuino y fuerte. Habían pasado por muchas pruebas, de las cuales de todas salieron victoriosos. Hoy son padres de tres niños y están juntos como debe de ser. —¿Me facilitas la información de la madre de tu hermano? —le pregunté, él alza la ceja. —Es por la lectura del testamento de tu madre. Es necesaria su presencia —le dejé saber, el sin perder tiempo me da la información que necesito. Salgo rumbo a mi oficina y decido hacer la llamada. —¿Hola? —contesta una mujer con dulce voz del otro lado—. Jaime cariño, te lastimaras si corres. Le decía con tal dedicación a su hijo. —Hola, mucho gusto. Soy el abogado Guillermo Amador. ¿Hablo con Gisela? —cuestioné y estoy seguro de que dudó en si colgar o no porque guardó silencio unos segundos hasta que afirmó que se trataba de ella. —Si, si soy yo. ¿Qué necesita de mí? —preguntó con temor. Era lógico que pensara que algo malo estaba pasando. Creo que cualquiera que reciba la llamada de un abogado siente temor. Sin importar si es para bien o para mal. —No se alarme, el motivo de mi llamada es porque el testamento de la señora Patricia de Galeano, será leído la próxima semana y su presencia es requerida —anuncié y nuevamente abundó el silencio del otro lado. —Pero, tengo mucho trabajo. Yo no puedo perderlo si falto más días. Mi anterior visita me trajo muchos problemas y perdí uno de mis empleos. ¿Hay alguna otra manera? puedo estar por teléfono escuchando —dijo y no sé porque sentía algo de vergüenza o timidez en su forma de hablar. —No, lastimosamente tiene que estar presente. Creo que lo mas seguro es que después de la lectura tendrá que venir mas seguido —dije y nuevamente silencio por unos segundos. —Abogado, no creo poder ir como comprenderá tengo un pequeño hijo que depende de mi y en este momento comprar un boleto para ir a España me es imposible —comentó y eso respondía mi pregunta. —Eso no será problema. Yo tengo sus datos, por lo que espere la información de su vuelo, se la enviaré por mensaje. —No puedo, mi trabajo —soltó preocupada. —No tiene de que preocuparse, todo estará bien —dije y la escuché suspirar. —De acuerdo, yo también necesito saber porque Patricia quiere que esté presente —el llanto de un pequeño niño la hizo detener sus palabras. —Debo irme abogado. Muchas gracias —la llamada se cortó y quede algo inquieto después de escuchar al pequeño llorar de esa manera. Posiblemente se cayó, espero que no haya sido nada grave. Porque me sentiré algo culpable por robar la atención de su madre. Hago los tramites pertinentes y le envió todo a Gisela. Por alguna extraña razón sentí curiosidad de esta mujer. Tomé el expediente que mi padre me había pasado con su información hace un tiempo. Al abrirlo lo primero que me recibe es una fotografía de ella. Creo que de un carné universitario. Sonreía ampliamente, se miraba muy hermosa. Sentí que mi corazón se aceleró levemente. La mujer debió de haberla pasado muy mal. Recuerdo lo que me comentó Manuel, al ser enviada a un lugar lejos de aquí como el peor y más oscuro de los secretos de su padre, haber sido rechazada por su familia y dejada sola, sin apoyo en un país extranjero con un embarazo. Su relación con el padre de Manuel fue algo pasajero. No podría siquiera juzgarla. Era una niña y el era un hombre mayor super casado. Es increíble como muchas veces los planes, deseos y anhelos de las personas pueden cambiar de un día para otro. —Estoy seguro de que no te dejaron desprotegida y tu vida cambiará después de leer este documento —dije en voz alta para mí. Sali de mi oficina y fui directamente a mi departamento. Me senté viendo el horizonte donde todavía se podía observar el atardecer caer sobre las colinas que rodean Bella Vista. Al ser domingo me debatí un momento en si ir a visitar a mis amigos o ir a donde mi padre. Decidí ir primero donde mi padre, pero al parecer el ya tenia planes con el padre de Jimena. Si, los padres de Jimena no estaban muertos como nos hicieron creer a todos. Estaban muy vivos y de viaje con mis padres. Lamento no mencionar mucho a mi madre, pero es que no tengo una buena relación con ella. Siempre fue una mujer ausente como esposa y madre. Mi padre esta loco por ella al extremo de aguantarle infidelidades y hoy en día la tolera porque no quiere pasar solo su vejez. No limpio a mi padre de culpa porque el también a fallado como esposo. Creo que todos en esta rama profesional, somos personas muy entregadas a nuestros clientes y descuidamos a nuestras familias hasta cierto punto. Recuerdo una vez que mi madre cumplía años y mi padre tenía un juicio al que asistir. Lo esperamos para llevar a comer a mi madre y poder festejarla, sin embargo, la sesión se extendió por muchas horas y llegó a casa cuando ya mi madre se había dormido. Si hubo otra causa para su retraso la desconozco, pero soy consiente de los padres que tengo. Por esa razón estoy queriendo cumplir muchas de mis metas en este momento que me encuentro soltero. Con familia pueda que todo sea un poco mas difícil. Deseo ser dueño de mi propio tiempo y no descuidar a mi familia. En conclusión, no deseo cometer los mismos errores que vi a mi padre cometer conmigo y mi madre. Me fui en dirección a la casa de Jimena y Manuel. La casa estaba en completo silencio uno que me sorprendió muchísimo. Hasta que escuché a la señora Lily quien ayuda a Jimena con sus hijos. —Están en el jardín. Jimena les ha sacado a que tomen un poco de sol. Como recomendó su médico —asentí. —¿Manuel? —Tuvo que ir a la tienda nos hemos quedado cortos con una caja de pañales —mencionó riéndose, ganándose mi curiosidad ante tal gesto. —Es que no entiendo porque solo compra una caja de pañales, él, que puede comprar un camión si es posible. Dice que le gusta ir al supermercado y hacer cosas de padre —ruedo los ojos con una sonrisa. Pues puedo imaginar a mi amigo salir corriendo por esas cosas. —Siempre y cuando sea cumplir con lo que necesitan mi niña Jimena y sus hijos, esta bien. Es normal…, es padre primerizo —dice para luego dejarme solo y caminar hasta la cocina. Me aventuré a ir hasta el patio a saludar a Jimena. —Hola, hola —saludé y como siempre Jimena me voltea a ver con una sonrisa. —Miren chicos…, llegó el tío Guillermo —dice pasando una toalla por encima de la cunita portátil donde descansan los tres pequeños. Me acerco a ella y le doy un beso en la mejilla. —¿Cómo están? Vaya, están creciendo muy rápido. —Estamos muy bien. Tomando el sol como lo recomendó el doctor, ya que su piel se esta tornando algo amarilla. Es normal, pero tienen que tomar estos baños de sol. ¿Tu cómo estás? —esto es lo que me encanta de ella. Siempre se preocupa por los demás y esta al pendiente de todo. —Muy bien aquí haciéndole la visita a estas hermosuras. —¿Quieres cargarla? —preguntó cuando miro que me quedé ido viendo a la pequeña bebé rascar su cabecita. Viéndome con esos ojos azules iguales a los de su madre. Asentí en respuesta y Jimena solo la levantó y cuando estaba por ponerla sobre mis brazos se detuvo. —oh, oh. —¿Qué sucede? —cuestioné al momento que me dejó con mis brazos alzados. —Creo que puedes ver por ti mismo a lo que me refiero —comenta mostrándome la espalda de la pequeña. No puedo evitar reírme. Pues la pequeñita no solo había ensuciado su pañal, también su ropa. —Es lo que te espera cuando tengas a los tuyos. ¿Cómo vamos en eso? ¿No hay ninguna chica que ya se haya robado el corazón del abogado Guillermo Amador? —negué apretando mis labios. No deseaba que ninguna palabra de la cual me arrepintiera saliera de mi boca. Ella asintió. Tomó la cobija sucia donde estaba recostada la bebé y dio unos pasos alejándose de mí. Mientras veo a los dos pequeños asustado. —¿Podrías cuidarlos mientras voy adentro a cambiar a Patito? —la miré sorprendido —. ¿Qué? Así te practicas para cuando vengan los tuyos. Solo es de asegurarte que sigan con vida. Ya vengo no me tardo nada. Titi, Iván se portan bien con el tío Guillermo. —No sé por qué, pero presiento que ustedes par de pillos, me sacarán canas verdes. Si llegara a tener una familia y a tener hijas, estoy seguro de que serán ustedes con los que me tocará pelear al tenerlos como yernos —les hablo a los niños frente a mí. Tiago se ríe seguido de Iván. Negué porque parecía que estaban entendiendo mis palabras. Pasé todo el día compartiendo con mis amigos y conociendo mas de los bebés. Los días pasaron y personalmente fui a buscar a Gisela al aeropuerto. Me sorprendí al ver a la despampanante mujer empujar la carriola de bebé. Su cabellera larga, lacia y castaña, su piel blanca, ligeramente maquillada y con sus ojos verdes viéndome a mí. Me hizo sentir algo en mi interior, no cabe duda de que es una mujer muy bella. Ella parecía reconocerme, pues, segundos después quedo enfrente de mí. —¿Guillermo? —preguntó. Me quedé sorprendido y luego señaló el papel en mis manos. Me golpee mentalmente al recordar ese detalle. —Si, espero que hayan tenido un buen viaje. —Afortunadamente si, Jaime se portó muy bien en el vuelo. Durmió mucho. Es un bebé aun, tiene sus episodios, pero es algo normal —asentí y la ayudé con la maleta hasta que llegamos al estacionamiento. El chófer ayudó a meter la maleta en la parte de atrás. No pudo doblar la carriola por lo que lo hizo Gisela. —¿Me podría sostener el bebé un momento? —preguntó y nuevamente me sentí un idiota al no haber traído una silla para el pequeño. Lo tomé en brazos y al tener casi dos años era mucho más grande que los pequeños que ya me había acostumbrado a tener en brazos. —Hola amiguito —saludé y no sabía si era por sueño o el cansancio del vuelo, pero se recostó en mi pecho rodeando mi cuerpo con sus bracitos. Gisela estaba por pedirme que se lo devolviera cuando soltó una palabra que causó muchos estragos en mí. —Papá —esa palabra, cuatro letras que me llegaron instantáneamente al corazón. --------------------------------------- Copyright © 2023 Valery Archaga Todos los derechos reservados. Obra protegida por Safe Creative bajo el número 2306244669293
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD