MIS PROPIAS DECISIONES.

1173 Words
NARRA GUILLERMO —¿Estás seguro que deseas casarte con ella? —me preguntó mi padre cuando le comenté mi deseo de conocer a Gisela. —Si, deseo hacerla mi esposa y darle una familia a Jaime —mi padre negó. —Disculpa, pero… para mí, este matrimonio no es lo mejor para ti —comenta y yo lo veo con la ceja alzada. —Tienes unos días diciéndome indirectas o queriendo persuadir mi relación con Gisela. ¿Qué es lo que te molesta? —cuestione, la verdad es que ya estaba cansado de que siempre me diga lo mismo. —No lo sé hijo, solo creo que te estás dejando llevar por cómo su hijo te hace sentir. También creo que por ver qué siendo el mayor de tus amigos, tu sigues soltero cuando ya todos se han casado. Deseo que te cases por amor. Eso es lo que quiero. Perdóname, pero no veo amor entre Gisela y tú —entendía su preocupación. —Quiero a Gisela, papá. Posiblemente no esté muerto de amor por ella, pero sé que eso llegará con el tiempo. Por el momento te pido que me dejes tomar mis propias decisiones —el dejo salir un suspiró y asintió. —Está bien, hijo… Voy a apoyarte. Esas fueron las últimas palabras un día antes de unir mi vida a Gisela. Creo que para que comprenda. Lo que pasó hace 5 meses. -Recuerdo- —Lo siento, ven aquí Jaime —le dice al pequeño en mis brazos. El solo mueve su cabecita negando y se aferra a mí. —Yo no tengo ningún problema, yo puedo llevarlo —comenté y ella con sus mejillas sonrojadas aceptó. —Disculpa, no tiene contacto con nadie más del género masculino. Creo que por eso te llamó así. También lo hace cuando Manuel lo ha visitado y la última vez que vine le dije que veríamos a donde descansa su papá —asentí y vi lo que eso último la afecto. No debió ser fácil llevar todo el proceso sola. No había conocido un caso tan particular como el suyo, especialmente porque el pequeño niño en mis brazos no es un desconocido: es el hermano de mi mejor amigo. —Está bien. No te preocupes, ahora vamos que nos esperan —ella solo movió su cabeza en afirmación. Con mucho pesar de verlo llorar le entregué el bebé a su madre. —¿Hay alguna razón en particular para que la señora Patricia requiriera de mi presencia en la lectura de su testamento? —me cuestiono y aunque sabía por qué, no podía mencionarlo hasta que estuvieran todas las personas involucradas. —No estoy seguro, pero no creo que se trate de algo malo —me limite a responder. Ella no volvió a preguntar nada durante todo el camino. Por otro lado Jaime iba viéndome y yo le hacia caras graciosas para que mantuviera el buen humor durante el camino. Llegamos a la casa de Manuel y procedimos a dar lectura al testamento de la señora Patricia. Entregué las cartas que me dijo mi padre que les entregara a cada uno de los involucrados. Después de salir de la lectura del testamento me ofrecí a llevar a Gisela a un hotel, pero Jimena se negó diciendo que se podían quedar en la casa y ella acepto. Nos quedamos ese día acompañando a mis amigos. Por un momento me sentí un poco celoso al ver como Manuel era de atento y cariñoso con sus hijos, mientras yo no tengo ni pareja sentimental. Sentí algo chocar con contra mis piernas y al bajar la mirada era el pequeño Jaime que me miraba con sus pequeños ojitos mostrándome una sonrisa. —Papá —me dijo de nuevo y mi corazón volvió a derretirse al escuchar esa palabra. —Le agradas —escuché decir a Jimena cuando lo tomaba en mis brazos—. Tal parece que el pequeño desea que seas su papá. No sé si me pareció, pero vi como intercambiabas miradas con Gisela. ¿Te gusta? —inquiere con una sonrisa. —Eso parece, no me siento muy cómodo confesándote esto, pero ella es una mujer muy bella, joven que está sola con un bebé. Confieso que me ha nacido mi instinto protector. —Entonces si no te es indiferente, date una oportunidad, al menos para conocerse. Luego ustedes verán —asentí en respuesta y tendría muy en cuenta sus palabras. Ese día antes de despedirme la invité a salir y su respuesta fue positiva. -Fin del recuerdo- Hoy después de un par de meses saliendo le pediría oficialmente a Gisela que fuera mi esposa. Durante estos meses solo me dediqué a cortejarla, invitarla a comer, a pasear, a caminar por el parque con Jaime. Era una mujer muy agradable, me agradaba mucho la química que teníamos. No habíamos compartido ningún momento íntimo y la verdad es que esta abstinencia me estaba matando. Mi teléfono sonó sacándome de mi pensamiento. —Dime, preciosa —respondí al ver que se trataba de Gisela. —Es muy extraño escuchar que me hablas de esta manera —me dijo y puedo imaginar cómo se debe de sentir. Por lo que me había comentado no tenía, ni tuvo ningún tipo de relación después del señor Rafael, padre de Jaime. Sentía que debía darle un noviazgo romántico, nada apresurado o a la ligera. Ya había pasado por una mala experiencia y no deseaba que eso se repitiera. —Acostúmbrate, porque de mi parte solo palabras de este tipo recibirás —su risa es lo primero que recibo como respuesta a mi comentario. —Conoce los trucos perfectos para enamorar a una mujer, señor abogado. —Espero estar haciendo muy bien mi trabajo. —Lo esta logrando… —la frase se quedó sin terminar. El llanto de Jaime nos interrumpió. —No me has dicho a donde iremos cenar. Necesito saberlo porque así me visto para la ocasión. —Cualquier cosa que te pongas se te mirara hermoso. No estaremos en el frio eso tenlo por seguro. —De acuerdo eso era lo que deseaba confirmar. —Te veré en un rato, estoy seguro de que la sorpresa te encantara. Colgamos la llamada y me concentró en arreglarme. Me miro en el espejo una vez más antes de salir. Llegué a la casa de Manuel y la vi salir con un vestido ceñido a su cuerpo. Mentiría si digo que no me alborota la hormona esta mujer. —Te ves preciosa —fue mi saludo. —Muchas gracias, usted también se ve muy guapo señor abogado —comenta con una sonrisa y acercándose a mi para darme un beso en los labios. Por instinto mis brazos rodearon su cintura. Me separé porque la ereccion dentro de mis pantalones me estaba nublando y tenía muchos planes para el día de hoy. —Vamos hermosa, que tenemos una cita con el destino. --------------------------------------- Copyright © 2023 Valery Archaga Todos los derechos reservados. Obra protegida por Safe Creative bajo el número 2306244669293
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