3.

4996 Words
Ellos querrán arreglar todo lo malo de ti, creando una perfección que en realidad no existe. Las semanas junto con los meses es algo que va corriendo de prisa, hasta el punto en el que Helena ha olvidado cada vez más el recuerdo de su madre y es que ha quedado tan agotada de sus prácticas que no queda el más mínimo tiempo para pensar. Marlene se había encargado mantenerla ocupada en todo el sentido de la palabra, entra las tantas clases que ha tenido que tomar Helena se encuentra las que hasta ahora parecen ser las más importantes, etiqueta y protocolo, lectura, escritura, vestuario adecuado, maquillaje y como saber usar cada tenedor incluso tanta nueva información logró que le doliera la cabeza a Helena, pero no es como que pudiera quejarse de esto y si es que lo hacía, Marlene no dudaría entonces en pegarle con una regla. La cual era lo bastante dolorosa como para dejarle por varias horas el mismo dolor, por lo que tanto como podía Helena se esforzaba por hacer de esto todo perfecto. En ese mismo lapso de tiempo Helena había tenido su primer periodo menstrual, en esos desesperantes momentos contó con la ayuda de Marlene la cual comprendió bien cómo debía sentirse la joven por primera vez, era su bienvenida al mundo de las mujeres y eran cosas que con el paso del tiempo aprendería a llevarlo cada vez mejor. Justo como le había dicho la mujer rubia, ella sería su tutora por lo que debía velar por que estuviera bien tanto física como mentalmente, así Helena tuviera alguna duda, por más insignificante que fuera, debía siempre de acudir a Marlene. En una de las tantas tardes en las que Marlene y Helena salían de la sala de prácticas solo para el uso exclusivo de ellas, ambas iban vestidas con un cambio de ropa similar, pero la diferencia era mucho mayor ya que Helena no poseía los grandes pechos y el trasero redondo que tenía su tutora, esto era algo que pronto descubriría y es que Helena estaba creciendo, pronto estaría desarrollándose mucho más y para entonces, se suponía ella estuviera lista. Marlene al lado de Helena caminaban para cambiarse, la clase de hoy había sido bastante cansada así que ¿Por qué no consentirse un poco y tomarse la libertad de darse un largo y refrescante baño?, bueno, lo hubieran hecho si tan solo no se hubieran topado con Johann, quien vistiendo de blanco como siempre estaba con una fila de hombres que con lentes puestos miraban hacia todos lados, parecían que buscaran algo, tal vez a alguien. Para cuando están lo suficientemente cerca del jefe, Helena puede darse cuenta de como Johann mira a Marlene, y esta le da la misma mirada pero para una joven en crecimiento no sabe a ciencia cierta qué significaban esas miradas. ¿Tal vez estaban planeando algo?, quizás, pero Helena dudaba mucho de que ellos pudieran hablar de manera telepática. Y lo que ella no sabe es que los dos adultos se miran con deseo, el cual debe ser reprimido hasta que llegue el momento para estar juntos. —Mis queridas flores, ¿Cómo estuvo el día de prácticas?-Johann preguntó sonriendo de manera sutil, tan pronto como el jefe pregunta esto, Helena sabe que no debe hablar al menos si no le dirigen la palabra, también es que sabe que Marlene contestaría.- —Estuvo bastante bien, pero siempre se puede mejorar el doble-Respondió de inmediato Marlene a Johann, pero ahora Helena nota como la mujer tiene una sonrisa en su rostro, ¿Qué le parecía tan gracioso?, la más joven negó con la cabeza siendo que no valía la pena pensar en cosas como esas, no tenían sentido, por ahora. —Me alegra saber que lograran mejorar en los entrenamientos que tan arduamente hacen día con día,-Johann ahora desvía su mirada de Marlene hasta ella.— Helena quiero que conozcas a alguien, necesito que prestes especial atención.-La niña hizo caso y mirando hacia el frente, noto como un chico mas joven, tal vez de su edad se encontraba entre aquel grupo de hombres con trajes negros, ¿Siempre había estado ahí? Helena nota como aquel joven de cabellos tan dorados como el sol, es bastante guapo, tanto hasta el punto en el que no sabe porque su corazón empieza a acelerarse, ¿Y si alguien lo escucha? eso no podía ser posible ¿Verdad?.—Este es mi hijo, Axel Kahler.-Y por fin le dicen su nombre el cual queda tan perfecto con su rostro, Helena observa con más atención sus ojos, y se ha quedado tan sorprendida por el color tan profundo, un azul zafiro que jamás había visto en su vida. Helena nunca había visto a otro niño y debía decir que casi todo era extraño para ella, los nervios llegaron tan pronto como se dio cuenta de que aquel chico la miraba tan fijamente, una extraña punzada subió a su pecho nuevamente, su estómago le daba cosquillas.- —M-mucho gusto.-Saludó por fin con voz tímida y bajita mientras que sus mejillas empezaban a arder, espera que nadie estuviera viendo el notorio color rojo en su rostro, Helena podía jurar ahora mismo que estaba sudando, el trabajo físico de hoy no era nada comparado con la mirada molesta que le había dado aquel chico, era tan parecido a Johann, pero no tenía para nada el parentesco con Marlene, ¿Eso quería decir que no era hijo de la rubia?.- —Tsk...es ist mir egal. (No me importa)-Respondió el muchacho en aquel idioma que ahora Helena conocía como alemán, sin embargo no sabe bien qué quiso decir con eso, supone que le habría dicho hola, eso es lo que ella quiere creer, siendo que Johann hizo una media sonrisa que ella pudo ver. ¿Acaso dijo algo divertido? Johann no dijo nada y solo hizo un gesto con la cabeza para irse, sin mirar atrás pues todos los demás lo seguían sin decir una sola palabra. La sensación de extrañeza se quedó en el pecho de Helena. ¿Qué fue aquello? —Ignóralo, pasa por cambios al igual que tú.-Le dijo Marlene luego de ver como solo quedan ellas dos en el gran pasillo del jardín, el mismo que daría paso para ir a la casa principal de los Kahler. Y en donde Marlene se daría un baño con Helena, esto para que ambas pudieran exfoliarse la piel y quitar las células muertas.- —¿Cambios?.-Pregunto ahora Helena viendo hacia atrás, ese muchacho parece ser tan extraño pero le provoca curiosidad y no comprende el porqué, al menos sabe que no es la única al ser más joven, pero desconoce la edad de aquel muchacho. Ahora que lo pensaba, quería saber todo lo referente a ese chico, ¿Estaría bien hacerlo?- —Luego te explicaré todos los detalles que considere necesarios para ti, Axel tan solo tiene 17 años y es el hijo único de Johann, cosa que es bastante importante ya que es el siguiente en la línea de sucesión directa para ser el próximo jefe de la casa Kahler.-Helena no preguntó más, sabiendo entonces que esos eran los principales y posiblemente los únicos detalles que reciba de parte de Marlene. El resto de la semana pasó lo mismo, hasta que en la noche antes de servir la cena, Marlene había llegado a la habitación de Helena, quien normalmente comía en su habitación, pero esta al ver que las personas del servicio aun no llegaban, se preguntó qué estaba pasando y en su lugar llegó Marlene para decirle que esta noche, ella cenaría en la mesa de la casa principal. Decir que Helena estaba nerviosa era poco, sobre todo ahora que sabe que Axel, el hijo de Johann estaría ahí, luego de aquella primera vez lo había visto muchas más, pero no es que se dijeran algo ni mucho menos. Helena se sentía sumamente nerviosa ante la presencia de aquel chico que tan frío e inexpresivo se mostraba, por lo que no le quedaba de otra que hacerse a un lado siempre que este pasaba, observar desde la distancia parecía ser lo correcto. Helena no se daba cuenta pero, sonreía siempre que pensaba en el hijo de Johann. Aparentemente la noche de hoy no sería tan igual a las demás y encima de todo esto, un anuncio importante sería dado. Cuando Helena junto a Marlene llegan a la mesa, la chica queda sorprendida al ver cuán grande era aquel lugar, ¿Cuántas personas podrían caber en ese lugar?, bueno, el comedor de la casa principal tenía la capacidad para recibir una modesta cantidad de 10 personas, pero en este solo era usado por Johann, Marlene y Axel, en ocasiones también era usado por los invitados que asistían a las reuniones privadas de la casa Kahler, con el tiempo, Helena entendería bien porque se hacía todo esto, mientras tanto y sintiendo nervios en su estómago, ambas tomaron asiento en la mesa. Johann en la cabecera y Marlene a su lado en la derecha, Helena optó por sentarse frente a la mujer siendo en el lado izquierdo, tan pronto como se acomodaron llegó la comida caliente. Mientras Johann y Marlene empezaron a comer, Helena solo miraba el plato, metida en su mundo. —Helena, ¿Por qué no comes?-La voz de Marlene llegó a los odios de Helena quien se encoge de hombro pues no sabe qué decir ahora. Lo único que sabe la chica mas joven es que no deja de pensar en aquel muchacho de cabellos rubios y ojos zafiro, parecía una clase de príncipe azul, uno con cara de fastidio o que siempre estaba con una expresión completamente estoica. Aun así, le hacia difícil no dejar de recordarlo, sus ojos tenían algo hipnotizante, algo que atraía a la joven Helena.- —No tengo hambre, es todo.-Miente descaradamente ya que solo ha estado pensando en el hijo de Johann, ¿Cómo reaccionan los adultos si llegaran a enterarse de que ella pensaba en aquel muchacho de hermoso cabello rubio y ojos tan azules como el zafiro?.- —Será mejor que comas toda tu cena, estás delgada, Helena. Desnutrida y muerta no me sirves para nada, ahora come toda tu comida, por favor.-Johann sentencia y es entonces cuando la joven se dice que es mejor obedecer y eso hace, en silencio prueba la comida, la cual bastante buena resulta ser. En ese momento es cuando un señor con traje entra a la sala y anuncia la llegada de alguien más a la mesa, Helena se da cuenta de que quien está ahí es un joven de cabellos rubios como el sol, ojos zafiros y expresión glacial que toma asiento delante de ella logrando entonces hacerla sentir nerviosa. Nadie decía nada, no hasta que trajeron el vino para los adultos y una conversación entre ellos empezó. Entonces Helena sospecho que Marlene y Johann eran pareja o algo parecido a eso, pero amigos si que no eran. En ningún momento Helena dejó de ver a Axel, era curioso como este comía en completo silencio, pensativo y tan metido en su mundo, lo más asombroso es que comía con movimientos sincronizados al comer y masticar, Helena estaba tan metida en observar al joven delante de ella que tomó sin darse cuenta los tenedores y los levanta a una distancia prudente del plato, al mismo tiempo que una pequeña sonrisa aparecía en su rostro. Es entonces cuando Axel se da cuenta de que una mirada está puesta encima suyo, levanta la cabeza solo para darse cuenta de cómo aquella muchacha lo observó, en lugar de sonreír o algo por el estilo, Axel le da una mala mirada logrando intimidarla y haciendo que la chica soltara sus tenedores, los cuales caen en el plato de porcelana haciendo un ruido agudo que le molesta a más de uno en la mesa, incluso a la misma Helena. —¿Sucede algo Helena?-Pregunta Marlene dejando de mirar a Johann y así mirar a la más joven de la mesa, las mejillas de la mencionada se vuelven rojas casi de inmediato al sentir tantas miradas sobre ella, incluso la de Axel.- —Yo, bueno…No realmente, solo me he descuidado unos segundos y…-Helena busco alguna clase de ayuda al mirar al hijo de Johann, pero este solo ignoró su mirada por completo y luego por segundos la mira con fastidio.- —Los errores en la mesa no es algo que Marlene te haya enseñado, sin embargo todos podemos cometer errores en situaciones normales...Arréglalo.-Johann habla hacia Helena quien asiente casi de inmediato ante su petición, mientras tanto ella se esta muriendo ante la vergüenza que sube por su cuerpo.- —Woher hast du dieses laute und seltsame Mädchen? (¿De dónde has sacado a esta ruidosa y extraña chica?)-Axel pregunta hacia su padre quien sonríe ante la pregunta de su hijo.- —Das ist Helena, ich werde sie erziehen und erziehen, damit sie für das Kahler-Haus nützlich ist, freundlich zu ihr ist. (Ella es Helena, la estaré criando y educando para que sea útil en cuestión de la casa Kahler, se amable con ella.)-Helena mira interrogante hacia Johann y Axel que hablan en alemán, pero lo único que ella logra entender es su nombre de todo esto, siente pánico de haber hecho algo malo.- —Das ist also Helena, richtig? (Así que ella es Helena, ¿Verdad?)-Nuevamente Axel menciona el nombre de la chica que ahora está temblando, la cena acaba y cada quien se va por su lado, para entonces Helena no dejo de ver a Axel que indiferente la observó hasta irse.- —¿Qué han dicho? ¿He hecho algo malo? Solo he logrado entender mi nombre-Una alarmada Helena pregunta de inmediato hacia Marlene que solo se puede encoger de hombros y niega con la cabeza, Marlene sabe muy bien que han dicho aquellos dos, pero no puede decirle a Helena. —Solo han dicho que eres bastante linda, y que Axel debe ser amable contigo.-Helena se siente sonrojada al imaginar que el chico de cabellos rubios piensa que es linda.-Ahora vámonos, es momento de ir a dormir.-Marlene ordena a Helena quien se mantiene en su mundo, para el final de la noche, solo puede sonreír.- Los meses siguen avanzando y con esto las prácticas de Helena, la misma había empezado a tomarle el ritmo a sus clases, por lo que ahora no le resultaban ser tan difícil. En este tiempo la época de otoño se acerca lo bastante rápido y es entonces cuando, en la mesa, Johann, Marlene y Helena se encuentran cenando pero por cosas que no sabe la más joven de la mesa, Axel no ha llegado, es una lastima se dice, quería verlo una vez más. Ya que no ha tenido tiempo alguno de hablar con este y parece que tampoco será pronto. Pero lo importante ahora es que, Helena recibe una invitación que dice claramente en letras cursivas un “Baile de Otoño”, esto generó curiosidad en Helena y con timidez pregunto. —¿Qué es el baile de otoño?-La atención de los dos adultos cae en Helena, Johann sonríe de costado y levanta una ceja.- —El baile de otoño es si no es más que la muestra para que, las casas aliadas a la nuestra puedan darse cuenta del poder que poseemos, tres casas diferentes a estas forman la alianza mas grande jamás vista, por lo que, también es una buena oportunidad para dejarle en claro a todo el mundo que, esta fiesta es una manera de ver la unión que tenemos.-Helena asiente con cuidado, procesando entonces lo que ha dicho Johann.- —En pocas palabras, estas fiestas son un medio para pavonearse, será la primera vez que tú participes en una Helena, será presentada ante todo el mundo.-Tan pronto como Marlene dice esto, un escalofrío recorre todo el cuerpo de Helena.- —¿Cuándo será la fiesta?-Teme preguntar pero aun así lo hace, esto parece darle un sinnúmero de escalofríos que le recorren todo el cuerpo.- —Mañana se llevará a cabo la fiesta, debes estar lista.-Con esto en mente, para Helena se le hace difícil dormir y es una suerte que logre hacerlo luego de dar tantas vueltas en la cama. La joven mente de Helena estaba ocupada en muchas cosas, tantas que, casi no recuerda extrañar a su madre. La noche del día siguiente todo estaba siendo meticulosamente ordenado, limpiado y completamente decorado y es que la fiesta de otoño que ofrece la casa Kahler daba la bienvenida a todos sus invitados, amigos, conocidos, aliados y hasta enemigos. Esto siendo algo que Helena no entiende y es que conoce bien el significado de la palabra enemigo, entonces si la casa Kahler tenía enemigos ¿Porqué estos eran invitados a la fiesta? ¿No sería esto acaso un peligro para todos y para el mismo Johann?, bien, según Marlene esto debía mostrarse a los enemigos y que supieran que, la casa Kahler no estaba sola, pero claro que omitió decirle que la mafia era la verdadera razón y el comienzo de que toda la casa Kahler tuviera enemigo y no solo esta, sino que también los aliados de la misma. La noche de la fiesta era sin duda la mas importante y como la temática de la misma era el otoño, Helena con tan solo 14 años, traía puesto un vestido corto hasta las rodillas en color azul marino, tela de encaje en color n***o, la espalda de Helena tenía un escote en V pero el mismo estaba cubierto con tela transparente, zapatos del mismo color y una mascara con plumas también en hermosos colores negros. El cabello de Helena caía en perfectos rizos sobre su rostro, tenía una mínima cantidad de maquillaje y labial, pero era el mínimo siendo que Helena era muy joven para llevar maquillaje por completo. Aun así, el toque lo consiguió en el momento que se coloco un collar de terciopelo también n***o, entonces estaba lista. Marlene por su parte tenía un elegante vestido blanco cola de sirena que resaltaba sus curvas, también su cabello tan dorado como los rayos del sol estaban recogidos en un perfecto y liso moño. Ambas bajan hacia la fiesta sin esperar más, una estando acostumbrada a este tipo de cosas y la otra se encuentra temblando por ser la primera vez que esté delante de tantas personas. Al llegar a la fiesta por primera vez, Helena sintió nervios llenarla sin piedad y su estómago se siente revolver por los nervios que siguen creciendo sin piedad. Era demasiado grande aquel salón y había muchas personas que no se detenían en ir de un lugar a otro, hombres y mujeres envueltos en vestimentas elegantes, para Helena más bien parecían hormigas desde el balcón por donde las veía. No hay tiempo de seguir observando cuando Marlene la guía hasta más abajo, y así observar de cerca la que sería su primera noche presentada en la casa Kahler. A continuación Helena vio a Johann aparecer en el balcón principal, también presta atención a como Johann da suaves toques a su micrófono y escucharlo decir unas palabras. —Sean todos bienvenidos a la 17va fiesta de otoño que la familia Kahler tiene el honor de presentar todos los años, desde hace 17 años, esperamos de todo corazón que la pasen bien y que todo sea próspero tanto en la familia como en los negocios. Como todos los años, la casa Kahler tiende a recordar y reafirmar la alianza que hay entre las tres familias más importantes, dejando así en claro que, la unión hace la fuerza y gracias a esto tenemos paz. Dicho esto, será agradable volver a vernos en la próxima fiesta de invierno.-Johann hizo una pausa, pues ahí recibió aplausos y exclamaciones ante el discurso que solía dar, cada uno más motivado que el anterior.—Sin quitarles mucho tiempo, quisiera presentarles a un nuevo integrante de la familia y que también formará parte de la casa Kahler.-Los presentes se mantuvieron asombrados y con susurros todos se preguntaban ¿Quién podría ser?, el jefe de la casa Kahler podía ser bastante misterioso cuando se lo proponía, al mismo tiempo que tan fácil como estaba calmado podría sacarle un arma en la cabeza a cualquiera. Helena se encuentra abajo junto a Marlene y se confunden entre la multitud, pero más que nada Marlene llevaba la atención no solo de los caballeros allí presentes.—Quiero presentarles a la nueva integrante de la familia...Helena.-De pronto el silencio rodea el lugar, un reflector apunta hacia la mencionada y nueva m*****o de la familia Kahler, miles de ojos la observan y analizan, buscando una clara perfección que no existe, sin embargo nadie dice nada. En cambio se escuchan murmullos, seguidos de aplausos y finalmente palabras y gritos de emoción. Eso había salido mejor de lo planeado, aunque Helena sigue estando nerviosa, lo es aún más cuando un grupo de hombres la rodea a ella y a Marlene, pero la rubia no les presta atención o al menos no se nota que le interese mantener alguna clase de conversación, pero sonríe como toda una profesional. Pero este no es el caso de Helena quien recibe miradas extrañas, las cuales no sabe cómo identificar, siente escalofríos recorrerla. —¿Entonces eres la nueva integrante de la casa Kahler no es así?-Helena asiente pero no sabe qué decir, no está acostumbrada a hablar con extraños.—No te cohíbas en responder linda, no te vamos a morder.-Un hombre de una baja estatura y vientre abultado le dice, sonríe de manera que asusta a Helena, pero ante esto, los demás hombres también ríen.- —Tengo 14 años, señor.-Murmura Helena mientras se apega más a Marlene quien nota esto, y hace todo lo que puede para mantenerse recta, en ningún momento la rubia se aleja de Helena, nota como esta esta incomoda.- —Eres un pastelito bastante joven, hablaré con el señor Kahler en el futuro. Estoy satisfecho con todo lo que hace, no por nada las mas hermosas mujeres salen de la misma casa.-Otro hombre, siendo más alto que el anterior opina esto, los demás se sienten estando de acuerdo. Pronto Helena siente que le falta el aire y no duda en buscar una salida de aquel lugar.- —Yo…Recordé que tengo que ir hacia allá, con permiso.-Acabando de decir esto, Helena escapa de ahí. Los caballeros se habían estado riendo ante la actitud de la joven m*****o de la casa Kahler, por lo que solo se mantenían fantaseando el momento para poder poner sus manos encima de la pobre chica, esto claro cuando tenga la mayoría de edad, 21 años. Marlene que los escucho solo puede sentir asco ante esos hombres y se dice que no se quedará ahí y seguir escuchando sus estupideces. Al salir de aquel lugar, Helena va hasta el jardín solo para toparse con la romántica escena de una preciosa pared de rosas blancas, son tan hermosas que no puede evitar acercarse, después de todo, quedarse ahí es mejor que regresar dentro y tener que soportar las miradas extrañas de esos hombres. También, Helena se da cuenta de que en el mismo jardín al aire libre, una hermosa fuente está en medio de todo, la luna está completamente llena y es testigo de cómo una curiosa Helena quiere tocar aquellas rosas. —No te recomiendo que las toques.-Una voz hace que Helena salte en su lugar, temblando se da vuelta lentamente solo para ver a una figura un poco mas alta que ella, tiene un traje en color blanco, junto a una camisa negra, la cual destaca en su pecho, la misma persona porta una mascara de color blanco con toques azules a los lados.- —Lo siento mucho, no quería…solo quería verlas.-El extraño delante de ella no responde, al menos no de inmediato pero se encarga de tomar una rosa y con su dedo una espina termina clavándose en su dedo, Helena ve esto incrédula y aunque suene extraño, siente que ha visto a ese chico en algún lado.—¿No es peligroso que hagas...eso?-El muchacho le muestra cómo la sangre cae de su dedo, pero al mismo tiempo se acerca a Helena.- —Por más hermosas que sean las flores, tienen espinas para defenderse, será mejor que hagas lo mismo si no quieres terminar siendo pisoteada.-El joven se acerca cada vez más, Helena por instinto retrocede, se siente como una especie de presa delante de un depredador, sin embargo antes de que el joven pudiera acercarse más ella, escucha un golpe seco. Esto ha sido tan repentino que logra hacer reír a Helena, tanto hasta el punto en el que sostiene su estómago.—¡Deja de reírte niña tonta!-Demanda aquel joven, su acento es bastante marcado, sin embargo es perfecto español. Es entonces cuando Helena logra saber de quién se trata, se acerca hasta el joven en el piso y extiende su mano hacia él en muestra de ayuda. El muchacho en el piso mira hacia arriba solo para darse cuenta de que aquella ruidosa chica tiene un precioso color rosa en sus mejillas y sus ojos brillan a través de la máscara. Helena por otro lado observa bien esos ojos de azul zafiro, ya los había visto antes, está segura de eso. —¿Necesitas ayuda?-Pregunta Helena sonriendo de manera tímida, el joven duda pero al final lo acepta no dejándole todo su peso ya que, ella no tiene tanta masa muscular como para levantarla. Por alguna razón que aún no conoce, aquel joven siente como su corazón revolotea extraño. ¿Es que acaso iba a morir? No estaba seguro, pero sostener la mano de esa chica era cálido, tan cálido como un lugar seguro y tierno. Los años van pasando hasta que Helena tiene 16 años, y desde su primera fiesta de invierno se había vuelto cercana al hijo de Johann, Axel, aquella noche ellos habían estando conversando un largo rato y es que, después de todo, esa ruidosa chica fue testigo de cómo el hijo del jefe se resbaló por accidente. Al menos era la excusa que usaba él, pero la realidad es que de alguna manera, ellos se habían vuelto amigos, ya que siempre que tenían la disponibilidad para ver al otro lo hacían. Aun así, tanto Axel como Helena tenían una especie de sentimiento en común; la confusión que no los dejaba pensar en el otro, ¿Cuál era la razón para que sintieran aquello siempre que sus mentes traían de vuelta el recuerdo del contrario?, no era algo que supieran aún, sin embargo se sentía bien tener a alguien con quien hablar. Hasta el momento en el que Axel tuvo que marcharse, no sin antes prometerle a Helena que volvería por ella y así impedir que le hicieran daño. Aun así, ella había quedado destrozada y con el sentimiento de abandono en su pecho, primero su madre y ahora la persona en la que en tan poco tiempo se había encariñado, ¿Estaba mal hacer eso?, era posible, pero Helena volvió a llorar hasta quedarse dormida y con el recuerdo de la promesa que con un beso sello con Axel. Él volverá, se lo había prometido. Tras la partida de Axel, un día en la mañana Marlene no apareció para llevar a Helena a sus clases como normalmente sucedía, contrario a eso, Johann fue quien apareció con la intención de llevarla hacia la zona norte de la casa, el lugar que se le tenía estrictamente prohibido ir a Helena, siempre que preguntaba sobre aquel lugar nadie sabía cómo responderle más que “Cuando estes lista lo sabrás”, y ahora ese momento había llegado. Lo que Helena describiría era una gran mansión que a diferencia de las otras que conformaban la casa principal era oscura, de un diseño parecido a la época victoriana gótica. Esta poseía grandes y elegantes diseños en colores oscuros. Toda aquella "casa" estaba en colores negros, pero resaltando el blanco y dorado en sus diseños. Con grandes ventanales y cortinas gruesas que no dejaban paso a la luz solar. Un enorme jardín con pasto verde y flores de distintas especies, árboles puestos en lugares estratégicos y arbustos robustos dejando ver en cuanto a flora era extremadamente cuidadoso, al entrar en aquella casa, por dentro no hay nadie y el ambiente parece ser bastante oscuro. —Buen día señor Kahler, ¿En qué puedo servirlo? .-Habló la chica con su cabello rojo elegantemente peinado en un moño alto, su piel era tan pálida que parecía casi ser una muñeca de porcelana. Esta tenía un maquillaje extravagante. —Pamela, ella es Helena. Formará parte de la casa una vez tenga la mayoría de edad.-La chica la miro por unos micro-segundos. Helena vio lo que describiría como, ¿Compasión?. No sabría decirlo exactamente.— Le estaré mostrando todo por el momento, deja mis citas para después. Esto será rápido.-La chica asintió y dejó pasarlos abriendo una gruesa puerta.- Helena volteó para ver a la chica del mostrador, quien aún la seguía viendo, luego regresó al frente su mirada. Aún no entendía por qué la vio de esa manera. Helena podría decir que un mal presentimiento se posó en ella. El sentimiento de que estaba en peligro se instaló nuevamente en su pecho, no le gustaba para nada esto. —Helena...Necesito que prestes importante atención a todo y todos. ¿He sido claro?-Preguntó Johann con su voz calmada. Helena murmuró un "Si", que él pudo escuchar.-Una vez tengas la mayoría de edad, se te instalara en la casa Kahler, deberás aprender de todo esto hasta entonces…-Johann se hizo a un lado, dejando que Helena se abriera paso y viera con sus propios ojos lo que sería parte de su vida desde ahora en adelante. Eso que desde que tenía 14 años se le ha estado preparando para siempre. Lo que vio la dejó sin habla.
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