Capítulo 3

3481 Words
WILLIAM Ocurren tantas cosas dentro y fuera de mí, que mi cabeza apenas tiene tiempo para procesar los acontecimientos que ocurren a mi alrededor. Olvide algo muy importante y no me di cuenta de eso, hasta que "Ellos" me repudiaron. El mundo se rige por un sistema inequívoco que controla cualquier cosa, el poder. Me di cuenta que yo no lo tenía. ¡Cierto! Yo no era nadie para ellos y se noto a simple vista, cuando los mande a llamar y entraron a mi carpa, pude ver reflejado en sus miradas la disconformidad y la oposición hacia mí, aunque peleábamos por la misma causa "Ellos" simplemente comenzaron a agredir mi autoridad, escupiendo injurias sobre mi reputación, sobre mi honor. Pronunciaron mi sobrenombre como si se tratara de un moustro y lamentablemente yo no pude impugnar nada ante aquella acusación porque ese apodo lo había ganado gracias al fruto de mi esfuerzo, de mi ira y de mi venganza. Si, asesine y quizás lo peor de todo fue que me regocije en la angustia, en el dolor y la pena de los que murieron bajo el filo de mi espada. t*****e, no lo niego pero tal vez en el fondo siento algo de remordimiento, pues era una actividad que incluso en mi juventud me negué a realizar por mis principios morales, pero por dolor lo hice, lo hice para saciar mi rabia por la muerte de mi madre y sin duda alguna me divertí mucho, sin embargo esa bestia que me domino por mucho tiempo fue desapareciendo, desvaneciéndose con el pasar del tiempo convirtiéndose en un simple recuerdo horrible y deshonroso, no estoy muy seguro de cómo sucedió pero conozco el motivo. La dulce mirada de helena, estoy seguro que fueron esos ojos apacibles que siempre me brindaron consuelo. Pero hubo otras cosas que cuestionaron, acciones que me dejaron perplejo, sin habla. Me mantuve sereno, escuchando mientras "Ellos" lanzaban sus acusaciones. Niñas y mujeres violadas, no solo por mi si no por mi regimiento, ancianos asesinados, robos y extorciones. Tal vez la peor de todas y la que provoco mi irritación fue el que mencionaran a Adeline. -Y por supuesto, sin mencionar a su prostituta ¡Que barbarie! Exhibiendo de esa manera su falta de juicio y de moral. ¿Cómo pretende liderar nuestro ejército con esa reputación tan pecaminosa? ¿Y el general Vasiliev?-me reprocharon sin dudar. Estuve a punto de estallar en cólera pero vi a máximo de pie frente a la entrada y entonces di un largo suspiro, dejando escapar en mi aliento toda la ira y frustración concentrada en mi corazón y pensamientos. No podía simplemente dejarme llevar por el frenesí y arrojarme sobre cualquiera que amedrentara contra mí o los míos, las palabras no eran nada cuando se trata de incriminar a alguien. No hay pruebas de los cargos que se me acusa pues "Ellos" no tienen conocimiento innegable de la situación. Respire hondo y me mantuve de pie hasta que sus acusaciones culminaron y comenzaron los cuestionamientos- ¿Dónde está el señor Lorian Vasiliev? ¡Hable! -Entiendo su preocupación- exprese avanzando hacia la mesa que nos separaba, en donde ninguno se había dignado a tomar asiento- Soy un extraño, un desconocido pero a diferencia de ustedes, yo los conozco a todos. La expresión de sus rostros reflejo sorpresa, una pesquisa que no esperaban recibir y pocos segundos después sus expresiones fueron reemplazadas por gestos de molestia. -Conozco sus estrategias en batalla, sus ilustres carreras e incluso a sus familias. Confió plenamente en sus capacidades para vencer en esta guerra y les sugiero que hagan lo mismo conmigo. No pretendo apoderarme de nada que no sea mío, mi propósito es devolver lo que se le arrebato al reino. - ¿Cómo se atreve a dirigirse hacia nosotros de esa manera caballero? ¡Claro, si se le puede llamar de esa forma, cuando ni siquiera tiene la decencia de mostrar su rostro!- me recrimino uno de los consejeros de Cromenia. Si no mal recuerdo, su nombre era Majlath- ¿Cómo podemos tener la certeza de que podemos confiar en usted cuando su identidad permanece en secreto? ¿Cree conveniente demandarnos confianza cuando usted no lo hace? El silencio que vino después de aquella pregunta fue aun más abrumador que la pregunta misma. No supe que decir, eran cuestionamientos con argumentos irrefutables pero no podía simplemente recibir acusaciones la imagen de helena, siempre rondando en mi mente, sufriendo. Ya estaba cansado de ver esa imagen doliente de mi esposa y cada segundo perdido era uno que Helena perdía de vida. -Si me permite interpretar su cuestionamiento ¿Usted asegura que si les muestro mi rostro todos ustedes confiaran en mi? Hubo un segundo de silencio ya no como el anterior, a este le siguieron murmullos incómodos que se referían a mí. Entonces máximo se aproximo, por su rostro yo diría que angustiado y sorprendido por mis palabras. En mis planes no estaba el revelar mi identidad, pues mi rostro solo era símbolo de vergüenza, pero nadie me escuchaba por ser Belua, me temían ¡Claro! Pero no estaban dispuestos a servir a una persona que los aterrorizaba. Mi única conclusión es que tal vez creen que yo podría usurpar el trono y que quizás Belua no podría ser un buen soberano y entre el Zar y Belua, preferían seguir luchando contra el Zar que enfrentarse a mí en batalla. Así que solo tenía una alternativa, sin Lorian apoyándome yo tendría que abrirme paso entre cada obstáculo que se me presentara, en este caso, el poder de la palabra se me negaba y si no me escuchaban siendo Belua tendría que hacerlo siendo William. - ¿Qué es lo que estás haciendo?- Rápidamente cuestiono mi buen amigo en un murmullo, llevándome unos pasos hacia atrás para evitar que alguien más nos escuchara. -Debo tomar la medidas necesarias para apresurar este proceso, no puedo esperar otro día mas aquí ¡Debemos avanzar lo más pronto posible!- le susurre alterado debido al juicio al que había sido sometido sin previo aviso. -Soy consciente de la pérdida de tiempo que estas reuniones significan para la reina pero ¿No cree que está tomando una decisión muy apresurada?- pregunto en un intento de persuadir mi decisión. -Por supuesto, pero no veo otra salida para terminar con esta discusión sin sentido, no perderé más tiempo por este secreto, al fin y al cabo un día debía saberse y si revelándolo puedo salvar la vida de mi esposa entonces que así sea. - ¿Ya pensó claramente en las consecuencias que podrá traer una vez que su identidad sea expuesta?- objeto presentando los riesgos que podrían ocurrir. -Lo he pensado desde hace ya mucho tiempo...Si me rechazan es posible que me arresten y quizás lo más probable es que corten mi cabeza por alta traición. Lorian al saber mi identidad seguramente también podría ser ejecutado y al no haber nadie más en el poder, el ataque seria pospuesto y mi esposa seria asesinada ya que nadie tiene conocimiento de que ella está viva y por último, si tienen misericordia, mi hijo seria exiliado. -Si ya conoce los riesgos entonces yo no tengo nada más que decir, ha tomado su decisión. - ¿Estás de acuerdo con las consecuencias?-cuestione un poco aliviado al saber que Máximo secundaba mi inesperada decisión, puesto que él también tendría consecuencias graves y yo no podría protegerlo- Sabes muy bien lo que te espera si deciden asesinarme. -Le seguiré fielmente hasta la muerte- expresó siendo sus propias palabras motivo de ejecución. Asentí convencido que era lo mejor que podía hacer por helena. Máximo se aparto y entonces note la intriga con la que todos nos observaban, los murmullos no se hicieron esperar y entonces di un paso, mostrando que tenía el coraje para demostrarles que podían confiar en mí, yo era la única opción viable para la guerra y para salvar a mi esposa. -Les pido de la manera más cordial que tomen asiento, escuchen mis palabras y la estrategia que he concebido para terminar con esta terrible guerra. Saquen sus conclusiones y tomen la decisión de seguir o no con esta operación y si lo eligen como la mejor opción entonces al final de esta reunión yo les mostrare mi rostro y confesare mi verdadero nombre y del porque me escondo tras esta tela oscura. -Estoy dispuesto a escucharlo- dijo uno de ellos después de varios segundos de tensión, un hombre de piel morena de estatura baja, de barba y cabello blanco. Dio un paso hacia una de las sillas, auxiliado por un bastón tallado artesanalmente, se sentó y miro hacia mi sin siquiera voltear a ver a los demás a nuestro alrededor. Su acción me tomo por sorpresa y quizás me provoco un gran alivio, al menos una persona en este lugar me escucharía. -Le agradezco enormemente- me atreví a expresar en un gesto de gratitud. -No me agradezca- respondió en un tono frio y seco-No confió en usted y mucho menos en sus palabras, pero soy un hombre justo y consciente. Creo fielmente que no debo juzgar a nadie antes de escucharlo y también pienso que no podemos perder el tiempo en una situación tan delicada, si no me agrada lo que escuche, saldré de aquí. -Estoy seguro que no se arrepentirá- le respondió máximo desde su pequeño rincón. Aquel hombre lo miro fijamente pero máximo ni siquiera se dio cuenta de que lo observaban con una expresión fría y calculadora. - ¿Los demás, nos acompañaran o el número de personas se reducirá antes de comenzar? -Si el ministro Nilio desea escucharlo entonces no veo la razón para marcharnos pero si nos hace perder el tiempo lo echaremos enseguida- dijo uno de los hombres detrás del señor Nilio. "O quizás me asesinen" pensé, pero esperaba que ninguna de las dos opciones ocurrieran. Trague saliva nervioso, pero ahora mismo los nervios no debían aflorar o podrían traicionarme. Me dispuse a tomar control de la situación y comencé, el primer tema que aborde fue vanguardia, el ejército que debía seguir la ruta más alejada para llegar a la capital de Cromenia y al palacio. A primera vista y mientras hablaba, los ministros, como suelen llamarles a los consejeros en el reino Cromeniano, evidenciaron su desagrado ante mi plan inicial. Lo vi en sus expresiones y en su forma de mirarme, pero no me detuve, hable sobre quienes estaría conformado este ejército, sus líderes y finalmente su propósito, fue en ese momento que prestaron atención a mis palabras. "Vanguardia es solo un calificativo que esconde su verdadero propósito, Retaguardia" Este ejército avanzaría para distraer a nuestro enemigo mientras la verdadera vanguardia avanzaba en las sombras sin ser vista y se preparaba para a****r. Y entonces alguien del grupo de hombres pregunto: - ¿Cómo lo harán? ¿Cómo avanzará la verdadera vanguardia para entrar a la capital sin ser notados como usted pretende? -Lamentablemente solo hay una forma para hacerlo, es peligroso pero no tenemos otra opción. Pretendo avanzar por las montañas, adentrándonos en las grutas y cuevas que llevan directamente a los pasajes de escape del palacio. - ¡Es usted un demente!- acuso uno de ellos y muchos otros contribuyeron a su queja. Sin embargo vi que entre todos ellos estaba el viejo de barba blanca al que habían llamado Nilio. Él permanecía quieto sin decir nada, su expresión era pensativa pero extrañamente miraba a otro lado, a un sitio en específico, hacia el rincón de Máximo, esta vez él había notado su miramiento y ambos sostenían una pelea silenciosa y sombría. -Es una locura, lo sé, pero la guerra no la ganan los más sensatos si no los más ingeniosos. ¿Ustedes creen que el zar respeta de normas y políticas en este momento? ¡No! -Esos túneles están protegidos y aunque pudiera atravesar esa defensa, vanguardia no llegaría lejos, son cientos y cientos de túneles que no conducen a ningún lado. Los hombres se perderán y en un par de días perecerán sin comida ni agua. -En eso tiene usted razón, el número de personas que conocen esos túneles a la perfección es reducido, pero nosotros tenemos una gran ventaja- asegure con algo de culpa, debía ser una gran mentira afirmar algo de lo que no estaba convencido pero quería darles algo de esperanza y también deseaba que confiaran en mi- Para los que se lo preguntaban, el general Lorian Vasiliev marcho para transportar aquí mismo a la persona que nos dará ventaja en el campo de juego. Ella conoce estos parajes mejor que nadie y por supuesto debo agregar que nos da su apoyo incondicional para vencer. Mentí, pero mis palabras sonaron tan reales que incluso yo mismo casi lo creí. No sabía si Ileana aceptaría ayudarnos pero si no lo hacía por voluntad propia tendría que obligarla y no deseaba llegar a esos extremos. - ¿Ella?- dijo alguien. -¿Una mujer? ¿Quién es esa mujer? -En su hogar, de cariño, a ella la llamaban Ianna.- aquellas palabras eran suficientes para que dedujeran de quien se trataba y entonces Nilio, ese viejo anciano se levanto con la mirada fija en mi y luego poso la mirada hacia Máximo. - ¿¡La princesa Ileana!? -Si- afirme y entonces los murmullos volvieron pero en sus rostros ya no existía la contrariedad si no la preocupación- La princesa desea por el bien de ambos reinos detener a su hermano, sabe con exactitud qué debemos hacer para lograrlo, es por esa razón que viene por voluntad propia para apoyar a la causa. - ¿Ella ya viene en camino?- volvieron a cuestionarme como si no acabaran de comprender que ver a la princesa fuera una posibilidad. -Si todo sale como lo planeo, el general arribara en la madrugada y ella misma constatara lo que les he dicho. Continúe explicando mi estrategia, esta vez un poco más confiado que antes porque todos me prestaban atención. Ahora podía notar la sorpresa y tan bien la satisfacción que mis palabras les producían. Capitanes, sargentos y tenientes de mi pueblo se mostraron complacidos, leyeron la estrategia una y otra vez. Apoyándome en el mapa de ambos reinos y en las pequeñas figurillas de madera fui explicando paso a paso. Aquella reunión duro varias horas, cada uno dio su opinión y agregaron algunas sugerencias que podíamos llevar a cabo, lo cual fue un gran consuelo, al fin y al cabo terminaron aceptando mis palabras. -Que quede escrito- expreso el ministro Nilio con aire de grandeza y triunfo- que este día es el comienzo del fin de la guerra. ¡Que viva el reino de Athos! ¡El viva el pueblo oprimido de Cromenia! "Y todos gritaron viva" -Entonces doy por terminada la sesión- dije dejando soltar un sonoro suspiro de victoria, no recordaba la última vez que había dicho esas palabras. -Belua- pronuncio Nilio haciendo énfasis cada letra de mi nombre con un tono que no pude interpretar.- Tomamos nuestra decisión y hemos acordado seguir la mejor opción, qué ha sido la estrategia que nos ha presentado, sin embargo usted debe cumplir su parte del trato. No pienso seguir en esto hasta que usted muestre la cara. Mi suspiro de alivio se convirtió en algo doloroso y el aire que entro en mis pulmones en ese momento era agua ardiente que me quemaba por dentro, mire a todos, sus rostros llenos de curiosidad y quizás un brillo de gratitud debido a mi táctica militar, pero me preocupaba que al verme, al reconocerme, esas expresiones cambiaran. Furtivamente mire a Máximo, el no se movió de su lugar pero acerco su mano hacia su cintura donde colgaba de su cintillo la funda de su espada, casi tocaba la empuñadura quizás por si algo terrible pasaba. -Soy un hombre de palabra- respondí, temeroso de que se notara que la angustia crecía en mi interior. Me sentí amenazado y expuesto pero ya no había marcha atrás.- Antes de revelar mi rostro, debo confesar que los motivos que me orillaron a ocultarme fue el miedo y la vergüenza, deje a mi familia sola y desamparada, ellos no sabían nada hasta hace poco, así que por favor no los culpen. Fui herido y aproveche ese tiempo para revolcarme en mi cobardía porque solo pensé como un animal lo haría, si desean vengarse y castigarme entenderé, pero les pido quizás como última voluntad que rescaten a mi esposa de las manos del zar. Respire, pero el aire no lleno mis pulmones, se quedo atrapado en mi garganta. Poco a poco levante la tela negra que me cubría y entonces solo hubo silencio. -Mi nombre es Fitzwilliam Volkov III, antiguo rey y soberano del honorable pueblo de Athos. Se quedaron sin palabras, nadie dijo nada y al ver a máximo, note que ya sostenían la empuñadura de su espada en caso de necesitarla, pero entonces Nilio hablo: -Hace unos cuantos años recuerdo haber visto a ese hombre, siempre al lado del príncipe heredero de Athos- señalo a Máximo brevemente - Hace unos días lo vi en el palacio, pero en ese momento creí que ahora él acompañaba al nuevo rey, sin embargo me equivoque. El general Lorian solo represento ser la única autoridad de Athos para ocultar que el verdadero rey aun estaba con vida. -Si usted es el rey...- dijo uno de los tenientes, de nombre Nicolai- entonces, cuando se refiere a su esposa, ¿quiere decir a la reina? -La Reina fue capturada en último ataque. Desgraciadamente ella tuvo que fingir haber sido asesinada para salvar su vida y la de nuestro hijo, pero siempre estuvo pendiente de la seguridad de su pueblo. Dejo a cargo al general Vasiliev porque él estuvo bajo su custodia y era la única persona confiable a la que podía darle esa tarea tan importante. Mi madre murió en lugar de mi esposa, ella dio su vida para salvar a la mujer que amo y no quiero que su sacrificio sea en vano. -¡Señores!-alzo la voz un hombre al lado del ministro Nilio- ¿Dejaran que este hombre dirija la maniobra de ataque? -Si tu no lo permites, lo hare yo- le recrimino Nilio- Los hombres no somos más que simples mortales, todos sentimos miedo y vergüenza, hasta un rey. Pero ha sido lo suficientemente valiente para corregir sus errores y enfrentarse a nosotros. -Aun queda en nuestra memoria, de todos los que tomamos los cargos de nuestros superiores, el rey que defendió su reino hasta la muerte. Usted creo a Belua para defender lo que quedaba de nuestra nación y se lo debemos. -Majestad- pronuncio otro teniente, en la placa de su uniforme tenia escrito el apellido Slovoi. Escuchar esa palabra en boca de otra persona que no fuera Máximo me provoco un tremendo malestar- Yo, Emilian Slovoi II, teniente del cuarto batallón de defensa apoyamos a su causa y estamos dispuestos a ofrecer nuestras vidas para salvar a la reina. Novikov, Morozov, Vorovyo, Kozlov y muchos otros hombres, a los que alcance a ver la placa de su uniforme se postraron ante mí con una gloriosa reverencia y con la mano sobre el pecho jurando arriesgar su vida a cambio del bien del reino y de mi esposa. Solo unos cuantos ministros de Cromenia se opusieron en un principio pero al ver que mi causa y nombre eran honrados, simplemente no podían hacer otra cosa más que seguir a mis órdenes. Al final de esa reunión todos vitorearon mi nombre y el rumor de que aun estaba con vida se esparció rápidamente por el ejército, incluso aquellos mercenarios a los que yo había contratado, delincuentes, bandidos y estafadores, me rindieron tributo y uno que otro solicito que se le perdonara los cargos delictivos una vez acabara la guerra. Hubo una pequeña celebración, pero llegada la madrugada la paz reino. Me quede despierto como cada noche y me quede esperando afuera, paso una, dos y luego tres horas y entonces a lo lejos escuche los casquillos de un caballo. Lorian llego con la figura de una mujer sentada al frente de él. Me aproxime y Lorian se detuvo cuando los alcance, me dirigió la mirada unos cuantos segundos y luego miro a la mujer. Ella llevaba una caperuza que cubría su rostro, la ayudo a bajar y finalmente el gorro de la capa cayo por detrás de sus hombros. Su cabello salto alborotado dejando lucir unos delicados y bien peinados rizos y sus ojos brillaron en la oscuridad como dos zafiros. -Bienvenida Ileana- me atreví a decir en un gesto considerado. Pronunciar su nombre tal cual lo hice, me hizo revivir cada recuerdo con ella, ese amor efímero que fue tan pasional pero demasiado juvenil y pasajero. El amor que sentí por ella, el dolor que me provoco dejarla y el arrepentimiento que aun cargo sobre los hombros.
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