Chica plástica con sed de venganza

4

No soy de las que se queda en shock, por lo que fui a confrontarlo y luego me fui de allí con un amargo sabor de boca. 

La había amenazado, sí, y esperaba que cumpliera o se las vería conmigo.

Sabía que tenía algo raro y no me equivoqué, se podía oler a leguas que era más falsa que una película de Star Wars.

—Luca… —susurré, haciendo una mueca de incomodidad. 

Mi mejor amigo era un chico dulce y divertido, pero siempre se conseguía con cada basura que no lo valoraba y eso tenía que parar. 

Esperaba y rogaba al cielo porque la tal Rosangel no se acercara a Luca con intenciones de hacer como si no la hubiese visto, porque tendríamos un gran problema.

Al día siguiente y luego de dormir mal por los recuerdos de esa noche, me dediqué a hacer mi rutina de belleza, luego de escribirle a mi mejor amigo.

«Nos vemos allá» se limitó a responder, cuando le pregunté si pasaba por él para irnos al instituto.

Torcí la boca y me abstuve de hacer algún comentario. Tenía un mal presentimiento y esperaba equivocarme, aunque eso era raro en mí, por muy presuntuoso que suene.

Lo primero que vi fue chocante ante mis ojos. Luca estaba ya en la escuela… con la infiel de la tipeja esa.

—Oh, no, no te saldrás con la tuya, ‘Rosi’ —hice mofa de ese absurdo mote, dirigiéndome a ellos a paso firme.

—Luca —hablé de manera seria y la chica sonrió con cinismo. Provocaba arrastrarla por los pelos.

—Ey, Allyson —sonrió ampliamente. Era obvio que todavía no sabía nada. 

—¿Se puede saber qué haces con ella? —señalé a la arpía con mi dedo, echándole una mirada de desdén.

—No entiendo… —murmuró Luca, frunciendo el ceño.

—Pasa que esta… tipa, estaba ayer besándose con otro a las afueras del centro comercial —fui directa, cruzándome de brazos de manera desafiante.

La cara de Luca era un poema. Miró a la pelos de zanahoria y luego con el ceño fruncido hacia mí. 

—Eso no es posible, Allyson —pareció algo shockeado por la noticia—. Rosi estaba ayer con su primo Edgar…

—¿Acaso te besas con todos tus primos? —puse los brazos en jarras, hablando con ironía—. Sabía de familias extrañas, pero…

—Ally, ya basta —interrumpió Luca. 

Hasta ese momento, la ‘Rosi’ no había abierto la boca, solo se dedicó a poner una expresión de borrego a medio morir que no le quedaba para nada.

—Luca… —resoplé.

—¿Por qué siempre que estoy feliz con una chica, debes ver algo malo en ella? —sus palabras me tomaron por sorpresa. Parecía que le habían lavado el jodido cerebro.

Puse los ojos en blanco.

—Esto no es cuestión de ver lo malo en ella solo porque quiera sabotearte, es por lo que vi… 

—Ya le dije a Luc que seguramente te confundiste, Ally —habló en tono inocente la muy hipócrita.

—No me llames así —espeté de manera brusca, frunciendo el ceño—. ¿Crees que vas a hacerme pasar por loca? ¡Sé bien lo que vi! 

—¡Y yo te digo que estás confundida! —se alzó de hombros de manera descarada—. No sería capaz de hacerlo eso a mi Luc…

Estaba a punto de irme encima de ella, pero Luca me detuvo y de inmediato sentí mi garganta arder.

Me miraba serio y eso era mala señal.

¿En serio ahora iba a desconfiar de mí? No, era peor. Prefería confiar en esa tonta en vez de su mejor amiga de siempre. 

—Ally, no lo hagas —sacudió la cabeza con reprobación—. Sé que no te gustan mucho mis elecciones, pero te pido que…

—¡Esto no es porque quiera creer que soy una paranoica, Luca! —subí la voz, dándole una patada al piso—. Ella te manipula, ¡y tú simplemente caes rendidito a sus pies! 

—¡Y tú te metes siempre en mi vida y ya estoy harto! —sus palabras fueron un choque a mi corazón y di un paso atrás. 

Él no, maldita sea. 

—¿Es en serio? —apenas podía oír mi propia voz—. Ahora sé lo que significa nuestra amistad para ti, Luca.

—Ally… —quiso acercarse a mí, pero lo detuve con una mano.

—No volveré a meterme en tu vida, no te preocupes —sentía unas inmensas ganas de llorar, pero no le iba a dar el gusto—. Que te aproveche tu loca infiel, no quiero que vengas a mí, luego de que te des cuenta de la verdad. 

Me fui de allí con la cabeza en alto, sabiendo que era cuestión de tiempo para que la tipeja metiera la pata.

Y no me equivoqué.

Supe que la zorra esa le había sido infiel nuevamente a Luca y que ésta vez, él mismo los había encontrado besándose.

No me alegré por eso, pero si sentí cierto fresquito en mi pecho de que se diera cuenta de la cualquiera que tenía por novia.

Por supuesto, Luca no tardó en rogarme perdón, pero lo ignoré con todo el dolor de mi alma.

Sabía que muchas veces me metía en sus relaciones, pero no tenía por qué decírmelo de esa forma tan hiriente, había lastimado mi corazón.

“Es un idiota”, pensé molesta, ahora sí que lo estaba.

Flashback:

—¿Estás saliendo con Luca y también con él? —le pregunté amenazantemente a Rosangel, aunque era obvia la respuesta, ya que fuera del centro comercial, intercambiaba saliva con un tipo que no era precisamente mi mejor amigo.

—Yo… eh… Allyson —su nerviosismo la delataba.

—Eres una basura —le dije con asco—. Luca te quiere como no tienes una idea y tú le haces esto.

—Cállate, eres la menos indicada para hablar —se armó de valor—. Muchas cosas se dicen sobre ti.

Me acerqué peligrosamente, ahora las ganas de arrancarle cabello por cabello, eran demasiado latentes. 

—Muchos dicen haberte visto pasar por su cama —ella sabía muy bien que eso era más que falso.

—Di, escucha y habla lo que quieras —la señalé con mi dedo índice—, pero si te acercas a Luca, va a ser para comentarle lo sucedido con ese idiota —moví mi cabeza para indicar al tipo que intimidado, esperaba a un lado—. Si no, yo misma me encargo de ti —la miré fijamente—. Sabes que no estoy jugando.

Fin Flashback.

—Yo no soy la que está tirando quince años de amistad a la basura —dije segura, mientras caminaba de regreso al baño.

Ese día había partido también y no iba a dejar que la tristeza me impidiera pasar un buen rato.

Dejé caer mi ropa en el piso de la ya húmeda habitación, para poder entrar a la regadera. Dejé que las gotas de agua se llevaran cualquier rastro de sudor y estrés de mi cuerpo. 

Estuve dentro por un buen rato, hasta que creí que ya era hora de salir.

Rodeé mi cuerpo con una toalla blanca, para después anudar una en mi cabello y lograr que se secara rápidamente.

Abrí el closet, pero giré mi mirada hacia el reloj que se encontraba en la mesa de noche: las siete diez. Aún tenía veinte minutos para llegar al partido.

—No necesito a Luca, no necesito a nadie —hablé orgullosa.

Volví mi mirada hacia el closet y saqué la camiseta del equipo. Era de un color azul marino con un par de líneas blancas. La giré para ver el gran número 17 ‘S. Reed’

—Creo que no podrá usarla más —musité con una mueca, al mismo tiempo que dejaba caer esta al piso. 

Ya vestida, acomode mi cabello, lo dejé suelto dejando libres las no muy marcadas ondas en este y dejé mi fleco recto.

El maquillaje como siempre, ligero. Solo que agregué un poco más de delineador n***o. Rize mis pestañas y brillo labial. Mire el reloj, eran las siete veinticinco.

“Wow, tiempo récord”

Tomé mi bolso y bajé con ligeros brincos las escaleras, llegué a la cocina y les avisé a las de limpieza que saldría. De todos modos, le dejaría un recado –como siempre–, a mi madre para avisarle que salí.

Ahora sí tomé las llaves de mi auto y salí por la puerta principal. Caminé hacia afuera y me encontré con Luca recargado en su auto. 

Miraba hacia el piso.

Ignoré su presencia y caminé hacia mi auto, que se encontraba hacia el lado contrario.

—Lo siento —escuché detrás de mí, mientras abría la puerta de mi auto—. No quise decir eso, Ally.

Mi estómago se estrujó al escucharlo. Era la persona que más quería en el mundo, era la persona que me hacía sentir querida, apreciada. La única. Y que él me hablara de ese modo, me había herido enormemente.

—Pero lo hiciste — volteé a verlo—. Sabes lo importante que eres para mí y lo mucho que me duele que tú me digas algo así —no iba a derramar una sola lágrima.

—En serio, Ally, discúlpame, es que ella en realidad me importa —su mirada me lo confirmaba.

—Y ya te lo dije, despreocúpate, que yo en tu vida nunca más me meto… —subí al auto y cerré la puerta. 

Fugazmente lo encendí y partí de allí.