Una de las cosas en común entre Luca y yo, era nuestra incalculable competitividad. Por obvios motivos, esto no era nada bueno.
—¿Y vendrás al juego esta noche? —me preguntó Luca, mientras nos dirigíamos a la salida del edificio.
—Claro, tengo que venir a apoyar a… —rayos, ya no tenía a nadie a quien apoyar.
—¿A…? —preguntó conteniendo la risa.
—A nadie...—respondí resignada—, por ahora —completé.
—Así que no vendrás… —soltó una pequeña risa.
—Nunca dije eso —sonreí—. Puede que se ponga divertido —mordí mi labio inferior con malicia.
—Sabes… tu definición de ‘divertido’ no me agrada en lo absoluto.
—Ay, Luca, es que tú eres un amargado —le dije, haciéndolo reír—. Consíguete una novia, cariño —le dije abrazándolo y soltó una carcajada.
—¿Una novia? —volteó a verme, ya que aún lo abrazaba—. Eso no sería problema si no me las asustaras —pasó un brazo por mi nuca.
—¿Asustarlas? —pregunté inocente.
—Sí, tú y tus estúpidas ‘pruebas’ —rodó los ojos—. Que yo más bien creo que son celos.
—Noo —alargué riendo—. No son pruebas, solo son algunas preguntas.
—Sí, claro —dijo sarcástico—. ¿Por qué mejor no haces un casting, las entrevistas a todas y me quedo con la que tú elijas? —obviamente el sarcasmo seguía.
—Sabes, no sería mala idea... —comenté pensativa.
—Oh por favor, Ally —me interrumpió, bufando.
—Era broma —le sonreí, haciéndole soltar una carcajada—. ¿Y quién está entre tus planes? —le pregunté, mientras nos sentábamos en una de las bancas de campus, solo volteó a verme y negó con la cabeza—. Vamos, Luca, dime… —le pedí.
—No te lo diré —sonrió.
—Eso quiere decir que si hay alguien —subí rápidamente mis cejas.
—No pierdas tu tiempo.
—Oh, Luca… vamos, dime —de verdad quería saber quién era la que había atraído la atención de mi amigo—. Te prometo que no me entrometeré —lo miraba suplicante y este solo reía—. A menos que se trate de Carissa o sus clones, ahí si me entrometería.
Los ‘clones’ son las dos chicas que siguen a Carissa a todas partes, la verdad, ni siquiera sus nombres sé, pero no me importa en lo más mínimo. Las llamo ‘clones’ por su notoria ausencia de personalidad, y la gran capacidad de adaptación hacia Carissa.
Carissa viene de rosa, ellas vienen de un rosa oscuro. Ella de celeste, los clones de azul marino. Patético.
—No te preocupes, jamás saldría con ellas —afirmó—. Pero de todos modos, no te diré quién es —sonrió con malicia.
—Pues no me digas, no me importa —me puse de pie y tomé mi bolsa, para así comenzar a caminar hacia mi auto.
—No te enojes, Ally —me tomó por la cintura, evitando que caminara.
—No estoy enojada —en realidad no lo estaba, para mí era imposible enojarme con Luca.
—Oh, sí lo estás —me abrazó y acomodó su cabeza en mi hombro—. Eres una celosa —rió en mi oído.
—Y tú eres un tonto —lo empujé, frunciendo el ceño.
—Hey, escucha… —me dijo, mientras con su dedo índice señalaba su oído.
El juego había comenzado y esa era su seña para que me callara y dejara de interrogarlo, pero no lo conseguiría, tenía que saber quién era la chica.
***
La clase de geografía había terminado y como siempre, terminé bostezando y mortalmente aburrida con esos temas de la hidrósfera, biósfera, aburriósfera y toda cosa terminada en ‘fera’ que el profesor Connor quería hacernos entender.
Le escribí un texto a Luca, pero no me respondió y pronto supe el porqué.
Escuché unas risas y giré mi mirada hacia dónde provenía el sonido. Era Luca, junto a una chica pelirroja.
Se trataba de una chica nueva que había visto antes, quizás por las inmediaciones de la cafetería.
Era linda, aunque francamente me dio mala espina su rostro. Estaba segura que Luca no aceptaría eso como argumento para no ‘aceptarla’ como su novia.
La chica estaba prácticamente sobre él y mi primera experiencia reacción fue torcer los labios. ¿Desde cuándo a Luca le gustaban las chicas ‘encimonas’?
Me acerqué a ellos, poniendo mi mejor cara de póker y tratando de no salir con una de las mías. ‘Celos’ aseguraba Luca y quizá era así, pero era porque no quería que nadie lo lastimara.
—¿No nos vas a presentar? —pregunté inocentemente a mi mejor amigo, haciéndolo sobresaltar.
—¡Allyson! Hey…
—Cualquiera pensaría que vas a confesar un crimen —me burlé, volviéndome hacia la chica—. Hola, soy Allys…
—Sé quién eres —me interrumpió y no pude evitar fruncir el ceño—. Quiero decir… es que prácticamente eres una celebridad.
No sé por qué, pero su actitud me sabía a “falsa” con todas las malditas luces de neón.
—Oh, no creo llegar a eso —sonreí ampliamente, ocultando mi malestar.
—Claro que sí, eres famosa en nuestro club —sonrió nuevamente y no me gustó para nada su frase.
Algo raro tenía esa chica y estaba dispuesta a averiguar de qué se trataba.
—Y… ¿cómo te llamas? —trataba de sonar simpática, pero Luca me conocía demasiado bien y supo de inmediato que algo andaba mal.
Me miró con una ceja alzada y yo titánicamente lo ignoré.
Seguramente si le decía de mis sospechas, empezaría a decir que era una paranoica y ya quería ponerlo en contra de la chica.
Tenía que tener pruebas y las conseguiría.
—Rosangel —contestó, mirándome algo impaciente—. ¿Entonces… Scott y tú ya no…?
—Eso está en veremos —la interrumpí con brusquedad, sintiendo que me caía aún peor—. Scott es mío y siempre será así.
Luca me miró con una sonrisa contenida y de pronto la chica se volvió a él de manera angelical. ¿Qué el tonto de mi mejor amigo no se daba cuenta de su farsa?
Podía olerla a kilómetros, una bandida de primera o quizás era algo aún peor. No quería a mi amigo con alguien así.
—Entonces, ¿nos vemos en la tarde como siempre? —me dirigí hacia Luca y este de inmediato reflejó una expresión de culpabilidad.
Oh no, ya sabía por dónde iban los tiros. Seguramente misia ‘carita-de-yo-no-fui’ se me había adelantado.
—Lo siento, Ally —ahí está—, saldré con Rosi más tarde.
Apreté los dientes para evitar hacer algún gesto, pero la verdad, sentía arcadas venir desde lo más profundo de mi ser por el ridículo apodo a su ‘Rosi’.
No es que estuviera enamorada de mi mejor amigo, cualquiera podría pensarlo si ve mis reclamos o la forma en que investigo a sus ‘chicas’, pero nada que ver.
Luca y yo nos conocíamos literalmente desde que teníamos pañales, hace unos quince años.
No, simplemente no quería que mi mejor amiga sufriera por una tonta que no lo valorara como se merecía.
—Oh, no hay problema —me encogí de hombros como si nada y él pareció suspirar aliviado. A veces podía ser buena actriz.
Nos despedimos para ir a clases y sabía que sería un día aburrido sin él, pero no me quedaba de otra que aguantarme.
"""
Luego de dar vueltas en mi cama, decidí que era hora de matar el tiempo de alguna forma y tuve que maquinar qué sería para no terminar de pasar un día del asco.
—Ir de compras debe bastar —me convencí a mí misma y estuvo bien, amaba ir de comprar y probarme cuanta ropa pudiera caber en mi repleto armario.
Subí a mi auto y puse manos a la obra, llegando a una de mis tiendas favoritas en el mall, que me hizo sonreír de inmediato.
No sé cuánto tiempo pasó, pero podía tardar horas y horas antes de sentirme aburrida. De seguro ya era de noche.
¿Luca estaría desocupado? Ya lo extrañaba y solamente habían pasado unas horas.
Él era una parte importante de mi vida, sobre todo desde que a Scott le había entrado la absurda idea de abandonarme por la hueca de Carissa.
Con las manos repletas de bolsas, me dirigí a la salida con una sonrisa en el rostro. Una que lentamente se fue apagando al ver el espectáculo frente a mí.
Iluminada por un poste del lugar, se encontraba la tal ‘Rosi’ comiéndole la boca a un chico que no era Luca.