Nunca me había molestado de este modo con él, como todos los ‘amigos’ habíamos tenido discusiones. Pero nunca al grado de hacerme llorar.
Llegué al estacionamiento del campo donde sería el partido.
Moví el retrovisor para poder verme, saqué el maquillaje de mi bolso para desaparecer todo rastro de lágrimas y volví a delinear mis ojos, ya que se había corrido un poco.
Ya lista, suspiré profundamente y bajé del auto.
Caminaba hacia la entrada, la fuerte música de la banda se escuchaba al igual que la mezcla de gritos. Entré y estaba completamente lleno. Seguro estaba por comenzar.
Miré hacia las gradas para lograr encontrar algún lugar, hasta que vi que un montón de chicos me hacían señas y me llamaban.
Los amigos de Luca.
Reí y subí las escaleras para llegar hacia donde estaban ellos.
—Allyson, ¿y Luca? — me pregunto Paul, mientras se movían para hacerme un lugar.
—No lo sé —contesté como si nada.
—Iba a salir con la chica nueva, ¿no? —le dijo Alfred, un simpático castaño ojos color miel.
—Ah, cierto —pareció recordar Paul.
—¿Hey y tu camiseta del equipo? —preguntó el otro castaño llamado Richard, tirando levemente del hombro de mi chaqueta.
—Richard, no fastidies —le dijo Paul yo sólo reí.
—Ya no la quiero —reí—, tal vez se la regale a Carissa —todos soltaron una carcajada
El partido estaba por comenzar, las porristas lideradas por Carissa. Iniciaron con sus cantos de apoyo. Y en cuestión de minutos, todo el equipo salió corriendo a la cancha.
—¿Nuevo número? —pregunté—. ¿Quién es el treinta y tres? —desde hace tres meses no me había perdido ni un solo juego y no recuerdo un treinta y tres.
—Es Eric, recién entró al equipo —me informó Paul.
—¿Eric? —pregunté, alzando una ceja.
—Sí… Eric Ravela —confirmó—. El tipo rudo ése —soltó una carcajada.
—Ah…
—Dicen que es muy buen jugador, que puede desbancar a… a Scott —dijo algo inseguro de mencionar su nombre.
Yo sólo reí.
—Ojalá y lo logre —dirigí mi mirada hacia el campo donde estaban todos tomando sus posiciones.
Todos permanecían en ‘silencio’, ya que esperaban el inicio del partido cuando se escuchó un chillante grito ‘¡Vamos, Scott!’
Solté una carcajada y puse mis manos alrededor de mi boca para formar un altavoz con estas y gritar lo más fuerte que pude ‘¡Sáquenlo!’
Las fuertes carcajadas no se hicieron esperar, yo sólo me volteé fingiendo estar hablando con Paul, ya que todos voltearon hacia nosotros, mientras que los cuatro intentábamos resistir las carcajadas.
Regresé mi mirada hacia la cancha y logré ver la fulminante mirada de Scott, era más que obvio que se daría cuenta de quien había sido.
De todos modos me daba lo mismo.
Todas las miradas regresaron al campo y no pudimos evitarlo, todos soltamos las carcajadas que tanto tratábamos de retener.
—Allyson, eso se escuchó hasta un kilómetro de aquí —dijo Richard.
—Ese era el punto —sonreí.
—Deberías de ser porrista —agregó Paul.
—Sabes, no estaría mal —dije divertida—. Eso me ayudaría a acercarme más a ‘Scotty’
—¿En serio? —preguntó incrédulo—. ¿Sí lo harías?
—¿Por qué no? —dije esta vez, pensativa.
El partido finalizó y como era de esperarse, nuestro equipo ganó. Paul tenía razón, Eric era un muy buen jugador.
Scott no podía distraerse o le quitarían el ‘trono’.
Pero no pensaba en ello, sino en los rumores de que Luca estaba nuevamente con su ‘zanahoria’.
Estuve a punto de ponerme a vomitar, pero me contuve. Total, ese no era mi problema.
Caminábamos hacia la salida, era muy divertido estar con ellos. En especial con las tonterías de Richard.
—¡Los alcanzo afuera! —me volví a ellos—. Iré por un bote de agua —informé y solo escuché un ‘sí’ en coro.
Caminé hacia la tienda que estaba dentro del campo. Compré un bote de agua natural y luego caminé hacia la salida donde me deberían de estar esperando.
—Chicos, creo que ya me iré a casa… —dije.
En cuanto llegue con ellos, Paul volteó hacia mí, haciéndose a un lado y me dejó ver a Luca acompañado por una chica.
Tenía que aceptarlo, era linda.
Su cabello de zanahoria era lacio y un poco más abajo de sus hombros, bonitas facciones, grandes ojos de un color café oscuro… y una completa arpía infiel.
¿Y eso en qué posición colocaba a Luca?
Dios, no quería ni imaginarlo.
Todos permanecían en silencio.
—Hola, Ally —dijo con una enorme sonrisa mientras se volvía hacia mí. Volteé a ver a Luca, quien miraba esperando mi reacción.
—Qué alegría —le contesté sarcásticamente, dándole la vuelta y caminando hacia donde estaba mi auto.
—¿Cuál es tu problema? —era la voz de Luca. Lo ignoré y seguí caminando—. ¿Por qué eres así? —me tomó fuertemente del brazo e hizo que girara para verlo de frente.
—Suéltame —le dije mirándolo fijamente—. No esperes que la trate bien luego de lo que te hizo.
—¿Por qué la trataste así? —me reclamó sin soltarme—. ¡Todo fue un malentendido!
—No la traté mal, simplemente no me interesa saber si es pelirroja natural ni nada de ella y mucho menos si está relacionada contigo —le contesté fríamente—. Creí que había quedado claro que no me metería en tu vida.
—¿No la trataste mal? —preguntó irónico—. ¿Sabes que…? — pasó una mano por su cabello—. Espero que en realidad lo cumplas y no te metas más en mi vida —nuevamente las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos.
—Eres un estúpido, Luca —ya no era rabia, ya no era enojo. Era coraje.
Una lágrima resbaló por mi mejilla y por el cambio de su rostro, seguramente la había visto.
—Ally, no… —dijo arrepentido, pero antes de darle oportunidad a terminar la oración, me di la vuelta y salí corriendo hacia donde estaba mi auto.
Me recargué en la puerta y me deslice sobre esta hasta quedar sentada en el piso. Puse mis brazos sobre mis rodillas y oculté mi rostro.
Estuve así por unos minutos, tratando de controlar mi enojo.
"Eso me gano", dije aun con coraje en mi interior, "Eso me gano por preocuparme por otras personas"
—¿Estás bien? —escuché una voz que me parecía haber escuchado antes. Levanté mi mirada para ver de quién se trataba.
Rápidamente limpie mis mejillas, eliminando cualquier rastro de lágrimas.
—Sí —contesté segura.
—Pues no lo parece —tendió su mano hacia mí, para ayudarme a ponerme de pie.
—Yo… yo…
"Perfecto, Allyson, mejor que tartamudear como idiota"
—Ey, no digas nada —dijo serio—. No trato de ‘socializar’ sólo pregunté si estabas bien y ya que veo que lo estás.
Dicho esto, se dio la media vuelta.
"Pero este tipo es más frío que el hielo", pensé mientras veía a Eric alejarse.
Me sacudí ya que estaba llena de tierra. Rodeé mi auto y lo abordé.
""
Entré a casa, me sentía pésimo. Lancé mis llaves en la mesa del living y la bolsa la dejé en uno de los sillones.
—Te llamó Luca —era la voz de mi madre que provenía desde la sala—. Necesita hablar contigo, parecía preocupado —no despegaba su mirada de la laptop—. ¿Todo bien? —preguntó.
—No… —contesté cabizbaja.
—¿Qué sucedió? —la miré incrédula. ¿En realidad le interesaba escucharme?
—Discutimos por… —justo sonó su celular.
Mi mamá hizo una mueca extraña y me hizo una seña con su mano para que la esperara y atendió el celular. Comenzó a hablar rápidamente, de negocios y cosas que yo simplemente no entendía.
La ilusión que había crecido en mí al pensar que me escucharía, se esfumó.
—Buenas noches —le susurré para evitar distraerla, solo asintió con la cabeza.
Regresé al living y tomé solo mi bolso, para después subir a mi habitación.
‘Te amo, horrible’ reí al leer el mensaje de Luca.
Muchos verían algo ‘extraña’ nuestra forma de llevarnos, pero cuando conoces a alguien desde los dos años. La confianza que se forma es inmensa. O al menos eso creía yo.
‘Yo no, sólo te quiero’ le respondí, me dejé caer en la cama, ya tenía algo de sueño.
Nuevamente comenzó a vibrar el celular. Sólo que esta vez no era un mensaje.
—Hola, estás tratando de comunicarte con Allyson Fischer, pero su mejor amigo hirió sus sentimientos y está muy triste para responder —conteste como si fuera una grabación. Pude escuchar la risa de Luca—. Deja tu mensaje después del tono —dije seguido por un ‘pííí’
—Ally, fui un estúpido, jamás debí haberte hablado así. Eres mi mejor amiga, mi hermana, parte de mi familia y sé que solo lo haces porque te importo tanto como tú a mí, así que espero que me disculpes, pero también que me comprendas. Te amo, amiga —colgó.
—Ay, Luca —musité—. Por qué intentas solucionar todo con un ‘te amo, amiga’
Ahora yo le marqué a su celular.
—Estás intentando llamar a Luca, pero su mejor amiga está enojada con él, así que está muy ocupado buscando palabras de disculpa para ella. Deja tu mensaje después del tono.
—Vaya, ya era hora de que buscaras otras palabras, el ‘te amo’ ya no funciona muy bien —dije entre risas.