—Adiós, linda…
—Preciosa…
Halagos de ese tipo aunados a leves chiflidos y besos tronados se escuchaban al momento en que yo pasaba entre las mesas.
Ya se habían enterado, ya que estando con Scott, absolutamente nadie se atrevía a abrir la boca,
Como amaba esta atención. Todos, desde los deportistas hasta los ‘inadaptados’ volteaban a verme. A excepción de alguien…
—¿Dónde demonios está Scott? —pregunté en un susurro, solo audible para Luca y para mí.
—Disfrutando de su libertad.
—Sabes, creí que eras mi amigo —le dije seriamente.
—Oh vamos, sabes que es juego, Ally —contestó riendo.
Platicábamos de tonterías, como era común en nosotros. Pero aún así no podía evitar pensar en dónde rayos estaba Scott.
—¡Hey! —se escucharon cuatro voces al unísono. Los amigos de Luca.
—Nos abandonaste, Luca —le reclamó uno, mientras todos se sentaban en la mesa.
—Lo siento, mi mejor amiga necesita apoyo —les contestó y lo fulminé con la mirada.
—Oye… es cierto —dijo un rubio—. Terminaron tú y Scott… —todos en la mesa me miraban atentos—. ¿Qué te parece si tú y yo...?
—Richard… Ni lo pienses, ¿sí? —lo interrumpió Luca y le agradecí con una sonrisa.
No me molestaba la presencia de todos en la mesa, de hecho, era divertido. Lo que me molestaba era la ausencia de mi ex novio.
Ya estábamos todos más internados en la plática, cuando uno de los amigos de Luca emitió un ‘Oh, no’, mientras miraba hacia la puerta de la cafetería.
Todos volteamos a verlo a él, para luego seguir la dirección de su mirada y encontrarnos con una escena para nada grata.
Rápidamente sentí como
Luca volteaba a verme, pero yo no podía sacar la mirada de esa ‘escena’.
—Creo que será mejor que nos vayamos… —ni siquiera supe quien dijo eso, pero en cuestión de segundos solo estábamos Luca y yo en la mesa.
—¿Allyson? —habló Luca.
—¿Carissa? —estaba en shock—. ¿Carissa le va a dar más que superficialidad y sexo?
Carissa, digámoslo así, es mi ‘rival’ desde siempre.
Todo en su vida es una constante réplica de lo que yo hago. Su mayor objetivo es tener todo lo mío. Y al parecer va por buen camino, ya que ahora tiene mi odio y a mi ex novio.
Carissa caminaba con el brazo de Scott sobre sus hombros, ésta sonreía hipócritamente, como diciendo: ‘Mírenme, se lo quité’.
Al igual Scott, caminaba sin alguna clase de pena. Saludaba alegremente a los demás miembros del equipo, que estaban sentados en una de las mesas del otro extremo de la cafetería.
—¡Allyson! — escuchaba la firme voz de Luca, pero no podía, ¡no reaccionaba! No podía sacar mi mirada de ellos.
La mirada de Carissa se encontró con la mía y le sostuve la mirada. No hay nada peor que cortar la mirada, no demuestra nada más que debilidad.
Al ver que mi mirada no cedía, levantó una de sus delgadas y castañas cejas, se dio la media vuelta y tomó a Scott del rostro para atraerlo a sus labios.
—Odiaba que yo hiciera eso… —dije, mientras veía cómo lo besaba frente a todos sus amigos.
Scott detestaba que hiciera eso… pero al parecer, el que ella lo hiciera le agradaba.
—Allyson Fischer, voltea a verme ahora —me indicó Luca y rápidamente volteé a verlo—. Cuando más necesitas tu orgullo, este decide descansar —me regañó—. Deja de verlos ya.
Tenía razón. ¿Qué diablos estaba haciendo?
—No, Luca —me puse de pie—, no puede hacerme esto —caminé hacia la puerta de la cafetería, obviamente a pesar de todo el coraje, nunca sin estilo.
Llegué a mi casillero para sacar mis libros para la siguiente materia: Historia.
“¿Cómo pudo hacerme eso?”, pensé aún incrédula, “¡Cambiarme por esa hueca!”
Sin duda alguna, Carissa es la persona más estúpida que conozco.
El fuerte timbre me sacó de mis pensamientos. Cerré de un fuerte golpe mi casillero y caminé hacia el salón de clases.
Entre y todos me miraron extrañados, comúnmente llegaba tarde a clases. Solo que ahora no tenía con quien ‘distraerme’.
Me senté en mi lugar de siempre, en la primera fila en el penúltimo asiento ya que Luca se sienta en el último, o sea, detrás de mí.
Recargué mi cabeza en mis manos, mientras miraba perdidamente hacia el piso.
—¿Que no era que no te importaba? —la voz de Luca me hizo volver de mi ‘mundo’.
—Y no me importa… — mentí.
Sí me importaba, pero de todos modos, Luca se daría cuenta.
—Si no es así, ¿por qué esa cara?
—Pienso en cómo me voy a vengar de ellos —sonreí maliciosamente.
—¿Vengar? —soltó una carcajada—. Lo bueno es que no te importa, eh…
—Cállate, Luca —giré sobre mi asiento para poder verlo, ya que estaba detrás de mí.
—¿Y qué vas a hacer? —sonrió divertido—. ¿Vas a salir con alguien más para causarle celos a Scott? —se burló.
—Sabes qué… no es mala idea —volteé a verlo sonriente, maquinando a toda prisa.
—Es una estupidez, Allyson —alargó, poniendo los ojos en blanco.
—¡Claro que no! —dije decidida—. Sólo tengo que buscar a alguien que le produzca celos, así la estúpida se dará cuenta de que aún me quiere, se enojarán, Scott regresa conmigo y todo perfecto de nuevo —levanté una de mis cejas, orgullosa de mi plan.
—¿Cómo fue que terminé siendo tu mejor amigo? —bufó con sorna.
—No lo sé… —tomé su mano—, pero ahora serás mi novio —afirmé con una sonrisa.
—Ally… —puso su otra mano sobre la mía—. Todos saben que somos como hermanos y que jamás saldríamos.
Era cierto, no creerán que salimos.
—Entonces, ¿quién? —mi plan se había frustrado.
No podía ser cualquier chico, tenía que ser alguien que a Scott le molestara, que le importara y que no resistiera verlo a mi lado. Pero el problema era… ¿Quién?
—¿Qué tal él? —señaló a uno de los comelibros sentados en los asientos de adelante.
—Luca, el punto es que le moleste, no causarle gracia —le dije seria.
—¿Y cómo sabes que al que elijas, te seguirá el juego? —preguntó.
—Ya lo veras… —contesté segura—. Nadie en sus cinco sentidos rechazaría una cita con Allyson Fischer.
—¿Él? —preguntó, señalando con la mirada a uno de los miembros del equipo.
—No lo sé… tal vez sí —volteé hacia la puerta y cambie de opinión—. ¿Por qué no él? —dije, mientras seguía con la mirada a un chico, que para ser sincera, jamás le había puesto atención.
—¿Él? —preguntó incrédulo.
—Sí… es todo lo contrario a Scott —jeans negros ajustados, camisa básica blanca, chaqueta negra de cuero, botas de motociclista.
—¿Quién es él? —pregunté, ya que como anteriormente dije, jamás le había puesto atención y vaya que era atractivo.
—Olvídalo… él no te hará caso ni en un millón de años… —contestó sonriente, como si gozara de un chiste privado.
—Luca, nadie rechaza a…
—Él sí… como puedes ver, no le agradan las ‘florecitas’ como tú.
Fruncí el ceño. ¿Me había llamado florecita?
—¿Y cómo sabes tú eso? —no podía ser cierto, este caería igual que los demás.
—¡Ally, es lógico! —me contestó—. Conduce una motocicleta, usa chaqueta de cuero —describió—. ¡Tú usas tacones hasta para el colegio! A kilómetros se nota que no son compatibles, hasta yo que soy chico me doy cuenta.
Hice una mueca. Podía tener un poco de razón.
—Luca, no me voy a casar con él —reí—. Solo digamos que lo quiero por unos días, no necesitamos ser compatibles.
—Piensa lo que quieras, pero cuando te rechace no te ayudaré en el ‘plan de venganza’ en contra de él…
— ¿Cuando me rechace? —pregunté indignada.
—Oh, claro que lo hará.
—No lo creo…
—¿Quieres apostar? —sonrió ampliamente.
—¿Cuánto quieres perder? —le contesté segura.
—¿Cuánto? —soltó una carcajada—. Hagámoslo más interesante —lo miraba atenta—. Si tú ganas, yo… —dijo para que yo completara la oración.
—Si yo gano… —pensé que sería lo que tendría que hacer—. Si yo gano, harás todos mis trabajos finales — eso me basta y sobra.
Los trabajos finales son bastantes y la verdad detesto hacerlos. Así que sería un buen castigo para el bocón de mi amigo.
—Y si yo gano —dijo él, sonriendo perversamente—. Harás hasta lo imposible por convertirte en la mejor amiga de Carissa —rayos, ahora mi ‘castigo’ no era nada comparado con el suyo—. Y si ella se niega, insistirás hasta lograrlo —sonrió—. Le rogarás, le suplicarás, le implorarás…
—Cállate, ya entendí —le conteste seria.
—Bien —contestó tendiendo su mano hacia mí—. No te daré fecha límite, ya que seguramente te dirá que no a los dos segundos de que comiences a hablar, así que seguro te cansarás y dirás: ‘Oh, Luca, tienes toda la razón eres el más listo y grandioso chico y ahora me voy a buscar a mi mejor amiga Cariss’ —dijo fingiendo una aguda voz.
—Te quiero, Luca… pero eres un idiota —le dije riendo y tomando su mano antes de girarme, ya que al fin el maestro había entrado a la aula.
***
—¿Cuál será su nombre? —ahora que recién sabía de su existencia, la verdad, me intrigaba.
Estaba bastante apuesto como para pasar inadvertido ante mis ojos.
Giré mi cabeza para poder verlo, pero una pequeña bola de papel golpeó mi cabeza, gire aún más para aniquilar con la mirada a Luca, quien solo moviendo los labios me dijo ‘léelo’.
Tomé el papel y lo extendí para poder leer el contenido de este. ‘No te hará caso. Jajá’ reí al leerlo, tomé un bolígrafo y escribí: ‘¿Por qué no mejor vas comenzando con mis trabajos finales?’ Volví a hacerlo bolita y lo lancé hacia atrás con la mera intención de golpearlo.
La clase paso más que lento, no había materia que detestara más que Historia. ¿De qué sirve? ¿De qué sirve memorizar tantas malditas fechas?
Fingía ponerle toda la atención del mundo al maestro que no paraba de hablar.
—Chicos la clase de hoy ha terminado —enunció en cuanto el grandioso timbre entró en acción.
Todos inmediatamente comenzaron a guardar sus libros y se abalanzaron hacia la puerta, esperé un poco, ya que mi objetivo, parecía estar escribiendo un mensaje en su celular.
Tomó su mochila y comenzó a caminar hacia la puerta, así que yo camine para toparme con él.
—Hola… —saludé con mi mejor sonrisa.
“Wow, de cerca es aún más atractivo”, pensé.
Su cabello era castaño oscuro. Sus ojos de un gris azulado, su mirada era profunda como el mismísimo mar. Su piel blanca estaba estratégicamente decorada por pequeños lunares que bajaban desde su mejilla hasta lo que lograba ver de su pecho.
Pero lo que me llamó la atención fueron sus labios, perfectamente definidos, un grosor excepcional con la humedad exacta para hacerlos brillar y hacerlos el doble de provocativos.
—Soy Allyson —tendí mi mano hacia él.
—¿Ah sí? —dijo con un dejo de emoción. “Luca, eres un estúpido”, pensé victoriosa, “Tanto como pensar que me rechazaría”. Sonreí ante el dulce tono que usó—. No me interesa… —cambió drásticamente su ‘dulce’ tono, por uno totalmente frío.
Me sacó la vuelta y salió por la puerta con largos pasos, dejándome estática en el lugar.
—¡Pero qué diablos fue eso! —estaba que escupía fuego.
—Te lo dije… —Luca cantó en mi oído.
—Seguro que tú le dijiste que me ignorara —era totalmente imposible que un hombre se negara ante mis encantos.
—Allyson, acéptalo, no tienes oportunidad con alguien de su ‘tipo’ —soltó una carcajada, pasando su brazo sobre mi hombro—. Te recomiendo que te rindas… —besó mi mejilla—. Por ahí escuché que Carissa ama las películas de comedia.
—¿Y eso qué? —le pregunté mientras caminábamos hacia la puerta
—Bueno, si serás su mejor amiga, debes saber cosas sobre ella —estaba por volver a soltar una carcajada, pero con la mirada, le advertí que no lo hiciera.
—Escúchame, Luca —le dije seriamente—. Él será mío… —presioné con mi dedo índice en su pecho—, y se va a arrepentir de esto…
Me refería a lo de hace unos momentos. Estaba segura de que estaría rogándome perdón.
—Pareces segura… —mi mejor amigo hizo esa sonrisa malvada, retórica y engreída.
—No parezco… —copié su sonrisa—. Lo estoy.