Una disculpa, una sorpresa y una idea

1334 Words
LEONARDO Admito que no soy un hombre de fiestas y mucho menos de algo sorpresa, pero aquello había sido demasiado, inclusive para aquellos que les gustaban ese tipo de fiestas. Demasiado ruido, alcohol, publicidad, gente lambiscona, aborrecía el ambiente y más con el hedor del cigarro. Terrible lugar, si estuve ahí por una hora fue más que suficiente. Me escapé de aquel lugar con el mismo porte con el que entré, inclusive mis propios amigos detestaron el ambiente, en cuanto nos encontramos con las miradas huimos de ahí. Era pesado. Suficiente para que el dolor de cabeza aumentara drásticamente. -Dime que tienes ropa en el carro- -Que me vaya mañana, no significa que traiga la maleta en el auto – -Aborrezco el olor en mi ropa – le dije con toda la premura. -De verdad, que esa mujer quiere conquistarte, pero no tiene ni idea de como empezarlo a hacer – dijo Miguel caminando como la diva que creía era. A veces nos hacíamos la pregunta sobre cómo lo tolerábamos, arruinaba nuestra imagen. -Miguel, al chile güey, camina bien, te tolero, eres mi amigo, pero aún tengo una reputación que mantener – le contestó Jason de forma automática, quien había coincidido con mi pensamiento. -Ash, me parece increíble que tenga amigos tan heterosexuales – -Güey, somos tus únicos amigos reales – le contesto dándole una palmada en el hombro. - ¿Y qué quieres hacer para rematar tú día? – preguntó. -Vamos a acampar, solíamos hacer eso – -Oye si, es buena idea, vamos a por las cosas, deben de seguir en el departamento de Leonardo, ahí las deje antes de irme – -Pues vamos – Dijo Miguel -Leonardo, allá te vemos – Confirmó Jason -Llamando a Leonardo – Un fuerte golpe en mi rostro me sacó de mis pensamientos, los escuchaba, sí, pero sabía que algo que no me dejaba tranquilo, algo había olvidado. Pero ¿Qué? -¿Qué demonios te sucede? – -Pues que no respondes, ¿Qué te sucede a ti? ¡Despierta! Vamos a acampar – - Sabes que día es mañana, es día laboral, no podemos comportarnos como niños, disponiendo de nuestro horario nocturno – -El anciano – dijo Jason molesto por mi comentario. – Solo unas horas hermano y te regresas a la comodidad de tu departamento, por que cuando comience con la publicidad para mi gira, no te puedo asegurar que esto se vaya a repetir- -Que chantajista emocional saliste, pero coincido, Jas, tiene razón – -Güey, dime Jason, no me acortes el nombre, siento que cuando dices Jas, es como de Jazmín o algo- ambos hombres comenzaron a reír mientras tomaba mi teléfono, si bien tenía razón, era algo que no se repetiría en mucho tiempo. Cuando uno de ellos tomó mi teléfono de las manos y se lo llevó. -Vamos amigo— Dijo Jason mientras ocultaba mi teléfono en su chaqueta-Leonardo, última vez, como en los viejos tiempos, amigo- -Va- Aquella noche acampamos en la orilla del mar como solíamos hacer, solo que ahora ya no tomábamos tan exceso como cuando estudiábamos. No era que fuéramos mayores, pero creo que habíamos madurado lo suficiente como para saber que se podía pasar un rato agradable sin necesidad de tomar en exceso. Por primera vez en mucho tiempo el clima estaba agradable, el cielo despejado, las estrellas brillantes, la luna en su cuarto menguante. Realmente era agradable la compañía de estos dos, hablando de expectativas, de recuerdos amargos y otros no tanto. Jason no paraba de mencionar que mi locura de vengarme de los Welshman era un desperdicio de tiempo, lo cual, si lo veía fríamente lo era, pero no descansaría hasta hacerlos entrar en razón que sus actitudes no eran las correctas, el creer que el mundo les pertenecía era el mayor error que cometerían, porque gracias a esas ridículas ideas, ellos pisoteaban a la gente, las usaban a sus necesidades, dejándolas a su suerte cuando ya no eran de su mayor interés. Y el paso estaba más cerca que nunca. Solo quedaban pocas semanas antes de poder dar a conocer mi plan, pero ni si quiera ellos podrían conocerlo, hasta que ya estuviera todo listo, tenía que ser precavido, audaz y mortal. Solo tomamos un six de cerveza, un pastel chico y café. Pareciamos ancianos, lo sabía, pero realmente teníamos una buena amistad. La plática se alargó hasta casi el amanecer, que fue cuando decidimos retornar a nuestras respectivas vidas, no sin antes despedirnos oficialmente de Jason quien volvía a estados unidos para seguir con su camino al éxito. -Que no se les olvide encontrarla, por favor- dijo Jason mientras nos daba un abrazo -oh por cierto hermano – me dice y me devuelve mi teléfono, el cual, ya había olvidado hasta aquel momento- Cuídense y te lo digo enserio Leonardo, no hagas ninguna estupidez - Después de cada quien subir a su auto por fin me iría a descansar, tal vez un par de horas antes de regresar a la oficina. Tomé mi teléfono y vi las llamadas perdidas, Sophie, varias de ellas, así como mensajes de texto, de verdad esa mujer como pareja, sería un completo caos, pero bueno, agradezco no tenerla en mente ya. Vi mas abajo, había una llamada más. Una llamada de alguien que nunca me marca. Andrea. ¿Por qué me marcaría? ¿Sucedería algo? Regresé la llamada, pero no entró. Viendo la hora probablemente ya se estaría alistando para irse. Quería mandar investigarla a saber qué demonios hacía, porque dudada mucho que estuviera en la universidad todo el tiempo. Pero después me repetía que no tenía caso, no caería en su ridículo juego. Aunque, ayer por la mañana se le veía… -¡Carajo! – Espeté. Lo olvidé, había quedado con Andrea de ir al cine. Descortesía, falta de caballerosidad, eran en definitiva las palabras prudentes para definir mi acción y sabía que si mi madre si se enterara de mi situación armaría un escándalo monumental, no obstante, no era si quiera de mi incumbencia, era una ridícula salida al cine, no era la gran cosa, además quien va al cine salvo los adolescentes y las familias con niños, ya era cosa del pasado, lo nuevo era simplemente contratar una aplicación de películas y verlas desde la comodidad de tu casa. Cuando llegué a casa, Andrea ya no estaba. Sin embargo, había algo en la mesa que llamó mi atención. “Feliz cumpleaños Leonardo, espero que hayas tenido un día espectacular” acompañado de un pequeño cupcake decorado. Ahora me sentía más incómodo que en un principio. ¡demonios! No debería ser el mínimo de mi interés, pero tampoco me sentía como el hombre que siempre me consideré que era. ¡Carajo! Lo mínimo que debía de hacer era comerlo, por más que aborreciera a esa familia tampoco podía hacerle eso, pero tampoco podía dejarla hacer que se sintiera especial, por que claro era que no era así. Había demasiada contradicción en mi cabeza. Por una parte, quería disculparme con ella, pero por otra, sentía que no le debía nada. ¿Qué demonios tenía hacer? Después del baño y de arreglarme para salir decidí comerme el cupcake, realmente estaba delicioso, pese a que no era muy de degustar postres, pero aquel era suave, delicioso y nada empalagoso. Se podría decir que era de alta cocina. La decisión estaba tomada, iría a buscar a Andrea a la universidad para disculparme. A final de cuentas no podía dejar de ser yo. No obstante, la sorpresa me la volví a llevar. Intenté buscarla en por el campus, sin embargo, por lo grande de este, perdería tiempo preciado, así que pregunté en la dirección de la institución para pedir su horario y así no batallar, pero Andrea ya no estaba matriculada en la escuela. ¿Entonces que demonios hace todo el día para llegar hasta altas horas a la casa? Con que esté tramando algo. Debería de comenzar a evaluar a mis enemigos más de cerca. No, tengo una mejor idea.
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