Que nadie te robe nunca la sonrisa

1326 Words
ANDREA -Hola abuelito, ¿Cómo te sientes? – Le pregunté, mientras el me observaba con cuidado, sus ojos se encontraban ligeramente sumidos, ya me había dicho su médico que su enfermedad estaba avanzando, pero aquello era difícil de mantener guardado. -Mucho mejor mi niña, por qué no vamos a ver al doctor Lascurain, para que te vea, mira cómo estás, has adelgazado mucho, te vez pálida. ¿Has estado comiendo?- me decía mientras tocaba mis manos. -Lamento tenerte en esta situación. -¿Situación? De qué hablas abuelito, si yo estoy muy feliz de saber que estás bien, de qué voy a tener abuelito para mucho- -Querida…- -Abuelito, tú no tienes que preocuparte por nada, mira, yo estoy bien, si, puede que esté cansada pero no es …- -Dime por favor que aún sigues en la universidad- Dudé en si contestarle, pero la realidad era que tenía que hacerlo sin titubear o lo único que haría sería preocuparlo. -Por supuesto, pero estamos en las finales, ya en unos días terminaré y podré descansar, no te preocupes abuelo, ahora, solo piensa en recuperarte…- -De acuerdo- me dijo y se sonrío, con esa curvatura que extrañaba -Andreíta, mi niña, quiero pedirte un favor- -Claro, dime- -Quiero que el viernes lo vayas a pasar con tu padre- ¿El viernes? ¿Con mi padre? ¿Por qué me estaba pidiendo eso? ¿Acaso había hablado con él? ¿Acaso ya se había enterado de que había dejado la universidad? ¿Qué había desviado los fondos? ¿Se había dado cuenta que me había casado? Creo que mi rostro reflejaba claramente mi incertidumbre o tal vez palidez, por que sentía que ya no tenía color en el rostro. Me sentía agitada, asustada. -Andrea, es el único día del año en el que convives con tu padre, él es el único que tienes, sé que no ha sido el mejor padre, pero a final de cuentas, es tu sangre- ¿Único día del año en el qué convivo con él? Pero eso solo sucede cuando cumplo años. Espera. ¿Ya va a ser mi cumpleaños? ¡Dios, lo había olvidado por completo? -Andrea, hazme caso hija, sal con él, que no quede en ti- decía. -Abuelito, mi padre eres tú, tú eres quien ha estado conmigo, en las buenas y en las malas, sinceramente no sé por qué sigo viéndolo en esa fecha… además… no creo que le agrade la noticia de que me he casado- -Andrea Welshman, ¿No le avisaste a tu padre?- -No…- -Esa es la educación que te he dado, vivir ocultado situaciones, Andrea, ante todo, él es tu papá- -Por favor, no te exaltes, tranquilo, o no me van a dejar seguir viniendo por que van a creer que te quiero matar de un susto- Él relajó su rostro. -Entonces, es una excelente oportunidad para que hables con él, sé que no es un gran padre, pero es tú padre- -Siempre me lo dices abuelo, que lo entienda, que lo comprenda, pero ¿Quién comprende lo que me sucede a mi?- -No, aquí necesito que aprendas algo Andrea, tú no puedes victimizarte por la situación, tu no requieres nada, que no sea a ti misma, no le debes nada a nadie, no puedes exigir algo que…- -Que por derecho me merecía abuelo, no es justo que me trate así, al menos…- -Paga tu escuela, eso es más que suficiente, eres talentosa, capaz, honrada y virtuosa, tienes el corazón de tu abuela, así que, no quiero volver a escuchar que te victimices, yo estoy agradecido con él por que por él estás aquí, conmigo, por él, te conocí y te crie. Sé que quieres más, sé que no te he podio dar lo que tu necesitabas, pero estás aquí, mi niña- Comencé a limpiar mis lágrimas de mi rostro, siempre solía decirme eso, que yo no era la víctima de mi suerte, si no, que tenía otras oportunidades para demostrar mi capacidad, sin embargo, a veces no lo podía ver llegar, me sentía ahogada, desesperada, pero en algo él tenía razón, no podía sentirme víctima, por que encima de todo, mi padre pagó una educación a la atura de los Welshman. -Él es tu padre Andrea, siempre lo va a ser, así que habla con él, ya él decidirá como le afectará lo que tu le digas, no quiero que nadie de esa familia te robe lo mejor que tienes, una vida y tú sonrisa- me dijo mientras levantaba mi rostro y retiraba las lágrimas de mis mejillas. Asentí. -Ahora si, quiero que ese día seas feliz, por que estás con una persona que te ama, que te quiere, te respeta y que espero de corazón, no sea un invento de tu imaginación, por que aún no lo conozco salvo por la fotografía que tengo a lado, sin embargo, creo que ya es momento señorita de que me lo puedas presentar, a menos que… sea un producto de un invento tuyo para cumplirme mi último requisito- Este hombre era tan perspicaz. -No no no no, jamás, él existe, trabaja en una empresa de publicidad, de hecho hace poco logró firmar con un cliente, le está yendo muy bien, es un hombre trabajador, tenaz, capaz…- -hija, no dudo de que exista, no dudo que sea capaz, pero la pregunta es, ¿Por qué aún así te sigo viendo vestida de esta forma, tan descuidada en tu persona?- -Abuelito, ya te lo dije antes, la universidad es un caos ahorita, hay mucho trabajo, demasiado estrés, pero prometo de verdad que, pasando los exámenes ya estaré mejor- le dije, intentando tranquilizarlo. -De acuerdo, entonces, prométeme que el viernes irás a ver a tu padre- Asentí inmediatamente. -Pero antes de verlo vendré aquí, ¿De acuerdo? - -No, Andrea, sal, diviértete- -Abuelito, tú eres más importante que todo, así que vendré, tomaré fuerza y saldré a ver a mi padre, ya después veremos- -Ay Andrea, sé que no lo entiendes, pero en algún momento lo va a entender- -Entiendo tu preocupación, pero estaré bien, tranquilo, ellos ya no me van a volver a intimidar. Ya no soy una niña abue, así que, voy a estar bien, además no estoy sola, Leonardo está conmigo, tranquilo, ya no quiero mortificarte- -Hija, de verdad, no me mientas Andrea, quiero verte feliz, por primera vez, quiero verte feliz- -Lo soy abue, lo soy- le dije mientras lo abrazaba. Lo soy. Me repetí. -Señorita Welshman, la visita ha terminado- dijo una enfermera desde la cortina separadora entre mi abuelo y el otro compañero. Me despedí de él con un beso en la mejilla, con un fuerte abrazo. Lo amaba más que a nada en el mundo, gracias a él conocí el sentimiento paternal, así que, se lo debía, no podía quedarme con las manos cruzadas, tenía que salir adelante y regresarle un poco de lo que ya había recibido de su parte. Sé que nadie me lo pedía, ni me obligaba, pero él seguía siendo la persona con más lazos familiares con los que realmente compartía el ADN. Pero ya tenía que borrar de mi mente aquellas imágenes de mi mente, sé que no tenía a la mejor familia biológica, pero seguía siendo mi familia, no podía juzgarla, hasta eso, los podía comprender perfectamente. Salí del asilo más feliz, tranquila y esperanzada. Aunque sabía que la torre de mentiras tarde o temprano caería sobre mí, solo esperaba que mi abuelo no lo presenciara, él no merecía ver el estado patético en el que me encontraba. ¡Basta! Deja de victimizarte. Pero es que a veces no entendía, por qué nadie me contrataba, por qué por más currículos y portafolios fotográficos que mandaba no encontraba algo, era a veces muy frustrante. ¡BASTA! Dios es sabio. Dios es bueno. Estás viva y las cosas se van a arreglar, solo ten fe que ese momento va a llegar, solo ten confianza. Solo… Solo… No dejes de tener fe.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD