[FACUNDO]
Ya perdimos la noción del tiempo mientras que entramos a mi casa tentados de la risa y ni siquiera sé porque, bueno… en realidad si, el alcohol invade nuestras venas y como consecuencia no sabemos muy bien lo que estamos haciendo.
—¡Me caigo! — Exclama Nati y antes de que ella termine en el suelo, yo la sujeto de la cintura y la pego a mí.
—Estuvo cerca. — Susurro mirándola a los ojos y por alguna razón volvemos a reír.
—¡Eres mi héroe! — Me dice y pasa sus brazos por encima de mis hombros —te quiero tanto…— Continúa diciendo y muerde sus labios.
—Yo también te quiero Nati. — Respondo y a pesar del alcohol esas palabras son sinceras.
Ella niega con la cabeza —No… es que tú no entiendes… yo de verdad te quiero. — Vuelve a decir y está vez sus labios intentan besarme, pero yo lo evito.
—Nati…— Digo bajito —No la caguemos…— Le pido y resopla.
—Lo olvidaba…— Comenta mientras me suelta —Tú eres el hombre menos demostrativo que existe… y si, tienes razón, no la caguemos. — Continua y mira alrededor suyo —¿Dónde está mi cuarto? Este no es mi departamento. — se queja haciéndome reír a pesar del momento un tanto incomodo que acabamos de vivir.
—Estamos en mi casa Nati. — Explico y me vuelve a mirar.
—¿Y para que me traes aquí? ¿acaso quieres aprovecharte de que estoy borracha? — Cuestiona en un tono tan gracioso que no puedo evitar reír.
—En todo caso… los dos estamos un poco borrachos. — La corrijo y me vuelvo a acercar a ella.
—¿Entonces? ¿Por qué no me besas y mañana culpamos al alcohol? — Me propone y antes de que pueda responder, ella se prende a mi boca tomándome por sorpresa.
«Sé que es un error, pero se siente tan bien…» Pienso y mi cordura diría que la rechace, que no lo arruine, pero la misma esta ahogada en alcohol y solo esto que estoy sintiendo ahora gana. Respondo a su beso con urgencia y busco que su lengua y la mía se enreden aumentando la temperatura de mi cuerpo. Sus manos me sorprenden levantando mi camiseta y yo no puedo más que levantar mis brazos para facilitarle la tarea y luego imitar esta acción con su camiseta. La sujeto por la cintura pegándola a mí y su risa y la mía se unen en medio de besos.
—¿Qué estamos haciendo? — Inquiero cuando las risas cesan y ella muerde mi labio.
—No lo sé, pero se siente delicioso…— Responde e intenta desabrochar mi cinturón.
—Nati…— Digo completamente agitado.
—¿Qué? —
—No quiero cagarla contigo… te juro que estoy a mil, que te tomaría entre mis brazos y te haría de todo, pero…—
—¡Eres un imbécil! — Se queja y me da un leve empujón que hace que sea ella que casi caiga al suelo, pero la vuelvo a sujetar para evitarlo.
—Nati, entiende…— Trato decir, pero de repente ella lleva su mano a su boca y sale corriendo hacia el baño y yo no puedo más que ir detrás de ella.
Esta arrodillada frente al excusado volviendo su estómago y entre lo mareado y confundido que estoy, sujeto su cabello, pero ella rechaza mi ayuda apartando mis manos con las suyas. —Te traeré algo para la borrachera…— Explico y por dentro pienso que yo también necesito tomarme algo y no sé si para la borrachera o para calmar la manera en la que ella me puso.
«¿Hielo?» creo que funcionara…
Rápidamente voy a la cocina y le sirvo una taza de café de la jarra que está en la cafetera ya lista y lo caliento en el microondas rápidamente para después regresar al baño y llevárselo, pero al entrar, la veo apoyada contra el mueble de baño completamente dormida aun sin su camiseta obviamente.
—Eres hermosa, pero no puedo… lo siento, de verdad no te quiero lastimar. — Le digo bajito y luego dejo la taza sobre la encimera del baño para cargarla en mis brazos intentando no caerme con ella y llevarla a mi cama. —Solo espero que no recuerdes esto mañana… no quiero que estés enojada conmigo. — Le susurro mientras que la acuesto y la cubro con una manta para después dejar un beso en su frente e irme a dormir al sofá de la sala.