5. Actuar

908 Words
[NATALIA] Al día siguiente El dolor de cabeza que siento en estos momentos me obliga a abrir mis ojos y al observar a mi alrededor, me doy cuenta de que no estoy en mi cama. Me levanto un poco dejando que la manta que me cubre caiga y al mirarme me doy cuenta de que traigo una camiseta de hombre puesta «¿Dónde estoy?» me pregunto y al mirar hacia la mesita de noche, reconozco de inmediato que estoy en la casa de Facundo ya que allí esta su reloj de muñeca favorito. Mi mente hace un gran esfuerzo por recordar lo que sucedió anoche y de vez en cuando un vago recuerdo llega a mi cabeza hasta que me doy cuenta de que anoche él y yo nos besamos «¡mierda!» grito por dentro «solo espero no haber sido tan estúpida para decirle que estoy enamorada de él…» lo conozco a la perfección y saldrá huyendo si se entera «es mejor que actúes como si no recordaras nada…» pienso y el golpe en la puerta me hace sobresaltar.  —¡Adelante! — Digo alto y al abrirse la puerta, allí está él con tan solo su pantalón de pijama puesto y sin camiseta «se ve tan guapo…» pienso mientras se acerca con una bandeja en sus manos. —¿Cómo amaneciste? — Me pregunta mientras deja la bandeja en la cama y me sorprendo al ver el desayuno.  —Con dolor de cabeza, ¿tú? — Indago y me entrega la taza de café y una aspirina —Gracias. — Le agradezco y rápidamente me la tomo. —Mejor que tú seguramente. — Bromea.  —Eso no lo dudo. — Respondo tímidamente y apenas puedo mirarlo a la cara, tengo pánico de que es lo que me pueda llegar a decir.  Sigo bebiendo el café y tomo uno de los doughnuts que trajo —¿recuerdas algo de anoche? — Me pregunta y manteniendo mi cuartada, niego con la cabeza.  —Solo recuerdo que tengo un almuerzo con el productor el lunes. — Explico y sonríe. —Ya…— Comenta y me mira tan fijamente que no me queda otra opción más que mirarlo a los ojos. —¿Acaso hice o dije algo vergonzoso? O… ¿tú y yo? — Trato preguntar, pero levanta su mano. —¡No! ¡¿Cómo crees?! Somos amigos, jamás me aprovecharía de ti y mucho menos en ese estado. — Me contesta enseguida y tal y como lo esperaba, él jamás me vera como mujer sino como esa amiga a la cual le confía todos sus secretos.  —Que bien…— Es lo único que se me ocurre decir y al ver nuevamente la camiseta suya que tengo puesta —¿y esto? — Averiguo y ríe nervioso.  —Te quistaste la tuya y bueno nada, te puse esa. — Me responde con un tono extraño. —Perdón por la molestia. — Hablo tímidamente y es que la verdad no sé ni como mirarlo, mucho menos como actuar.  —No pasa nada, si quieres después de desayunar dúchate tranquila y si quieres pasamos por tu departamento para que te cambies y salimos a dar una vuelta. — Propone. —Dale… eh… me iré a duchar entonces. — Accedo levantándome de la cama. —Las toallas limpias están en el closet del baño. — Me explica y sonrió. —Facu, no soy una más de tus noviecitas nuevas, sé dónde están las cosas, yo te ayude a organizar esta casa, ¿lo olvidas? — Pregunto de manera divertida a pesar de la vergüenza que siento y ríe.  —Es verdad… lo siento. — Responde tímido y no queriendo caer rendida ante la sonrisa que me da ahora, entro rápidamente al baño. En todo este tiempo que Facundo y yo llevamos siendo amigos, jamás me había sentido tan expuesta ante él y es que sí, siempre me pareció sumamente atractivo e inteligente, pero todo comenzó como una amistad mientras que él y Sabrina estaban juntos, lo que nunca imagine es que en medio de nuestra “amistad”, yo me enamoraría de él.  El miedo a perderlo por decirle lo que siento es más fuerte que el deseo por gritarle a la cara que lo quiero y que yo puedo ser la mujer que él necesita. Sé también que, así llegáramos a intentarlo, fallaríamos solo porque, aunque él no lo quiera admitir siempre termina huyendo o espantando a su pareja por ese defecto que él llama “no poder amar”. Creo que por ese motivo nunca me atreví a decirle lo que en verdad siento por él, me rehusó a perderlo para siempre.  Abro el grifo del agua de la ducha y me desvisto mientras que el agua llega a su temperatura adecuada, el espejo me devuelve la imagen de mi cuerpo y me doy cuenta de que tengo un leve rasguño a uno de los costados de mi cintura «¿y esto?» pregunto sin recordar cómo es que llegue a hacerme esa marca «seguro alguien en el club te sujeto y no te diste cuenta…» pienso y le restó importancia para rápidamente meterme a la ducha e intentar hacer de cuenta que nada de lo poco que recuerdo que paso con Facundo en realidad sucedió, esa es la mejor opción. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD