Gael se sentía estresado, además de cansado, había pasado toda la mañana del domingo entrevistando mujeres realmente hermosas, pero no le gustaba tener que pasar horas entrevistando a cada una, además de todas las demás cosas que tenía pendientes, en total había contratado a 15 mujeres como bailarinas, y una más como ayudante de limpieza, por un momento cerró los ojos y pensó en Audrey, sus ojos tan inocentes, esos labios gruesos, imaginó su sabor, su dulzura, sacudió su cabeza, no podía pensar en ella menos en la forma en que lo hacía, antes de abrir sus ojos sintió como tocaban su m*****o de arriba y no pudo evitar gemir, más al imaginar que era Audrey quién lo hacía, no quería abrir sus ojos porque sabía que su realidad sería otra.
—¿Te gusta lo que te hago cariño?— Gael gimió pero de frustración al oír a Rachel, abrió su ojos al mismo tiempo que la detenía con su mano.
— No sigas, estas no son horas Rachel, estoy trabajando y alguien podría entrar.
— Sé que estás trabajando cariño, pero estás muy estresado, sabes que yo puedo hacer que te relajes, además es domingo Gael, nadie va a venir a molestar. — Gael iba a protestar cuando la mano de la mujer le abrió el botón y luego bajó el cierre, la verdad él necesitaba desahogarse, quería liberar un poco el stress, por lo que dejó que siguiera.
Rachel pronto tenía su pene dentro de su boca, la mujer hacía un muy buen sexo oral, para que negarlo, enseguida se le empezó a nublar la vista de lo excitación que tenía, cerró sus ojos y echó la cabeza hacía atrás, Rachel pasaba su lengua por toda su longitud, mientras que una mano lo masturbaba de arriba a bajo, cuando no pudo evitar gemir muy alto fue cuando sintió, como chupaba sus huevos, estaba a punto de explotar en un orgasmo cuando la puerta se abrió de golpe.
—¡Oh por Dios!, lo siento, lo siento — Gael al reconocer esa voz abrió de inmediato los ojos y maldijo para sus adentros, Andrey se había girado para no ver más de lo que ya había visto, de un saltó Gael se levantó de la silla, molesto con Rachel, pero sobretodo con él mismo, sabía que no podía hacer nada de esas cosas mientras estuviera en el trabajo.
—Oye tú, niña estúpida, ¿acaso no te enseñaron a tocar la puerta? — Audrey no pudo evitar sentirse mal ante el comentario.
—¡Rachel! Cállate. Y quiero que a partir de ahora tengas mucho cuidado como le hablas a las personas sino quieres que te despida, no empieces a tomarte atribuciones que no te corresponden y para que lo sepas ella se llama Audrey y empezará a trabajar con nosotros mañana, ahora largo. — Rachel lo miró muy molesta, salió de ahí echando fuego y golpeando a Audrey a su paso. Ella seguía dándole la espalda, por lo que Gael se frotó la cara con ambas manos y respiró profundo antes de empezar hablar.
—Audrey lo siento, no has debido de ver eso, esas cosas pueden dañar mi imagen como jefe. — ella empezó a negar con la cabeza, pero aún sin mirarlo.
—Lo que yo piense o deje de pensar no tiene porque importarle, aún ni siquiera empiezo a trabajar, además yo debí tocar. — Audrey realmente estaba muy apenada y deseaba salir de ahí de inmediato, por lo que se apresuró a salir. Pero Gael la detuvo.
—No detente — pero ella no se detenía — espera — dijo tomándola del brazo. — No huyas Audrey, no has hecho nada malo — la giró y prácticamente la pegó a él — Quiero disculparme por lo que acaba de pasar mirándote a los ojos. — ella lo miró y asintió, Gael volvió a dirigirla a la oficina.
—¿Qué haces aquí? — le dijo apenas cerró la puerta.
—Ayer cuando vine por la entrevista, pudieron mi documentación personal, y salí tan feliz de tener trabajo que la olvidé. Cuando llegué el señor Mason me dijo que él se la habían entregado y que la había dejado entre mis papeles, que viniera a la oficina, que entrara, y que la persona que estuviera dentro me la daría. — Gael maldijo a Mason, él lo había hecho a propósito.
—No te preocupes, ya la busco y te la entrego, ¿porque no has esperado hasta mañana? — le preguntó mientras buscaba la carpeta de Audrey.
—La necesito para unas cosas que tengo que hacer hoy. — dijo sin más. Gael asintió sin mirarla, no sabía cómo diablos disculparse, aunque también sería un momento perfecto, para poder alejarla de él. En cuánto encontró el documento se lo entregó.
—Aquí tienes.
—Gracias, y una vez más le pido perdón señor, dígale a su esposa que lo lamento— si Gael hubiera estado comiendo o tomando algo en ese momento se hubiera atragantado.
—¿Mi qué? Estás loca mujer. Yo no tengo esposa, ni novia ni nada — se frotó la cara y suspiró frustrado — Audrey, Rachel, es sólo una empleada aquí, y aunque no suelo meterme con mi personal, han habido pocas excepciones, yo he estado trabajando, estaba algo estresado, y pues ella vino y me ofreció liberar un poco de tensión, eso no ha sido correcto ni ético y lo lamento, no puede volver a ocurrir, no al menos en horas laborales, ahora espero que eso no dañe mi imagen y siempre quieras el trabajo.
—Descuide señor, a mi lo que me interesa es tener trabajo, lo que usted haga o deje de hacer con su vida personal no es mi problema. — Gael la miró molesto, y no sabía el porqué. En ese momento entró Mason, el cual se ganó una mirada asesina de su jefe.
—Veo que ya Gael te entregó lo que buscabas, recuerda que dejaste a tu chico afuera.
—William, cierto lo olvidé. Gracias — eso último no lo dijo a nadie en específico, simplemente salió de ahí.
—¿Qué chico? — preguntó Gael dirigiéndose a la puerta, donde Mason lo detuvo.
— Uno que vino con ella, ¿Qué te pasa?
—¿Sabías que Rachel estaba aquí?
—Sí.
—¿Y aún así la has dejado entrar? ¿Por qué?
—Porque te ciegas al placer, sabes que debes respetar este lugar mientras estés trabajando, ¿que tal si hubiera sido alguien importante para el negocio? — Gael se sentó derrotado en su silla.
—Ella va a odiarme.
—Es mejor que ella esté a kilómetros tuyo.
—Lo has hecho adrede.
—Sí, ahora ella podrá verte realmente como eres y no se va acercar a ti, a menos que sea profesionalmente. Ella es muy buena para ti Gael, y el chico con quién venía se veía ideal para ella. — Gael se levantó más que molesto.
—Ya, bueno, yo estoy cansado, me voy a mi casa, no se si bajaré en la noche, sino quiero que te hagas cargo. — dijo muy molesto saliendo de la oficina.
Mason sonrió, quería a Gael, pero si ese h ombre quería a alguien en su vida debía cambiar muchas cosas.