7. ANSIOSO

1488 Words
Tal y como Gael dijo, no bajó al club en toda la noche, realmente estaba cansado, tenía años que no se tomaba una noche, pero no sentía bien, su cuerpo aparte de estar cansado, se sentía algo débil, con sueño y pesadez, por lo que algo se alarmó en él.  —!Mierda! No me puedo enfermar, además soy un hombre sano — se dijo así mismo, pero buscó unas pastillas se las tomó y decidió acostarse y descansar, tal vez era eso lo que su cuerpo necesitaba, para poder sentirse mejor.  …  Al día siguiente aunque no sé sintió perfecto, sí, se sentía mucho mejor, cuando se bajó de la cama y vio la hora se sorprendió. Eran las dos de la tarde, buscó su teléfono celular que había puesto a cargar desde que él subió a su casa.  Tenía varias llamadas perdidas tanto de Rachel, como de Indiana y puso los ojos en blanco.  También tenía un mensaje de Mason.  "Creo que sigues fuera de servicio descansa amigo, lo necesitas y no te preocupes por nada, yo estaré al pendiente de todo y Jenny va ayudarme."  Gael sonrió, ¿Qué haría sin su amigo? Pero su sonrisa se borró cuando recordó que hacía dos horas Audrey había llegado, por lo que corrió a bañarse y alistarse para un nuevo día de trabajo, quería ver su comportamiento después de lo de ayer.  Se visto con un traje de tres piezas azul oscuro con rayas, una camisa blanca sin corbata, su loción no podía faltar.  Bajó muy ansioso, no sabía porqué, pero quería verla.  Saludó a todos como era su costumbre, aunque esta vez ellos lo miraban sorprendido, el jefe nunca se tomaba un día o una noche.  Gael no vio a Mason por ningún lado, supuso que estaría en la oficina, pero lo que más buscaban sus ojos era una hermosa castaña de ojos verdes.  Dio varias vueltas al lugar y no la vio, sólo vio a Lili conversando con José y estuvo tentado a ir y preguntarle por Audrey, pero ya había perdido mucho tiempo buscándola, frustrado sin saber la razón entró molesto a su oficina, quedándose anonadado con lo que sus ojos veían, ¿acaso estaba muerto y se había ido al cielo?  Audrey estaba malditamente sexy limpiando su oficina, al parecer cantaba muy bajito y se movía al ritmo de una música que él no escuchaba, fue cuando notó que traía audífonos. Tragó grueso al ver como se inclinaba para limpiar su gran escritorio, uno en dónde podía acostarla y abrirla de piernas, para follarla una y otra vez. Había visto miles de veces a Lili con ese uniforme tan provocativo, pero nunca en su puta vida se había excitado tanto al verlo puesto en alguien, ni con sus hermosas bailarinas que siempre terminaban en una lencería muy sexy.  Gael recorrió las largas y hermosas piernas de Audrey, y aunque una parte de él le decía que se fuera y la dejara hacer su trabajo no pudo, se acercó muy lentamente a ella, cerró sus ojos al percibir un olor de coco y vainilla.  Levantó sus manos, quería tocarla sentirla, pero sabía que no era correcto, por lo que se detuvo inmediatamente y muy suave tocó su hombro.  Audrey que estaba muy concentrada brincó del susto, y se giró de inmediato, observando que su jefe estaba muy cerca de ella, estaba malditamente guapo.  —Lo siento, no quise asustarte.  — No hay problema, no le sentí llegar, además Mason me dejó poder usar mi celular para escuchar música. — dijo como disculpándose y explicando por qué tenía audífonos, Gael la miraba embobado, cosa que la estaba incomodando, ¿por qué sigue tan cerca?  Audrey no había podido dejar de pensar en él luego de lo que había visto, hasta en los malditos sueños apareció, sueños en los que él la penetraba y ella gemía sin parar.  Gael notó cómo el rostro de ella empezó a ponerse colorado y le fascinó.  —¡Mierda! — dijo en voz alta, cosa que hizo que Audrey frunciera el ceño, Gael se separó de ella. — No te preocupes, ¿Qué tal el primer día? — Audrey hizo una mueca nada agradable. —¿Qué pasa? ¿Tan malo es el trabajo?  —No, no, no — dijo ella rápidamente levantando las manos, sabía que debía decírselo, porque Mason se lo había ordenado — Ha sido otra cosa. — Gael frunció el ceño. Ella respiró profundo antes de hablar. — su.. — se detuvo al recordar las palabras de él ayer por la tarde — la mujer que estaba ayer aquí con usted — dijo poniéndose muy roja — cuando estaba en el baño cambiándole, llegó con otra mujer, creo que no les caigo bien, quisieron humillarme, y pues no me les dejé en eso llegó Mason y se las llevó, desde ahí no los he visto más, pero antes de irse él me ordenó que debía hablar con usted. — Gael se enojó al oírla, malditas viejas, Mason tenía razón.  —Lo lamento Audrey, es mi culpa, ellas se están tomando atribuciones que no le corresponden sólo porque… — se quedó callado, no deseaba meter más las patas, pero aunque ella nunca había estado con nadie, sabía las cosas.  — Sé ha acostado con ellas, entiendo, no se preocupe. — Gael se frotó el rostro algo frustrado, por primera vez tenía miedo a ser juzgado, y por una persona que había visto tres veces en su vida.  —Sí, pero eso no va a volver a pasar, y menos el comportamiento que están teniendo aquí el ambiente de trabajo es llevadero, agradable, siempre me ha molestado esta clase de situaciones, y no voy a permitirlas, voy hablar con ellas personalmente y si no entienden se irán directo a la calle. — Audrey se asustó al oírlo hablar tan enojado.  —No quiero ser una molestia, ni que nadie se quede sin trabajo, por mi culpa. — Gael la miraba como si fuera de otro planeta. Por lo que con voz más dulce le respondió.  —Tú no tienes la culpa de nada, cuando las personas te agreden solo porque quieren ellas son personas malas, ellas son las personas culpables, no tú, y me alegra que te hayas defendido, tienen que aprender a no meterse contigo. — la sonrisa tan sincera y pura que le dio Audrey le llegó al corazón a Gael. Esa mujer parecía un pequeño ángel. Gael miró el lugar y vio lo limpio y reluciente que estaba todo — todo está muy impecable, eso me gusta.  —Gracias, es mi trabajo que las cosas se vean así, de hecho, ya estaba terminando aquí, iba a ayudar a Lili, afuera, me dijo que el lugar tiene que estar perfecto antes de que abran.  —Y así es. Pero se que no es necesario que te lo digan, haces las cosas con mucha dedicación y entrega, nadie había limpiado tan bien mi oficina. — Audrey se sonrojó.  —Gracias, me voy, tengo cosas que hacer. — Gael asintió, cuando ella se giró no disimulo en mirarle las nalgas. Pero ella lo sorprendió viéndolo cuando se giró de improviso. Cosa que a él no le importó. — ¿Puedo hacerle una pregunta? — su voz nerviosa y asustada le intuía a Gael que era eso que iba a preguntar, por lo que simplemente asintió. —¿Cuándo dejará que mi padre se vaya de aquí? — él se alzó de hombros.  —Aún no lo sé, no está colaborando, así que no pienses en eso, además no lo tengo muriéndose de hambre. Ahora ve a trabajar.  — Sí señor. — Audrey iba de salida cuando chocó con Mason, él le sonrió amablemente, ella solo siguió su camino.  —Miren, pero si el jefe ya decidió bajar a mostrar su hermoso rostro.  —Idiota. Dónde está Rachel e Indiana, porque intuyo que ella es la otra que llegó a insultar a Audrey.  —Intuyes bien amigo. Pero ahora no vas a verlas. Porque las suspendí por una semana y sin paga.  —Bien, te apoyo, pero ahora no sé quién podrá ayudarme con lo del aniversario.  —¿Qué tal si le preguntamos a los empleados y la idea que más guste, esa escogemos. — Gael lo miró y sonrió.  —Eres un puto genio.  —Ya lo sabía. Ahora te pido que pienses antes de ver dónde metes tu gusanito, porque te he dicho miles de veces que esas dos arpías van a traerte problemas.  —Lo sé, voy a encargarme de eso, no va a volver a ocurrir, y para que te quede claro, lo mío está muy lejos de ser un gusanito, es más una anaconda. — Masón se carcajeó al oír a su amigo. — Ven vamos que quiero comer algo. — ambos salieron de ahí entre risas, ya verían qué harían para el aniversario. 
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