Anne acaba de quedarse dormida recostada en la mesa, y sobre su espalda está Paul mucho más profundo que ella, Nathan toca la puerta y la empleada les abre, él solo bosteza muy fuerte con su boca bien abierta.
—¿Ellos dos qué? —Nathan le pregunta a la señora del servicio, ella alcanza a dar un brinco en sus hombros, puesto que Nathan jamás les dirige la palabra.
—Deben estar agotados señor se cansaron de esperarlo. —Ella se retira, por miedo a sentir que hablo de más.
—Que los suban a las recámaras a cada uno, sin hacerles ruido. —Nathan da sus órdenes, para que después sigan con él, su ego cada día se va acabando más pues siempre necesita de los que más desprecio—. Estoy bien aquí.
—Sí jefe. —Nathan entra a la recamara de su hijo, todo para darle un beso, desde que su esposa falleci
