Es el amanecer que más ha visto Olivier resplandeciente, él entra al bar justamente a su oficina, buscando los documentos que por nada en el mundo pueden pasar por los ojos de su hijo. Olivier enciende la chimenea y los comienza a lanzar sintiendo deleite.
«Ni la entrometida de Claudine podrá ser beneficiada, porque esto no existió» Olivier piensa.
En tanto que a pocos metros está Nathan, con una bolsa de papel regalo en su mano, llegando hasta donde está Paul con Anne. Ella cuando lo ve busca salir de inmediato.
—Anne quédate por favor —Nathan habla suavemente.
—Está bien. —Ella está manteniendo bastante orgullo, su frialdad hacia él es precisamente la que más lo demuestra.
—Te traje esté obsequio para ti hijo, aunque no tienes que darme las gracias a mí, es mejor que tengas esa
