Digamos que ser una eterna soltera, me ha hecho tener un poco más abiertas las posibilidades, en cuanto a explorar nuevas cosas, pero no cuando es así, forzado. Tomo por los hombros a la rubia y la alejo de mi. Me sonríe con picardía, mientras su mirada se va directo a mi entrepierna, que tiene vida propia. «¿Cómo carajos me pasa esto, si no me siento excitada?». —Gracias, pero no —Levanto ambas manos en señal de rendición, esperando que mi “mini-me” deje de apuntar hacia la rubia. —Creo que tu cabeza y tu cuerpo, no se ponen de acuerdo —Se muerde el labio y bufo. —Hombres… ya sabes como somos —Me encojo de hombros—. Nos calentamos por cualquier cosa —La chica frunce el ceño, ofendida y me doy media vuelta para volver donde mis amigos. Sam y Katty, me observan al acercar