Un ruido en la sala, me despierta, así que marco 911 y sostengo el móvil para llamar de inmediato, en caso de ser necesario. Me levanto rápidamente y en puntas de pie, me acerco para mirar, hasta que veo una mano en el ventanal, por lo que pego un grito, encendiendo las luces. —¡Soyyyyy yoooo, Daaaaan! —grita Sam por la ventana, arrastrando las palabras. Mis alertas saltan de inmediato, por lo que dejo el móvil en la isla y corro a la puerta, para abrirle y hacerlo pasar. —¿Cómo es que condujiste hasta acá? —Lo regaño, una vez que lo dejo entrar. Tiene sus tacones en las manos, el maquillaje corrido y las medias de red rotas—. ¿Estás bien?, ¿qué pasó? —pregunto alarmada. —Jeff, era todo un loquillo —Se ríe, mientras hipa. —¿Cómo llegaste acá? —insisto, y ya que no tengo respuesta, s